jueves, 29 de abril de 2010

CUADERNO DE BITÁCORA

…Fecha Es-tela-rrr 09042010… A la letra, Banchsinger PhD.
Después de 1,55 días en el, antes conocido como, planeta Prusia inicio la primera entrada en el diario:
1-Después del aterrizaje de la nave interestelar Germanwings, tome un de los transportes más extendidos del planeta, y tras ello sufrí uno de esos extraños fenómenos cósmicos que solo ocurren una vez cada millón de años… un tren alemán, en el que yo era me hallaba, llegaba a destino 10 megaminutos tarde. Uno de los habitantes del planeta venía a recogerme… pero ya en el transporte me di cuenta de que no sabía cuál de ellos y tampoco tenía manera de comunicarme con el…por Andrómeda… me lo crucé de milagro… bendito sea Spok. Después todo siguió cauces correctos y rápidos.
2-LLegada la tarde, amablemente mi guía autóctono me llevo en su transporte a mis aposentos… no sería tan autóctono cuando estuvimos 1 hora, casi…, buscando el aposento de los cojones… que!!, al final encontré yo… pero para remediar tal afrenta (de si mismo para su honor en sí mismo) mi acompañante ejecutó la siguiente acción: me avisó desde la distancia de que iba a por su vehículo para acercar mi equipaje, que pesaba como una enana blanca… y la fémina, porque era tal la pequeña secretaria… Al rato de imaginarla intentando entrar la furgoneta por la puerta del complejo, restringida al paso con pilastras de acero, me la veo que llega con todo el equipaje que pesaba el doble que su masa corporal arrastras y a pelo… where is the car?? I seid, and she seid…nouou it is very close (200mts). Y además la moza me acompañó a adquirir alimento por primera vez en este extraño mundo.
3-Volví ya solo al reposo del aposento, cojonudo aposento por cierto, igual que el enclave… ya lo veréis cuando os mande los hologramas (podeis mirarlos vosotros mismos: Kloster Wiblingen)… espectacular…, estoy como en casa, por aquí los tractores pululan como drosófilas en las practicas de genética, eso sí junto con los porches y los BMV… es un primor. Bueno que me voy de las coordenadas, a lo que iba... en esto que empiezo a desmontar mis posesiones y encuentro la locura… locuraaa!!!, tan cerca y tan lejos de mi a la vez…el espacio-tiempo que me unía a los víveres (jamón y lomo…) de mi preciado planeta, que traje con migo, quedaba dilatado hasta el infinito por la pedida de la llave que daba la entrada a la enana blanca…, SÍ!, había perdido la puta llave del candado-ito de la maleta, cancerbero pequeño pero aguerrido que no podría romper sin mi más poderosa herramienta: mi navaja multiusos de acero y titanio… tool de tool, knife de knife… la señora de todas la herramientas… Salí a velocidad de curvatura, mapa estelar en mano, a ver si en el poblado existía la luna ferreteria… no hubo suerte… volví derrotado a la tienda donde antes había comprado los víveres. Mi idea, comprar aparejos de limpieza bucal y de menaje... y… o sorpresa vi un desmontable de bicicleta.. y le pregunte al tendero (con mi ingles de las lunas Jilokianas) que si tenía algo más robusto…y ni corto ni largo se agacha debajo del postrador y me presta un magnifico alicate, poderoso como un sol, intrépido como un Dios… que en mis garras se torno en agujero negro, devoró al desventurado candado como el huracán a la caseta de paja…. y cuando ya era feliz como una perdiz… mi dicha fue máxima, Why?, porque toco al timbre el vecino para presentarse con recatada rectitud inglesa, ofreciendo su ayuda en lo que fuese… y, en lo que yo menté mi procedencia salto cual jabalí y me dijo… coño si yo soy brasileño (la palabra coño puede no haber estado presente en la conversación original) y parlamos un rato en la lengua de Cervantes y para más INRI de cedió la llave del abismo cibernético…cuya entrada me era vetada por claves con mas bits que estrellas tiene la galaxia…
4- Y así puedo contaros mis andanzas, que han culminado hoy tras andar 3 horas sin descanso (dos de ellas perdido por obcecación propia y por no mirar bien el mapa ni hacer caso de las señales del cielo y de la tierra), después de haber hecho, gracias a la efectividad y dedicación del pueblo Alemán y Christiane (la secre), mas trámites burocráticos hoy, que en toda la carrera universitaria + doctorado juntos.
Apunte al margen (I): Sí, ya le he devuelto el alicate al de la tienda.
Apunte al margen (II): ¿Que qué hago en este planeta? Buena pregunta, "Hacer preguntas es prueba de que se piensa" TAGORE, Rabindranath

