jueves, 28 de mayo de 2009
El fenómeno de plegamiento-dilatación anormal del tiempo
martes, 26 de mayo de 2009
COSAS QUE SABER Y RECORDAR
Creo en el DNA todopoderoso
creador de todos los seres vivos
Creo en el RNA, su único hijo,
que fue concebido por obra y gracia de la RNA polimerasa
Nació como transcrito primario
padeció bajo el poder de nucleasas, metilasas y poliadenilasas.
Fue procesado, modificado y tansportado.
Descendió al citoplasma
a los pocos segundos fue traducido a proteína.
Ascendió por el Retículo Endoplásmico y el complejo de Golgi
y está anclado sobre la membrana plasmática
a la derecha de la proteína G.
Desde ahí ha de controlar la traducción de señales
en células normales y apoptóticas.
Creo en la Biología Molecular,
la terapia génica y la biotecnología,
en la secuenciación del genoma humano,
la corrección de mutaciones,
la clonación de Dolly
y la vida eterna
AMÉN
...Y tampoco un recopilatorio de los principales axiomas de la ciencia:
Ley de Murphy: Si algo puede ir mal, seguro que irá mal.
Teorema de Patrick: Si el experimento funciona, señal de que está usando un aparato equivocado.
Constante de Shinner: Es aquella cantidad de multiplicada, dividida, sumada o restada del resultado obtenido, nos da el resultado deseado. Postulado de los cinco dedos: La experiencia aumenta con el número de aparatos que uno estropea.
Ley de Fapple (sobre la perversidad de los objetos inanimados): Todo objeto inanimado, prescindiendo de su composición o configuración, se puede esperar que se estropee siempre de una manera totalmente insospechada y por razones que son enteramente oscuras, o mas bien absolutamente misteriosas.
Regla de Betterin: Cuando algo no funciona, siempre lo hace por una razón diferente de la que uno piensa que no funciona.
Axioma de Allen: Cuando todo falla hay que leer las instrucciones. Corolario de la compensación: Un experimento se puede considerar un éxito si no más de la mitad de las medidas observadas deben ser desechadas para obtener cierta correspondencia con la teoría.
Ley de Humperson: La probabilidad de que suceda un determinado evento es inversamente proporcional a lo deseable que sea el mismo.
Regla del material: Los suministros necesarios para el experimento de ayer deben ser pedidos no más tarde de mañana al mediodía.
Principio de las piezas dispersas: La accesibilidad para recuperar piezas caídas de la mesa varía directamente con su tamaño e inversamente con su importancia para completar el trabajo empezado.
Factor de futilidad: Ningún experimento es nunca un completo fracaso; puede servir como un contraejemplo.
Ley de Anderson: Nunca se rompe nada de lo que se tiene recambio.
viernes, 22 de mayo de 2009
recordad compañeros de pipetas...
No se llega al alba sino por el sendero de la noche...O... como diríamos en mi poblado:
Pa comer jamón hay que matar el cochino
miércoles, 20 de mayo de 2009
Our joy in a well
martes, 19 de mayo de 2009
Geniloquio de la primera metionina
Hoy tenemos el honor de presentar una aportación externa, por cortesía del mismísimo Dr. José Conrado, eminencia en numerosísimos campos de la ciencia en general y de la biología en particular. Para aquellos que no le conozcan, son suyas la mayor parte de las aportaciones al no menos prestigioso blog de divulgación científica Current Revolution. Se trata de un Geniloquio, una nueva forma de comunicación que haría las delicias de las agencias de contraespionaje de todo el mundo, pero que por ahora sólo tiene el potencial de convertirse en el "idioma universal en el no tan distante futuro biotecnológico", según reza en el propio comunicado del citado blog.
Agradezco desde aquí al Dr. Conrado y le animo a seguir colaborando activamente con nosotros.
Sin más preámbulos, damos paso al texto:
ABUSO Y BESO DE
(Preámbulo: inspirada por la sed, la beba Ángela empieza a balbucear y descubre su primera metionina. Stop. Luego la beba bebe y le lanza un beso de bebé a su madre)
Beso genético:
[AUG] GCA AUG GCA AUG GCA AUG GCA AUG GCA AUG GCA AUG GCA AUG GCA AUG GCA AUG GCA GCA [UGA] [GUG] [UGU] [MUA]
Beso proteico (nutritivo tras el descanso):
[Met] Ala Met Ala Met Ala Met Ala Met Ala Met Ala Met Ala Met Ala Met Ala Met Ala Ala [Stop] [Leu] [Cys] [BESO]
Beso poético:
¡AUGA, MAMÁ, MAMÁ!
¡MAMÁ, MAMÁ, AUGA...!
GU, GU, GU…
¡MUÁ!
(para saciar la sed sin dejar de trabajar: abrir bien los ojos y ver como beber)
domingo, 17 de mayo de 2009
FOTCIENCIA 2008
Ale, a disfrutarlas.
miércoles, 13 de mayo de 2009
Batablanca - Capítulo 2: El tercer enzima
lunes, 11 de mayo de 2009
Batablanca - Capítulo 1: “Tócala otra vez, Bam”
Aquél no era un lugar corriente. Todo parecía indicar que, hicieras lo que hicieras, te encontrarías con problemas. Bien, pues yo no era tampoco un investigador corriente. Y si algo sabía manejar, eran los problemas.
