jueves, 31 de enero de 2013

Naciste demasiado pronto

Nadie en la historia de la Humanidad ha sido capaz de asimilar con facilidad el hecho de que, tarde o temprano, morimos. Desde que el primer ser humano se enfrentó a la primera muerte de su entorno, uno tras otro nos hemos preguntado por qué, cómo, con qué sentido… y en última instancia, qué hacer para evitarlo. Estas preguntas nos han llevado a buscar por todos los medios una forma de burlar este macabro destino. Tal vez todo el desarrollo científico y tecnológico de nuestra especie haya sido alimentado, en última instancia, por esta idea que subyace a todas las demás preguntas. No queremos morir, no queremos dejar este mundo; pero sobretodo, no queremos que nuestros seres queridos mueran. Esta obsesión ha dado lugar también a todo tipo de creaciones y fabulaciones escapistas: desde las religiones mayoritarias hasta la superstición más ridícula y personal, todas se han desarrollado en torno a la idea de comprender y conseguir superar el drama de la no-existencia.

Generalmente intento afrontar la vida desde un punto de vista racional. No siempre lo he hecho así, pero poco a poco y sobre todo durante los últimos años, he ido acercándome a esta postura. Cuando he tenido que aplicar esta visión al tema de la muerte, me he sentido muy cómodo con las conclusiones a las que he llegado: cuando dejamos de existir, dejamos de existir, tan sencillo como eso. Nuestra mente se apaga, y nuestro cuerpo vuelve, más rápido o más lentamente, a descomponerse en sus elementos básicos, que pasan a formar parte del mismo universo de donde salieron. Entiendo este proceso como algo bello, que me da la misma paz que a otras personas les proporciona imaginar un mundo postrero, lleno de luz, desde el que se puede contemplar a aquellos que dejamos atrás. La reunión con el universo a nivel de átomos, y el saber que lo único que queda de nosotros es el recuerdo que dejamos detrás en las personas que amamos y nos aman, me bastan y sobran para entender la muerte. 

O al menos, eso creía.

Porque cuando alguien a nuestro alrededor termina sus días, todo se trastoca. Multitud de pensamientos afloran, y de nuevo esas dudas primigenias resurgen con más fuerza. Las preguntas, la búsqueda de un sentido a todo ese dolor. Entonces toda la ciencia del mundo se muestra obsoleta, inútil, se queda corta. 

Gracias a la necesidad de entender cómo funcionan nuestras vidas, qué mueve nuestros cuerpos, qué engranajes rotan dentro de nuestras cabezas, hemos podido burlar la muerte en muchas ocasiones. Y cada vez más a menudo. Lo que hace unos cientos de años era una inevitabilidad, se convierte hoy día en una nimiedad; la esperanza de vida aumenta, y aunque con ella surgen nuevos problemas, seguimos empeñados en solucionarlos, y lo conseguimos muchas veces. La muerte accidental seguirá azotándonos sin ninguna duda, pillándonos desprevenidos y sin poder hacer nada para evitarla. Pero los avances en la ciencia médica hacen cada vez más difícil que morir de enfermedades sea considerado algo “accidental”, imprevisto y súbito. Al menos, en algunos casos. Algunos de nosotros tendremos la suerte de haber nacido en una época, en algún lugar, donde apenas unos años antes no hubiésemos sobrevivido. 

Pero otros no han tenido tanta suerte. Han nacido demasiado pronto, y el mal que les ha tocado ha ganado la batalla. En estos momentos, mi visión racionalista y científica, mi trabajo ligado a los últimos avances de la biología y la medicina, me han resultado una broma de mal gusto, una ironía del destino. Soy más consciente que mucha gente de cómo la ciencia nos ha ayudado para evitar la muerte y la enfermedad. Día a día aparecen nuevos y prometedores avances, promesas de futuro que nos hablan de un mundo sin enfermedad, nada de ciencia ficción ni de palabrería sin fundamento: la infección por VIH se ha tornado en un mal crónico y tratable; muchos tumores son detectados y destruidos antes de que se conviertan en un cáncer sin solución. Es cuestión de tiempo que se entienda qué promueve la metástasis y cómo evitarla. Desgraciadamente, seguimos perdiendo a los que nacieron demasiado pronto para ello. 

