viernes, 23 de junio de 2017

Un garbeo por Gravity falls

Hoy os traigo una reseña especial. He sentido la necesidad imperiosa de escribir sobre una maravilla de serie, constituida por dos temporadas de veinte episodios cada una y que conforman un todo homogéneo, coherente y, en definitiva, una narración asombrosamente bien ejecutada. Es una serie capaz de emocionar, de atemorizar, de hacer reír hasta la carcajada. Con personajes que pasarán para siempre a formar parte de nuestro corazoncito, y que nos retrotraen a lo mejor de los seriales o películas de nuestra infancia, haciéndonos sentir esa maravillosa sensación que solo se siente cuando eres un crío para el que los problemas y vicisitudes de la vida adulta no son más que una sombra lejana. Todos los adultos de este planeta deberían sentarse a ver Gravity Falls, desde el primero hasta el último de sus capítulos, y dejarse llevar durante lo que podría resumirse como el verano más alucinante, asombroso e inolvidable de toda una vida. Pero muchos, muchísimos se perderán esta maravilla, porque es una serie de dibujos animados. Dibujos de la factoría Disney, protagonizados por niños pequeños, con una temática aventurera y fantástica. Pero hay tanto, tanto más debajo de esa aparente nimiedad, que necesito escribir sobre ella. Quiero compartir la emoción y el entusiasmo que he sentido durante estas semanas, en las que aguardaba el final del día para deleitarme con uno  o dos capítulos que me alejasen durante apenas media hora de la locura y el vértigo del día a día de investigador profesor pluriempleado padre de familia y aficionado a la divulgación. Demasiadas facetas como para, además, dejar morir al niño que llevamos dentro. Con este visionado he alimentado a ese niño para todo el año. Y quiero compartirlo con todos aquellos que pudieran beneficiarse igualmente de semejante terapia.

Os invito a venir conmigo, subiros a un autobús medio vacío y acompañarme a esa remota localidad donde suceden cosas extrañas... démonos un garbeo por Gravity falls.



Nota: considero la reseña sin espoilers, pero si queréis disfrutar de verdad de la serie, NO SIGÁIS LEYENDO: id a verla, y luego volvéis. Lo agradeceréis.

martes, 13 de junio de 2017

Fin de la Segunda parte: sin regreso.

Por alguna razón siempre cambio de tercio por esta época del año. En una ventana del calendario muy muy cercana a mi llegada a estas tierras. Efeméride que mi señora madre celebra como la antítesis de mi cumpleaños. Y para seguir la tradición aquí traigo unas notas chabacanas y algunas reflexiones absurdas sobre mi segundo postdoc. Un periodo de pelín más de 4 años, entre las paredes de uno de los institutos del todopoderoso Max Planck alemán.