viernes, 29 de abril de 2011

El Principio de Precaución

Hace unas horas, mientras leía el periódico (actividad insana y deprimente donde las haya) ha habido un artículo que ha producido un incremento en la actividad sináptica de mis neuronas, y no era por la noticia: el desarrollo de vacas modificadas genéticamente para producir leche más semejante a la humana, que sea más apta para lactantes tanto nutricionalmente como porque les aporte cierta protección contra algunas clases de patógenos (más información aquí); el hecho que ha llamado mi atención ha sido el argumento de los grupos opositores contra esta aplicación en particular y contra los transgénicos en general: el principio de precaución.
Ejemplificación del principio: si por miedo a que se quemara el Windsor no hubiéramos utilizado el fuego, ahora no estaríamos donde estamos (imagen y concepto gracias al profesor de Bioquímica y Biología Molecular de Plantas de la UPV, Óscar Vicente)

jueves, 21 de abril de 2011

Batablanca - Capítulo 9: Jindetrés sale

ANTERIORMENTE EN BATABLANCA: Reunido con Bam en la taberna de Sac, Batablanca cuenta cómo su antiguo compañero de misiones intracelulares, Exbauno, perdió los estribos cuando Batablanca se enamoró de Malina. La seductora proteína había interferido entre los dos compañeros, y el inestable triángulo acabó con una pelea entre Batablanca y Exbauno, que fue equívocamente dado por muerto.  En realidad, Malina se vio obligada a ocultar que Exbauno seguía vivo (bajo la nueva identidad de "Jindetrés") por temor a las represalias de éste. Las revelaciones terminan con Batablanca afirmando que sólo pueden encontrar a Jindetrés si se fían de Malina, que les promete llevarles hasta él (Capítulo 6: Copas, revelaciones, y un desafío). Nuestros héroes son pipeteados en una transfección, y consiguen entrar en la célula gracias a la ayuda de JAK, un viejo colaborador de Batablanca. Sin embargo, su entrada no pasa desapercibida y una repentina activación del receptor, con la subsiguiente cascada de fosforilaciones, está a punto de acabar con ellos (Capítulo 7: Buscando a JAK).Una vez infiltrados en la célula, avanzan por la red de microtúbulos, pero son detectados por anticuerpos que están a punto de acabar con Malina, rescatada por Bam en el último momento. Tras detenerse a recapacitar, nuestros héroes deducen que Jindetrés se debe encontrar en el núcleo, desde donde ha estado controlando lo que sucedía en el interior de la célula. Así pues, se dirigen hacia allí, pero una vesícula que partía del retículo engloba a Bam y se lo lleva en transporte retrógado. Aunque Batablanca sale en su ayuda, no consigue alcanzar a la vesícula, que se pierde en la lejanía. Batablanca, iracundo, regresa a los alrededores del núcleo y desafía a Jindetrés a salir de su escondite (Capítulo 8: Extraños en un microtúbulo). 


 Por más que repitiese mi desafío, no obtenía respuesta. El ir y venir de vesículas seguía su curso, y los complejos se ensamblaban y desensamblaban a mi alrededor, aparentemente indiferentes ante lo que sucedía. En más de una ocasión creí que una de las vesículas se abriría de repente, para mostrar a Jindetrés en su interior, pero en ningún momento sucedió. Estaba a punto de rendirme y darlo todo por perdido, cuando lo vi.

En lo alto del núcleo,  junto a un poro nuclear donde las nucleoporinas bullían todavía, Jindetrés miraba en mi dirección, en silencio. Desde esa distancia no podía decirlo con seguridad, pero tenía la impresión de que no se encontraba nada alterado. En absoluto. Ese maldito bastardo... siempre admiré su templanza, sus nervios de acero en situaciones límite. Cuando trabajábamos juntos, era una gran ventaja; ahora... bueno, ahora sencillamente daba pánico.

viernes, 15 de abril de 2011

Hoy es mi cumpleaños, o ¿dónde están los Frikis?

Sí, hoy es mi cumpleaños, pero no aquél que el devenir de los días marca a fuego en mis células madre. Tal semana como ésta hace un año llegué a esta tierra Teutona. He contado aquí las peripecias más o menos absurdas y/o cómicas de los primeros días y meses, pero tras un año en las germanias, y aunque no soy dado a hacer balances, hoy lo voy ha hacer de la experiencia aquí, intentando dejar al margen episodios de ira por nuestra situación futura y usando algunas anécdotas y sucesos acumuladas en estos meses. Téngase en cuenta, sin embargo, que hacer balance para alguien con desequilibrios mentales transitorios (como no podía ser de otro modo en este blog) no es fácil.

martes, 12 de abril de 2011

El primer hombre en el espacio

Creo que puedo decir sin ninguna duda que lo más impresionante fue el cambio del cielo. El paso tan inmediato del pálido color de la mañana hacia un negro salpicado de estrellas que aparecían súbitamente fue algo que nunca olvidaré. Es cierto que la ingravidez es una experiencia increíble, pero me había entrenado para ello y la había experimentado, al menos parcialmente, en los vuelos preparatorios, de manera artificial. Pero no me sorprendió tanto como la sensación de haber dejado atrás el planeta. Por la pantalla del monitor veía todavía la superficie, no muy distinta de una de esas fotos de satélite tan comunes para cualquiera; pero lo que veía ante mí no era comparable a ninguna foto, ninguna representación por muy detallada que fuese. Había anticipado tanto este momento, que temía me defraudase; tal vez los lectores hayan sentido alguna vez ese despago, ese momento largamente anticipado que cuando por fin tiene lugar resulta ser más anodino y menos especial de como lo habíamos imaginado. Pues bien, ése era uno de mis mayores temores: imaginaba que la fuerte sujeción al asiento, los nervios del despegue, la tensión de la aceleración inicial me dejarían anonadado e incapaz de disfrutar del espectáculo; nada más lejos de la realidad. Era imposible obviar tanta belleza.