miércoles, 28 de abril de 2010

Reporteros ¡Jindetrés, sal! (10): desde la Tierra Media

Cuentan que, bien entrada la Tercera Edad del Sol, un grupo de fornidos aventureros, montaraces intrépidos sin temor alguno a estirpes de Orcos y Trasgos, se adentraron en las profundidades de los Bosques Monegros. Al frente de esta comitiva, Banchsinger, Hijo de Mörenor, dirigía a los zagales hacia un destino aciago que los encumbraría no sólo a la Cima de los Vientos, sino al más alto de los honores; pues sus hazañas serían cantadas por siempre, y registradas en las páginas del Mundo Virtual donde sólo los Valar han hollado.  


No fue ésta la primera comitiva de intrépidos en dirigirse a un escarpado pico para salvar el destino de muchos otros; resuenan aún en los cantos a la linde del fuego las historias que hablan de aquella comitiva formada por una curiosa amalgama de seres, tan distintos en procedencia como en tamaño y aspecto, cuyo valor y templanza permitieron salvar a la Tierra Media de la tiniebla y el yugo del Señor Oscuro. Años después, nuestro mundo sigue sediento de aventuras y fábulas de igual condición épica: las imágenes que acompañan estas líneas dan fe de cómo hoy día siguen produciéndose esas hazañas. Si bien los atuendos de los aventureros han cambiado, trocándose el mithril y la seda élfica en nylon y gore-tex, y el yelmo fastuoso en ligero protector craneal, el valor necesario para desafiar la peligrosa cima sigue siendo el mismo. La astucia de estos héroes, los montaraces de estirpe Téruelain, no conoce parangón: fueron capaces de burlar la presencia de los Nâzgul y atravesar las Cuencas Mineras de Moria, portando en todo momento la pesada carga que constituía el pergamino escrito en lengua de Mordor, robado de las mismas garras del pérfido Saruman en un intento de conjurar los poderes arcanos que le ganaron en otra era el favor de los Poderes Oscuros. 


Contemplad, pues, la gloria de los Téruelain, la majestad y el orgullo improntados en la faz de Banchsinger mientras alza sobre el horizonte el pergamino que jamás pondrá de nuevo en peligro a ninguna de las Comarcas que habitan los hombres.

Cerrando el ciclo, la historia se convierte en leyenda, la leyenda en mito...
... y el mito, en post.




domingo, 18 de abril de 2010

Entusiasmo científico, eslabones perdidos y titulares sensacionalistas


Es cada vez más frecuente abrir el periódico (vaya, menudo arcaísmo; debería decir leer el feed RSS o abrir una página web) y encontrarse con noticias de carácter científico que nos ilustran con los avances más relevantes en biomedicina, astrofísica, antropología... Por un lado esto es muy buena señal, y ayuda a que la barrera entre la sociedad y la comunidad científica se reduzca. Pero claro, la mala interpretación de los resultados o la prematura difusión de hipótesis no contrastadas debidamente da lugar a malentendidos bastante incómodos. En muy poco tiempo, han aparecido varias noticias que buscan el mismo titular impactante: descubrimiento de pruebas que apoyan la existencia de nuevas especies de homínidos, de “eslabones perdidos” entre el género Homo y sus parientes más cercanos. En ambos casos se trata de datos muy preliminares, todavía sin contrastar y de una repercusión mucho menor de lo que se anuncia a bombo y platillo. He leído en el interesante blog El PaleoFreak varias noticias similares, y en este enlace podéis encontrar otros fascinantes titulares recopilados por el autor del blog.