En otros casos estamos mucho más atrasados. Nuestro cerebro esconde todavía los mayores misterios, y estamos aún muy lejos de comprenderlos. Maldigo la época que me ha tocado vivir, y no puedo sino lamentar el pensar que lo que hoy me ha privado de tu compañía, ese enemigo tan terrible como desconocido su funcionamiento, en un futuro tal vez no muy lejano será historia. Pero hoy por hoy sigue siendo una plaga, un enemigo silencioso y mortal, un asesino despiadado que no atiende a razones. Nuestros remedios contra él son fútiles, casi prehistóricos. Basados en evidencias ambiguas y experiencias incompletas. En poquísimo casos conseguirán como mucho paliar el mal; en la mayoría no hacen sino acrecentar la desdicha de los que lo padecen. 

Y así, con esta frustración y esta impotencia, con todos estos artículos sobre neurobiología sobre mi mesa, no puedo sino pensar: “naciste demasiado pronto”. Pensar que de haber vivido en otra época aún estarías con nosotros, nos reiríamos viendo videos en youtube, disfrutaríamos de una comida en el indo-pakistaní, te pondrías doble ración de salsa y te fumarías un cigarrito que “sienta de puta madre”. Y aunque no te viera todos los días sabría que estarías planeando tu vuelta al mundo, visitando todos esos lugares que tanto ansiabas pisar, contemplando las siete maravillas y conociendo gentes a las que llamarías amigos, como llamabas amigo a todo aquél que compartiera contigo la más mínima experiencia: mas no gratuitamente, sino dispuesto a estar ahí para lo que hiciera falta. Un auténtico amigo, como los hay pocos. 

Habrías formado una familia, habrías conocido a tu sobrino y los últimos años no habrían sido una sucesión de experiencias horribles, pesadillas delirantes, entradas y salidas de siniestras salas de hospitales, efectos secundarios y memorias perdidas, de risas ahogadas, de dolor y remordimientos. Y para que todo eso se acabase para ti, para los demás ha de suponer un dolor que ya no acabará nunca. Un dolor para el que toda la ciencia del mundo no sirve para nada. Y da igual que piense en el Más Allá, en el universo subatómico o en la reencarnación, porque todo eso son ideas que no valen nada cuando la ausencia lo llena todo. Nada de eso importa, nada de eso vale, y por más consuelo que encontremos en cualquiera de estas abstracciones, la única realidad es la que es: has dejado de ser, por culpa de una enfermedad que podría no existir en el futuro. Todo porque naciste demasiado pronto. 

Por un lado, siento rabia. De qué sirve conocer todo esto, neurotransmisores, hipotálamos, hemisferios cerebrales, dendritas y axones, receptores dopaminérgicos, antipsicóticos, antidepresivos, estimulantes, células madre en el cerebro adulto. Para qué, si es imposible racionalizar la pérdida, qué me importa el porqué, dónde está el consuelo de conocer las enfermedades y su funcionamiento, si lo único que queremos es verte de nuevo, saber que estás cerca, abrazarte. A la mierda el Más Allá, el retorno de las moléculas al universo que las creó, y la inevitabilidad de las mutaciones genéticas. No me importa nada de eso, la dimensión de estos consuelos es infinitesimal al lado del dolor que presiona en mi pecho sólo con escribir estas palabras. 

Quiero pensar que esto no es razón para dejar de luchar por la supervivencia de la ciencia, ni por la transmisión del importante mensaje subyacente: algún día, nuestros descendientes y herederos de este pedazo de roca podrán evitar estos horrores. Que nadie más sufra lo que nosotros hemos sufrido es la mejor razón para seguir luchando por algo. Tal vez el conocimiento en sí mismo no nos proporcione consuelo; pero es el único camino hacia el día en que la enfermedad pueda dejar de existir. No basta con comprender el dolor ni con asumirlo: si está en nuestra mano, habrá que evitarlo. 

Pero mientras tanto, no queda nada más que podamos hacer. Sólo recordarte, pensar en ti, en lo que nos diste y en lo que te dimos. Recordarlo, y despedirnos. 

Lamento que nacieras demasiado pronto. Pero me alegro de haberte conocido. 

Adiós, amigo. 

