Al hacer
ciencia todo debe quedar reflejado en el cuaderno de laboratorio. Al preparar
una pócima (literal o metafóricamente hablando) debe quedar debidamente
registrado cada ingrediente, su procedencia, el orden en que lo añades, el
tiempo de cocción, la temperatura y las palabras mágicas exactas. La detallada
receta, si funciona en su cometido, se convertirá en Protocolo y se erigirá
inevitable y sagrada hoja de ruta que asegurará que tú u otra persona pueda
repetir tamaño elixir (o resultado experimental) cuantas veces quiera en
cualquier lugar y en cualquier momento… y serás feliz y comerás perdices… pero
solo en teoría como si de un puñetero cuento se tratase.