Yo, por mi parte, voy a proponer una posible explicación para este sensacionalismo, para quitar algo de culpa tanto a los periodistas como a los científicos que protagonizan estos malentendidos mediáticos. Para ello, me lo llevo a mi terreno, la investigación a nivel de biomedicina.

Situación: un hombre embatado sale de revelar una membrana de western blot, culminación de un experimento que ha transcurrido a lo largo de una semana, el cual ha surgido a raíz de una aventurada hipótesis, y que de salir el resultado esperado, puede abrir una línea de trabajo muy prometedora. El investigador en cuestión sale de dicha sala con una sonrisa en la cara, y al entrar en el laboratorio proclama a viva voz que su experimento ha sido un éxito; tal vez, incluso, se aventure a exclamar que el primer paso hacia una cura para la  enfermedad (x) haya tenido lugar. 
 
La alegría en este caso puede ser justificada, y cumplirse las mejores expectativas, o bien puede durar tanto como comprobar que:

a)    En realidad el entusiasta estaba mirando la membrana del revés
b)    Repasando el experimento, se da cuenta de que le falta un control crucial
c)    Al comprobar la posición de las muestras, resulta que se equivocó en la posición de los controles positivo o negativo (en caso de tenerlos) respecto a la muestra problema
d)    En el mejor de los casos, el resultado es correcto; sin embargo, jamás vuelve a reproducirse en posteriores repeticiones

(Pincha sobre la imagen para un tamaño decente)

Cualquiera de estas opciones, podría pensarse, deprimiría hasta la náusea al investigador desdichado, pero nada más lejos: es parte de la profesión, y él mismo, minutos después de proferir vítores y palabras de gozo, sabe que el aparentemente buen resultado debe ser meditado, repetido, contrastado y corroborado por distintas técnicas. Pero claro, tomemos ahora  por caso que en cada laboratorio existiese un reportero de plantilla (sería de extrañar, dado que apenas hay investigadores "de plantilla"), encargado de registrar los acontecimientos y de anotar los descubrimientos que se producen, para comunicarlos a la sociedad mediante su publicación en los medios de información. Este reportero podría dejarse llevar por la impresión del entusiasmado científico, y al entrevistarle en ese momento de gozo, dejar constancia de que "una nueva vía para curar la enfermedad (x) acaba de descubrire en tal laboratorio". 

Esto es una exageración, por supuesto, pero lo que ocurre muchas veces no se va tanto: un periodista entrevista al director de un grupo que trabaja en un campo muy importante a nivel social, digamos cáncer o párkinson. El investigador, si es un profesional, será comedido en sus comentarios y su valoración del trabajo que llevan a cabo, pero dirá sin tapujos lo que espera que resulte de su investigación. Pero claro, todos somos humanos (aunque algunos no lo parezcamos ) y nos dejamos llevar; bastará que el periodista  presione un poco, buscando las afirmaciones más revolucionarias, y aunque no queramos hablar de aplicaciones prácticas inmediatas de nuestro trabajo, se nos instará a especular, y si una cosa tenemos en común es que nos emocionamos. Sí, nos emocionamos, y si se nos deja y se nos tira de la lengua acabaremos dando rienda suelta a nuestra imaginación, nuestras esperanzas, lo que deseamos que resulte del duro trabajo, lo que anhelamos. Y claro, el reportero cogerá precisamente la información más emocionante y la plasmará en una artículo con un titular revolucionario. Así sucede que, cada vez que un grupo de paleontólogos descubre nuevos fósiles pertenecientes a un homínido, ellos mismos se emocionan, sueñan con haber hallado una nueva especie, tal vez un ancestro crítico para entender la evolución del ser humano, y al ser bombardeados por la prensa, así lo expresan. No es difcícil entender qué titular queda mejor, si “Hallan fósiles pertenecientes supuestamente a un homínido que podría o no pertenecer a una especie ya conocida, y cuando se analice su material genético puede ser, si se constata que no es un único mutante o la muestra no contiene contaminación de otros organismos, que se trate de una nueva raza, subespecie etc” o “Hallan fósiles pertenecientes a un posible eslabón perdido”. Eslabón perdido. Uno de esos términos que tienen gancho. Da igual si es correcto o incorrecto, o si se aplica con certeza, pero todo el mundo entiende de un mismo modo a qué se refiere, lo cual hace que se perpetúe dando lugar a una gran desinformación (podéis ver un caso muy reciente aquí; nada menos que el grado de confusión lleva a poner a creacionistas y paleontólogos al mismo nivel).