Alejé mi mirada de la superficie del planeta, que se deslizaba lentamente a la izquierda de la ventanilla, para encontrarme frente a la imponente luna. Algún día, me dije, otro afortunado pisaría aquella superficie. Gracias a la puerta que acabábamos de abrir, algún día podríamos contemplar la esfera de nuestro planeta natal desde diferentes puntos de vista, no sólo desde la órbita en una rudimentaria astronave como aquélla en la que me encontraba, sino desde otra superficie rocosa como la de la luna que brillaba frente a mí o la de su compañera, al otro lado del planeta. Me pregunté, en mitad de mis divagaciones, si mi nombre sería tan recordado como el del primer humano que pisara Fobos o Deimos. Pero los misterios de la Historia son eso, misterios; probablemente nunca llegaríamos a saber quién fue en realidad el hombre que dio nombre a mi nave y a mi misión. Misión que me había convertido en el primer hombre lanzado a la órbita de Marte, tras siglos desde que el primer humano hubiera pisado su roja y estéril tierra. Siglos  de oscuridad y retroceso, más otros tantos años de continuos y revolucionarios avances tecnológicos, ocultaban las pistas de los primeros cosmonautas, pues desde que el ser humano abandonó la Tierra se había perdido gran parte del testimonio de sus días en ella. Nunca sabremos si fue el primero en hollar la luna de los terráqueos, en abandonar su planeta, o sencillamente en mirar al cielo y distinguir los cuerpos que orbitaban alrededor del mismo sol que hoy me deslumbra. Sólo quedó constancia de la importancia de su nombre, de que en algún momento ese nombre quedó asociado al espacio, a la liberación del hombre de sus ataduras, a la realización de un sueño.

Me han pedido que escriba estas líneas para dejar registradas mis sensaciones tras esta misión tan importante. Para que no vuelva a acontecer el olvido de las hazañas que muestran de lo que es capaz el ser humano. Soy el testimonio viviente de que una civilización es capaz de volver al lugar alcanzado años atrás: hemos vuelto al espacio tras siglos de condenación a un planeta que nunca fue el origen de nuestra especie, por mucho que lo hayamos hecho nuestro. Tal vez gracias a estas palabras algún día mi nombre será recordado, y bautizará a una nueva astronave que lleve a los descendientes de nuestra especie más lejos aún hacia las estrellas, al igual que Yuri Gagarin, fuese quien fuese, prestó su nombre a la nave que hoy me ha permitido ser parte de la historia.




Esta entrada es un modesto homenaje a Yuri Gagarin, el primer hombre que viajó al espacio el 12 de abril de 1961, y forma parte de la iniciativa de la Yuriesfera.

domingo, 10 de abril de 2011

De Patatins y otros nombres inverosímiles, por El Lechero

Queridos amigos, hoy tengo el honor de presentaros una contribución de nuestro exiliado amigo El Lechero, que muchos conoceréis como habitual comentarista y uno de los principales impulsores de la demencial idea darwínica. Humilde como todo buen científico, El Lechero nunca ha querido firmar oficialmente como autor del blog y se limita a colaborar en la sombra, así que me ha mandado un fantástico texto para que lo publique en su nombre (como también hicimos en esta otra ocasión con otros amigos exiliados en Alemania).

Sin más dilación, les presento, recién llegado de los USA, ¡El Lechero!:

 A falta de definir la estructura tridimensional de las protagonistas de este artículo, 
me he tomado la libertad de ilustrar el post con esta imagen metafórica.

martes, 5 de abril de 2011

Al bocata, sin bata

Es una agradable mañana de una recién estrenada primavera. La temperatura, ni demasiado fría ni demasiado cálida; el día es luminoso, sin llegar a deslumbrar. Sopla una suave brisa, que se recibe en el rostro con alegría. La ciudad recién despierta bulle con el ir y venir de la gente: la zona universitaria presenta su propia fauna, especialmente en los alrededores del Hospital, donde los trabajadores se mezclan con pacientes, estudiantes, y otros transeúntes de diversa índole.

 Durante el habitual proceso de documentación googlélica para el post, 
me encontré con esta interesante revelación: ¡nos han plagiado a Batablanca!

viernes, 1 de abril de 2011

Filosofía de capa y espada: ética en la ficción

¿Qué tienen en común el manga, el cómic, la ciencia ficción y la literatura fantástica? La lectura o visualización de la mayoría de obras perteneciente a estos géneros es considerada por la mayoría como un divertimento para mentes infantiles, o impropios de un individuo adulto pero, dejando a un lado disparos y explosiones, ¿pueden este tipo de obras aportarnos algún valor más edificante?