domingo, 30 de junio de 2013

Vivir sin ciencia no es mi problema, es el de todos

El pasado 14 de junio los investigadores salimos a protestar, sí, otra vez, por la situación de la I+D en nuestro país. Aunque no fue una movilización tan multitudinaria como la anterior (al menos a nivel de Valencia), sí acudieron bastantes medios de comunicación de prensa escrita, radiofónica y televisada. En el lugar de los hechos tuve la oportunidad de expresar mi opinión y mi punto de vista al respecto de la situación de la investigación frente a los mentados medios, al igual que muchos de los compañeros que allí nos manifestábamos. Y de mi interacción con estos medios, una vez visto en qué han quedado las palabras que transmití, extraigo una serie de conclusiones que voy a intentar poner por escrito, más que nada porque esto me ayuda a reflexionar aún más, y por desahogarme un poco. 

A pesar de soltar un rollo considerable, haciendo hincapié en por qué la investigación, la ciencia y la tecnología son los pilares de nuestra sociedad y están tambaleándose ante el desprecio y la indiferencia de políticos, ciudadanos y de los propios científicos (sí, hay que dar palos a todo el mundo y en este post no se escapa nadie), no sólo me insistieron en que contara en qué me afectaban los recortes "a nivel personal"; sino que cuando se han puesto por escrito o televisado dichas declaraciones, es éste y precisamente este el único fragmento de toda mi diatriba que ha trascendido: que si me quedan pocos meses de contrato, que si mi investigación en concreto puede quedar totalmente detenida, que no hay buenas perspectivas a la vista... Cuando las cámaras/micrófonos se centraron en mis compañeros más jóvenes, lo que trascendió fue lo mismo: Aquí no hay nada, habrá que irse... Me tengo que ir a hacer la tesis fuera, aquí ya no hay ni becas... No sé, si me voy, si podré volver...

El minuto de gloria de Dr. Litos. Todavía está esperando que lo llamen de Sálvame.

lunes, 17 de junio de 2013

El extraordinario caso del chapapote en el pañal

Este post está dedicado con cariño al amiguete Moisés, quien supongo que ya se habrá enfrentado, o si no lo hará en breve, a episodios parecidos al que se narra. ¡Enhorabuena compañero!

El relato que prosigue no es apto para timoratos ni para personas de mente impresionable. Se trata de acontecimientos que muchos desearían no conocer jamás, donde se sugieren imágenes capaces de perturbar el sueño de incluso aquellos que se vanaglorian de poseer espíritus inquebrantables. Pocos rincones quedan sobre la faz de la Tierra capaces de albergar misterios para el ser humano moderno; no obstante, apenas alcanzamos a vislumbrar los terribles horrores que se ocultan tras el esparadrapo que cierra el pañal del recién nacido. Todos hemos escuchado narraciones extraordinarias en torno a este dispositivo del diablo: anécdotas terribles plagadas de fluidos y excrementos de inenarrable repugnancia, viscosa consistencia y coloraciones imposibles; cuentos de padres primerizos sobrepasados por kilos y kilos de desechos, bolsas de pañales usados rebosantes de una inmundicia que ni los más expertos profesionales municipales se atreven a recoger en las noches de luna llena. Pero por encima de todas estas anécdotas, algunas rozando la leyenda urbana, se alza el truño misterioso y esquivo conocido como... el meconio.

No, no es un meconio; no podía mancillar la cabecera del post con semejante ignominia así que he echado mano de esta simpática caca toriyamesca que confeccionó nuestra amiga Xofa y que regalé a nuestro amigo Eulez como nos cuenta él mismo.

viernes, 7 de junio de 2013

#JoF Nº10 ¡no se lo pierdan, pardiez!

 
Recién salido del horno del Maestro Hornero Quique Royuela (@eroyuela) y sus acólitos nos llega este nuevo número de la revista de divulgación online, gratuita y en castellano Journal of Feelsynapsis. Una vez más, cargada de artículos multidisciplinares, variados en tono, profundidad y temática, para disfrute y deleite de personas de ciencias, de letras, de números y de símbolos. Genética, vulcanismo, virus, biografías de mujeres de ciencia, astronomía, divulgación en las aulas, ciencia en el Renacimiento, productos naturales y medicina, neurobiología, biología molecular y filosofía, y las secciones habituales JoF en las aulas y Las letras de Galiana. ¡Hasta muertos vivientes! Y si todo esto no les incita a lanzarse como locos a su lectura, muchos no podrán resistirse a su sugerente portada en la que se nos muestra un gigantesco PEZÓN:

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