Está claro que hay que tener una gran vocación para dedicarse a la investigación, lo cual suele ir asociado a una altas expectativas respecto a nuestro trabajo y su repercusión en el campo que sea. La prudencia que se le presupone a un investigador al comunicar sus hallazgos está constreñida por esas ganas de gritar a los cuatro vientos ¡EUREKA!, y que miles de personas puedan beneficiarse de nuestro trabajo para saber que tantas horas de estudio, comidas de coco y constantes frustraciones han producido algo utilizable y de provecho para muchos (recuerden amigos lectores aquel añejo post Our joy in a well). Así que, amigos científicos, controlad vuestro entusiasmo, siempre sin perderlo; amigos no científicos, interpretad con precaución cualquier noticia acerca de descubrimientos científicos, y cuando nos preguntéis por nuestro trabajo, intentad ser benévolos con nuestra soberbia desmedida al asumir que nuestro trabajo será la causa de la cura de todos los males de la humanidad. Al fin y al cabo, y como diría C3PO, todo esto es “típico de los humanos”.

ACTUALIZACIÓN: ¡Esta entrada ha sido "meneada"! Si os ha gustado podéis votar entrando aquí.

jueves, 1 de abril de 2010

Proteínas VAULT: los desconocidos gigantes de la célula

Se suele tener una imagen preconcebida de las células que en rasgos generales no varía mucho: la célula es un saquito, una bolita, delimitada por una membrana plasmática y gobernada por un núcleo interno, donde multitud de proteínas campan a sus anchas regulando los distintos procesos. En los últimos años nuestra visión del interior celular ha ido cambiando, enriqueciéndose poco a poco. Ahora todos imaginamos la célula como una estructura muy dinámica, cuya membrana no es sólo una barrera sino que está plagada de entradas y salidas, interruptores, es capaz de abrirse o cerrarse en determinados puntos y de especializarse de maneras muy complejas; lo mismo ha pasado con nuestra visión del interior celular y de sus orgánulos, gracias a los avances de la microscopía de alta resolución entre otros campos. Se ha depurado la imagen de un "globo lleno de cosas flotando" para ser sustituida por la de un entramado de orgánulos, estructuras de andamiaje formadas por el citoesqueleto, transporte regulado de materiales y proteínas mediante dineínas y kinesinas... sabemos ahora que existen agrupaciones muy complejas entre las distintas enzimas y sus sustratos (channeling), además frecuentemente se demuestra que la mayoría de proteínas no trabajan en solitario, sino que interaccionan con otras  que actúan como andamiaje o scaffold.

Bien, pues por si todo esto no fuera bastante "relleno" para la célula, también tenemos circulando por ahí unas estructuras llamadas Vaults. Se trata de un complejo macromolecular de dimensiones gigantescas, concretamente hablamos de 600 angstroms de longitud por unos 400 de anchura. Para hacerse una idea, en su interior cabrían dos ribosomas y aún tendrían hueco para jugar a las cartas (otro día hablaremos de la diveridísima forma de éstos). Por si el tamaño no fuese bastante llamativo, la forma de este complejo es muy peculiar, presentan una simetría muy marcada y además pueden abrirse en dos mitades, mostrando un interior que hasta ahora siempre se ha encontrado hueco. Se conocen desde hace tiempo, pero fue el año pasado cuando un grupo japonés publicó su estructura en la revista Science (Ref. 1), apenas unos meses antes de que lo hiciese un grupo español (Ref. 2) que acababa de resolver esa misma estructura; sí, esas cosas pasan en la ciencia de verdad, no sólo en los telefilms. Esta estructura nos muestra una imagen espectacular que desvela únicamente el misterio de cómo estos gigantes están formados: esta "coraza" está constituida en un 90% por una proteína llamada MVP (Major Vault Protein), cuya estructura a su vez consiste en una serie de dominios repetidos rematados por una larguísima "cola" en forma de hélice; los dominios, encajados unos con otros en una serie precisa de 39 repeticiones dan lugar al "barril gordo" mientras que las colas se enlazan todas dando lugar a la "capucha" que queda en la parte de arriba.