Adiós, hermano.









lunes, 31 de diciembre de 2012

Mensaje de Navidad de C. R. Darwin

Queridos amigos, es un honor para mí anunciar que, un año más, hemos sido elegidos por su excelentísima eminencia don Charles Robert Darwin como medio de difusión para su mensaje de paz y amor hacia todos los científicos del mundo.En nuestras primeras navidades sólo tuvimos un anticipo de lo que el año siguiente sería una película documental, un biopic con tintes de Celebrities que sobrepasó todas las expectativas; el año pasado lo que descubrimos fue quién trae los reglaos a los científicos de todo el mundo.

Pues este año, amigos, este año hemos recibido nada más y nada menos que todo un mensaje de fin de año en el que nuestro evolucionado amigo se moja hasta las barbas en la actualidad más recortadora y precaria, lanzando un mensaje de ánimo para los investigadores y, ya puestos, un pequeño rapapolvos para los gestores de la inversión en I+D de este país.

Para nosotros ha sido un honor participar en la grabación de dicho mensaje, en su edición y ahora, con este post, difusión para que el mundo de la ciencia y toda la sociedad disfrute de la sabiduría de este hombre entre los hombres, este estandarte de la ciencia y de su historia.




Es de recibo agradecer tanto la profesionalidad de los colaboradores de rodaje Lujancio, Vértebras Consuela y MissPiasy, como al resto de la familia Litos (Sra. Litos, MamaLitos, PapaLitos y las mascotas Cañas y Tapas) por su infinita paciencia durante el duro rodaje.

Espero que os haya gustado tanto como a nosotros. Y si os ha sabido a poco, os adelanto que entre bastidores el amigo Charles nos anticipó que próximamente en JoF podréis leer una entrevista exclusiva a su persona. Ya fue toda una sorpresa para nosotros descubrir que Darwin seguía vivo y se había dejado crecer las melenas tanto como la barba; pero que haya decidido estos últimos años convertirse en figura pública y en activista pro-derechos de los científicos, es ya un notición en toda regla. Desde ¡Jindetrés, sal!, seguiremos apoyándole y prestándole toda la ayuda posible para difundir su mensaje.

Mientras tanto, ha llegado a la redacción la noticia de que se avecina una posible réplica por parte de otro gran científico y barbudo evolucionista; una consecuencia más de este resurgir de la figura de Darwin, que puede llegar a traer quién sabe cuántos documentos de una calidad científico-lúdica sorprendente. Estaremos atentos.

Y así cerramos este año 2012, lleno de acontecimientos asombrosos que ya recapitularemos como habitualmente en nuestro próximo post de cumpleaños. No nos resta más que desearos:

¡FELIZ 2013!

Y que la Evolución os acompañe...

ACTUALIZACIÓN: Esta entrada ha sido lanzada a Menéame, por si queréis votarla, a ver si el mensaje de Darwin llega hasta la portada. Pinchando aquí.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Reporteros ¡Jindetrés, sal! (21): De la arena africana al arenal de Burriana

Despedimos el año reportero con unas instantáneas de archivo que, si bien no son las más antiguas, creo que es adecuado publicarlas en este momento por varias razones. Pero básicamente, porque me apetece, así que poco más hay que explicar.

Etiopa
 Muchos no reconoceréis a esots intrépidos reporteros por sus jetas; seguid leyendo.

jueves, 20 de diciembre de 2012

No es una fuga, es un secuestro; reflexiones #porlaCiencia19D

Esta entrada nace con la intención de romper lo que en mi humilde opinión son unos tópicos que se han ido convirtiendo en estandarte de las reivindicaciones a favor de la investigación, y que si bien en un principio tenían mucho sentido, su uso y abuso por parte tanto de los propios investigadores como de los medios de comunicación, ha terminado por resultar contraproducente. Estoy hablando de dos conceptos que seguramente reconoceréis: “fuga de cerebros” y “jóvenes investigadores”. Tras la reciente jornada de protesta acaecida el 19 de diciembre en gran parte de España*, es momento de reflexionar y creo que uno de los debates que deben empezar a plantearse son estos, así que ahí van unas cuantas ideas.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Star Activity

Las endonucleasas de restricción, los Jedi de la genética molecular, cuerpo de élite preciso y quirúrgico, sabios en la localización de su diana e implacables en la ejecución de su tarea, cortar allí y solo allí. Elegidos por  la vida y entrenados por la evolución, infalibles en su cometido hasta que surge el miedo que conduce a la ira y la ira a la degradación del ADN.