Iba siguiendo la pista de un tipo peculiar. Pocos habían tratado con él directamente, pero su fama se había extendido cual reguero de pólvora. Al parecer, si estabas interesado en restricciones, no podías elegir a alguien mejor: cortes limpios, rápidos y sin testigos. Cuando se trataba de preparar el camino para una ligación, Jindetrés era el mejor. Pero había ido demasiado lejos. Nadie supo nunca si algún pez gordo manejaba los hilos, si se había dejado llevar por una suma inmensa o simplemente se había vuelto loco de la noche a la mañana. Lo único que estaba claro era que, desde hacía meses, el caos predominaba en todos los eppendorfs del laboratorio; fragmentos de DNA cortados inespecíficamente, altercados en reacciones de PCR, degradaciones por todos lados. No, no era normal. Y no se me ocurría qué pez gordo podía estar interesado en semejante locura. Si me preguntáis mi opinión, ese tipo definitivamente había perdido la chaveta. Demasiado magnesio, un tampón en proporción inadecuada, quién sabe. Tampoco puedo decir que me importara, pero lo que sí me importaba era la buena pasta que podía ganarme si entregaba a ese demente, vivo o desnaturalizado. No había un rastro claro que seguir, dado el caos reinante. Todas las proteínas estaban bastante atemorizadas (por no hablar de los fragmentos de DNA supervivientes, que apenas eran capaces de insertarse en ningún vector), así que lo más lógico era dirigirse a aquél antro donde me encontraba. La taberna de Sac, en el eppendorf más asqueroso del laboratorio (cuentan las malas lenguas que se encontraba en una gradilla cuyo color original era imposible adivinar, escondida en lo más recóndito de la más vieja nevera), era el lugar ideal para obtener información. El cartel luminoso, donde los tubos fundidos apenas permitían leer “Sac II” (la primera taberna de Sac resultó totalmente destruida en un golpe de vórtex demasiado largo), auguraba un local de pocas exquisiteces y refinamientos. Metí las manos en los bolsillos de mi ajada bata blanca, y entré.
Estaba claro que el tugurio era idóneo para mis propósitos. En las mesas, enzimas de restricción de toda índole trapicheaban, reían o bebían en solitario. Alguna otra proteína despistada, a la que no importaba ser objeto de todas las miradas, se había dejado caer por allí también. Pude distinguir rápidamente un par de ligasas, y al fondo del local una fosfatasa alcalina que discutía acaloradamente con un plásmido religado.
Una voz me distrajo de mi examen del local, una voz muy familiar.
- Cuánto tiempo sin verle, jefe.
No podía creerlo. Me giré sin poder disimular una sonrisa.
- Bam, viejo bribón, no me extraña encontrarte en este tugurio.
No me recrearé demasiado en contaros cómo fue aquél encuentro. En fin, ambos éramos tipos duros, y jamás hubiéramos demostrado cuánto nos alegró habernos encontrado de nuevo, de modo que chocamos brevemente nuestros extremos carboxilo. A continuación estuvimos un rato sentados, bebiendo y recordando viejos tiempos. Maldita sea, siempre fui un lobo solitario, pero encontrarme con aquél canalla ciertamente me había alegrado el día. Bamacheuno era la única enzima en todo el microverso que nunca me había dado la espalda, ni en mis momentos más bajos, que no han sido pocos. Cuando la música del local cesó de repente, y vi que el pianista se marchaba, nuestras miradas se cruzaron. Ambos sabíamos lo que le iba a pedir.
- Bam, viejo amigo…
- No, jefe, lo siento. Sabe que siempre es mala idea…
- ¡Maldito polipéptido! – bramé, descontrolado- ¡Te lo estoy pidiendo! No hagas que me cabree o…
En el fondo, a él le apetecía tanto como a mí. Los viejos tiempos eran los viejos tiempos, y si por algo dolía tanto recordarlos, era porque habían sido jodidamente buenos. Sin más dilación, se levantó y se sentó al piano. Instantes después, las notas hicieron resonar mis enlaces como hacía tiempo que nada lo conseguía. Tocó la misma canción, una y otra vez, hasta que se dio cuenta que me estaba afectando, tal vez demasiado. Podía parecer una simple enzima de restricción, pero bajo esa apariencia se escondía un auténtico sabueso. Se detuvo y me espetó:
- Bien, hemos recordado los viejos tiempos. Antes de que se hunda en su bebida y olvide lo que ha venido a hacer, creo que debería contarme lo que busca.
Se lo debía. Había pasado muchas penurias siendo mi compañero, y aunque se le veía viejo y fosforilado, qué narices, yo mismo no me encontraba en mi mejor momento. Para ser sinceros, tenerlo como ayudante en este caso podía llegar a ser una buena estrategia. Así que me acerqué al piano, me senté a su lado, y le puse al día. Cuando terminé, simplemente me dijo:
- De acuerdo. Puede contar conmigo. ¿Por dónde empezamos?
- Te diré lo que haremos, viejo amigo. Vamos a interrogar hasta el último polipéptido, plásmido y producto de PCR que encontremos en este sucio rincón del eppendorf. Vamos a seguir el rastro de ese bastardo aunque nos lleve hasta el mismísimo proteasoma, pero antes, vas a hacer una última cosa por mi.
Apuré mi bebida y golpeé la mesa con el vaso vacío, al tiempo que le imploraba con ojos vidriosos:
- Tócala otra vez, Bam.
Continuará…