 La brutal estructura. En rojo, el monómero de MVP cuya repetición genera cada mitad (en detalle en la imagen siguiente; ambas de Tanaka et al., Science 2009)



Esta peculiar geometría hace que en la parte apical quede abierto un agujero, donde además se ha encontrado que se asocia una enzima conocida como Telomerasa, de capital importancia para el mantenimiento de la integridad cromosómica tras la duplicación del ADN. Además, se asocia también ARN cuya función es desconocida. Las imágenes detalladas de la estructura tienen una gran belleza, particularmente a un servidor le parece increíble cómo la naturaleza es capaz de generar estructuras de una simetría y precisión tan atractivas tanto a gran escala como en su mínima expresión, a escala molecular. De hecho, la contemplación de estas imágenes provoca fácilmente que se dispare la imaginación, pues recuerdan a numerosas manifestaciones del arte humano en muchas de sus facetas (como ya resaltó el revolucionario blog Curent Revolution en dos ocasiones, aquí y aquí).
 

El conocimiento de la estructura de las Vaults abre muchísimas posibilidades a la hora de intentar desentrañar su posible función. Pero también arroja muchísimas dudas (vamos, como cualquier buen episodio de Lost). Estos gigantes moleculares están presentes en casi todos los tipos celulares analizados y en numerosísimas especies de animales, incluso en algunos organismos unicelulares. Se pueden observar por microscopía, y se sabe que la apertura se ve afectada por cambios en el pH.  Por el tamaño de los orificios y de la cavidad que forma la estructura, la idea más obvia es que se encarguen de transporte de material de un lado a otro de la célula, incluso se postuló en su momento que directamente interaccionasen con los poros nucleares. Sin embargo, no existen pruebas firmes de todo ésto. Una de las pistas más importantes, y que seguramente algún lector con formación microbiológica habrá pensado enseguida, es el enorme parecido entre estas estructuras y las cápsides que constituyen el envoltorio de algunos virus. Éstas también están formadas por repeticiones de un monómero proteico siguiendo
algún tipo de simetría, aunque no suele ser de tipo parecido al observado en las Vaults, sino más bien tipo icosaédrico o cúbico. Por lo tanto, no es descabellado pensar que  fuesen en su momento algún tipo de virus que haya pasado a formar parte del complemente génico de las especies donde se infectaron en determinado momento,  como ha sucedido tantas otras veces a lo largo de la evolución en un proceso conocido como transferencia horizontal. Habría entonces que deducir si se trata simplemente de una arcaica reminiscencia o, lo que es más probable, que se haya mantenido por haber llegado a adquirir una nueva función beneficiosa para los organismos que la conservasen. Personalmente creo que este origen es más que probable; un dato a favor es la presencia de la telomerasa, enzima que, oh casualidad, tiene las mismas características que la enzima encargada de duplicar el material genético presente en muchos retrovirus.

Para terminar, quisiera retomar el inicio de la entrada respecto a la imagen que tenemos del interior celular. Además de transporte por medio de vesículas, orgánulos flotando, redes de microtúbulos y complejos de proteínas ancladas unas a otras, imaginaos ahora grandes "contenedores", yendo de aquí para allá, haciendo no sabemos qué e interfiriendo con procesos tan importantes como la transducción de señales, la proliferación o el ciclo celular. Sabemos mucho de la pinta que tienen las células por dentro, pero la verdad es que todavía tenemos muchísimo más por aprender. Eso sí, nos sobra imaginación para elucubrar, más aún si disponemos de imágenes tan peculiares como la de estas cocteleras que pululan por el interior celular.


Referencias:



Otro interesante artículo-resumen en Byte Size Biology.