Ilustración de Dr. Litos (confeccionada utilizando esta imagen para el fondo)


viernes, 7 de diciembre de 2012

Todos a disfrutar de JoF #7, que además se lee en un periquete

Nuevo número de Journal of Feelsynapsis a vuestra disposición, queridos lectores. No me extenderé demasiado en glosar sus grandezas y virtudes, ya las comprobaréis vosotros mismos. De nuevo una variedad de temas que van desde los misterios moleculares que tanto nos gustan por aquí (hay un nuevo artículo del compañero Banchsinger, que ya va a ser habitual) hasta las increíbles imágenes tomadas en Etiopía en plan naturaleza salvaje, pasando por reflexiones geológico-sociales, y un repaso al tan de moda Bosón de Higgs. Ya sabéis que no me gusta citar unos artículos frente a otros, simplemente quería dar una muestra de lo variados de los temas que podéis encontrar en este número en concreto. Eso sí, destacar la sección JoF en las aulas para dar voz a prometedores divulgadores en ciernes, que en esta ocasión nos presenta un interesante artículo de una de nuestras más fieles y recientes seguidoras, Ununcuadio.

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viernes, 30 de noviembre de 2012

La civilización del café

En toda su carrera científica, había estado muy pocas veces tan cerca de arrojar la toalla como aquel día. Pensaba que uno podía acostumbrarse a ese vaivén emocional que supone el juguetear con importantes descubrimientos, realizar un estudio que podría ser la antesala de un cambio de rumbo en su campo, para en cuestión de minutos descubrir que se trataba una vez más de una pista falsa. Pero no era así. Nunca te acostumbras, pensaba derrotado. Siempre, una y otra vez, te quedas con el "eureka" atragantado y te sientes un auténtico fracasado. Le gustaba pensar que  si algún día se daba el caso de que se cumplían las expectativas, el nivel de alegría sería proporcional.

Y por fin, después de días sin dormir, de fortísimos dolores de cabeza y muchas ideas formuladas y desechadas, aquel momento de "eureka" se presentó bajo la forma de una taza de café.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Del monitor a la calle: "Hablando de Ciencia en Valencia" y otras divulgaciones en riguroso directo

Los que seguís este blog desde sus incios sabréis apreciar los vaivenes que ha sufrido en contenidos, en ritmo, en el tono de las entradas, y sobretodo en la intención final de todo él mismo, en su conjunto. En realidad, dicha intención siempre fue divertirme y dar rienda suelta a mis locuras personales, hasta que poco a poco me di cuenta de que hablar de ciencia, aunque sea en tono desenfadado, conlleva cierta responsabilidad. Los coqueteos con lo que llamamos "divulgación" me han llevado a implicarme en proyectos paralelos como Journal of Feelsynapsis, Hablando de Ciencia (que es el protagonista de la noticia de hoy)... y otros, que dejaremos para más adelante.

Cada aniversario me paro a reflexionar acerca de cómo empezó esto y hacia qué extraños lugares me está llevando (precisamente hace poco el amigo Dani Torregrosa reflexionó acerca de los blogs de ciencia y sus evoluciones en este interesante post); pues bien, al parecer una nueva etapa en esta metamorfosis bloguera se consolida. Todo empezó cuando asistí a aquellas jornadas en Murcia, donde me di cuenta de que salir del ordenador era algo posible, incluso muy divertido. Se consolidó este sentimiento hace unos meses, cuando la celebración de un Speaker's Corner en el Stas de Alicante me planteó el reto de dejar la acogedora tranquilidad y el cómodo anonimato de la pantalla de ordenador para plantarme delante de un puñado de desconocidos en plena calle, e intentar hacer lo mismo que hago tras el teclado. Lo mismo, pero un poco diferente. Aquella primera ocasión fue muy estimulante, pero no me sentí del todo satisfecho con mi actuación. No obstante, me gustó lo suficiente como para quedarme con el gusanillo de intentar hablar de ciencia "en directo" en otra ocasión.

