Pasada la resaca de las
Jornadas de Investigación que os presenté hace poco, y de las cuales todavía estoy recapacitando y extrayendo conclusiones que pueden dar lugar a interesantes y muy necesarios debates (os adelanto: puede decirse que fueron un éxito, nos divertimos mogollón, y además aprendí muchísimo en muchos sentidos), me dispongo a poner por escrito mis impresiones. Pero antes, para revitalizar un poco al amigo Jindetrés, aprovecharé que hoy es un día especial para publicar una emotiva chorrada.
Se trata de... ¡mi cumpletesis! Sí amigos, hoy justo hace ya 4 añazos estaba yo pegándome un merecido fiestón tras un día lleno de emociones. Ya hemos hablado muchas veces de lo pesados que nos ponemos los
dostores con la lectura de la tesis, la cual se celebra como un bodorrio y de la que se recuerdan los años que duró como antaño se recordaban las anécdotas de la mili. El caso es que este año mi intención era hablar de mi trabajo de tesis un poco en serio, inspirado por un
muy recomendable post de Copépodo, pero una vez más el tiempo ha jugado en mi contra y bueno, aunque intentaré no dejar que lo que iba a escribir se pierda en el limbo de los posts, no prometo nada; así que para no dejar pasar la fecha como me pasó el año pasado, os comentaré un par de detallitos graciosos de mi tesis que a los más comiqueros seguramente os harán gracia.