Esta ocasión se acaba de presentar: con motivo de la Fiesta de la Ciencia en el Jardín Botánico de la Universidad de Valencia, se nos ha ofrecido al proyecto Hablando de Ciencia (HdC para los amigos) la oportunidad de realizar algunas actividades, que pasarán por la presentación de un nuevo cortometraje de Rubén Lijó (creador del proyecto y persona sobrehumana por sus capacidades organizativas, divulgativas y documentativas) titulado "El Drago Milenario", seguida de una charla botánica en la misma línea del cortometraje, impartida por Javier Fabado (amigo personal, botánico excepcional y mejor persona, otro superhombre) y a continuación dos charlas más, una por José Blanca (este señor no es que no sea bueno, es que no lo conozco aún personalmente) titualda "El tomate mecánico" y otra por un servidor titulada "Botas, batas y enfermedades raras". Para no saturar de propaganda, podéis pasaros por este enlace donde los propios compañeros de HdC reseñan el evento. Os dejo, eso sí, el cartel promocional con el horario previsto de las actividades:


También podéis descargar un programa mucho más detallado de las actividades del botánico en este enlace. Los amigos de Piratas de la Ciencia también forman parte de la organización, si no los conocéis, esta es una buena oportunidad.

Y aunque no aparezca por ningún lado en el programa, es mi deber reivindicar que si estas actividades de Hablando de Ciencia se han llevado a cabo es por la labor de uno de nuestros miembros, José Carlos Vaqué (redactor también del blog Ciencia Inquieta), quien contactó en primera instancia con el Jardín Botánico y que ha hecho de enlace, además de organizar gran parte del sarao. El pobre ha sacrificado su charla para poder estar pendiente del funcionamiento del stand con el experimento científico para la muchachada y demás cuestiones logísticas, así que desde aquí mi más sincero agradecimiento por hacerme tan fácil la parte que me ha correspondido en la organización.

Así que ya sabéis, si estáis por Valencia el domingo y no tenéis nada mejor que hacer, podéis pasaros a disfrutar de un rato de Ciencia en un entorno agradable. Por mi parte, prometo intentar ofrecer una charla amena, divertida y por supuesto lo bastante repleta de referencias cinéfilas y/o tebeísticas como para que nadie ponga en duda que el espíritu de Jindetrés se mantiene intacto. Eso sí, también intentaré que los asistentes salgan, más que con algún conocimiento adquirido, con nuevas inquietudes y una curiosidad aumentada. Creo que eso es realmente lo que debemos buscar con estas actividades.

Y no os penséis que será la última oportunidad que tenéis de ver algo parecido en Valencia; hay un circuito de ciencia en los bares en marcha, y además, también os hablaré pronto de un evento de mayor magnitud aún... pero eso será en febrero. Permanezcan en sintonía.

ACTUALIZACIÓN: podéis ver la charla en este enlace, y una versión en artículo de la misma, en este otro.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Reporteros ¡Jindetrés, sal! (20): Pisando fuerte en Italia

Retomamos con fuerza nuestra sección Reporteros ¡Jindetrés, sal!, que permanecía latente a la espera de tener una buena ración de fotos para poder mostrar a nuestros lectores ávidos de emociones. Como resultado de esta cuidadosa recolección, al final me he encontrado con un acúmulo de instantáneas que se iban quedando viejunas, así que puedo anunciar con orgullo que la iniciativa de conquista está plenamente consolidada, y que en los próximos meses publicaremos alternativamente (con una periodicidad seguramente irregular, eso sí) las diversas imágenes que nos llegaron durante este último año desde los lugares más insospechados.

Pinchad en las imágenes para verlas bien hermosotas
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sábado, 10 de noviembre de 2012

JoF número 6, a leerlo no esperéis


Después de mucho pensar qué tipo de título pondría a las reseñas de cada entrega jofera, me parece que me voy a decantar por esto de las rimas tontas. A no se que se me ocurra algo mejor. O tal vez todo lo contrario. Vamos, que iremos viendo sobre la marcha. En cualquier caso, aquí os traigo el último número de la revista confeccionada por Quique Royuela y su equipo, incluyendo a vuestro bloguero favorito.  Y yo también participo, además. Pero seguro que entre toda la panda de magníficos redactores se encuentra  vuestro favorito, o alguno de ellos. Claro que igual  no. Pero es muy probable que sí. Como veis, hoy tengo el día un poco atontado, será por mis últimas experiencias con la burocracia estatal y las bofetadas de la profesión.