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lunes, 11 de mayo de 2015

Felicidades, Batablanca

Durante cientos de años, la Humanidad estuvo obcecada con el intento de replicar las condiciones en que la vida surgió por primera vez. Con cada nuevo avance tecnológico, decenas de científicos de distintas disciplinas se lanzaban a intentar replicar aquellos mecanismos que millones de años atrás produjeron una reacción en cadena de vida y evolución. No contentos con ello, con el tiempo alzaron sus cabezas hacia el cosmos con la esperanza de, tal vez, hallar allí la vida y las respuestas que les eran esquivos en sus laboratorios. 
Y perdidos en su obsesión, cegados por la necesidad de saber, fueron incapaces de darse cuenta de que lo que buscaban ya había sucedido ante sus propias narices.

Fue un 11 de mayo de 1959. En un tubo de ensayo olvidado en una gradilla de un discreto laboratorio, donde se trabajaba en una nueva e incipiente disciplina conocida como biología molecular, una cadena de aminoácidos se replegó sobre sí misma tras una serie de intentos aleatorios, dando con una combinación de enlaces inédita hasta la fecha. Y así fue como, ajena al mundo exterior, la primera proteína consciente de sí misma llegó al mundo.

Durante años aquella proteína evolucionaría, según leyes físico-químicas que pasaron desapercibidas para la especie humana; en el más completo anonimato, compartió tubo y medio acuoso con nuevas proteínas que surgían al amparo de las condiciones únicas y prácticamente irrepetibles que la habían visto nacer. Y este microcosmos se vería posteriormente enriquecido por la manipulación de los embatados humanos que inconscientemente trabajaban utilizando esos tubos, rebosantes de vida molecular, trasladando sus habitantes de medio en medio, provocando increíbles aventuras y épicas intrigas moleculares desde la más absoluta ignorancia; ¡cuántos lamentos se sucedieron durante décadas, ante experimentos que inexplicablemente salían mal, ante reactivos de laboratorio que dejaban de funcionar espontáneamente! Si los desalentados experimentadores se hubiesen molestado en ir más allá, generaciones de premios Nobel se hubiesen otorgado a los curiosos que llegasen a indagar en los misterios del experimento fracasado; mas nadie llegó a hacerlo. El microcosmos proteico permanecería en el más completo desconocimiento... hasta que, de forma inexplicable, alguien comenzó a desvelar sus secretos.

El 11 de mayo de 2009, surgió un lugar en internet donde las aventuras y desventuras de estos seres proteicos eran detalladas con todo lujo de detalles. Nadie podría imaginar jamás que los delirios de aquel ocioso investigador que periódicamente publicaba la saga de intriga molecular más surrealista de toda la web bebía de acontecimientos reales, auténticos. Años tras año, esas recreaciones se han sucedido: desde la saga primera, hasta su precuela, pasando por aventuras paralelas, relatos individuales o peculiares reimaginaciones de esos mismos personajes. Aquel extraño blog, donde realidad y ficción se entremezclaban, sigue en activo: y solo podemos esperar que en él sigan sucediéndose estos sugerentes relatos moleculares que nos hablan de seres tan diferentes y a la vez tan iguales a nosotros, cuyas aventuras nos hablan de cómo somos por dentro, tanto espiritual, como celular, bioquímica y molecularmente.

Hoy, 11 de mayo de 2015, dicho blog cumple 6 años. Y pese a todo lo que ha pasado por sus posts, todas las anécdotas que ha recopilado, todas las referencias y homenajes que se le han dedicado... la mejor manera de celebrarlo es felicitar a su personaje más célebre, más longevo, y más entrañable.

Felicidades, Batablanca.



jueves, 7 de noviembre de 2013

En un tranquilo rincón de la célula

El ambiente en aquel lugar era de lo más apacible. El tráfico era puntual y disperso, y sólo al final de la jornada algunos rezagados se apiñaban alrededor de unos pocos transportadores, sintetizados a última hora. Mientras estas últimas vesículas se perdían en la distancia, el citosol se quedaba despejado, en calma, sólo alterado por pequeñas moléculas que se mecían suavemente, vagando aparentemente a la deriva. Era una visión reconfortante, tras un duro día de frenética actividad persiguiendo proteínas de un lado a otro, saltando de orgánulo en orgánulo y esquivando proteasas. Pero en aquel momento, sentados en el borde de un microfilamento de actina que terminaba en la esquina más recóndita de la célula, eran capaces por fin de olvidarse de toda esa locura microscópica. Aquel era un lugar donde nunca pasaba gran cosa, donde ningún canal de membrana abría ninguna puerta, donde no cabía ninguna mitocondria y los únicos componentes del citoesqueleto no tenían más tarea que hacer que apuntalar la membrana.


viernes, 13 de septiembre de 2013

Disturbios celulares (3)

ANTERIORMENTE EN DISTURBIOS CELULARES: Antes de pertenecer al Servicio de Transfecciones Celulares y mucho antes de establecerse por su cuenta como Investigador Celular, el intrépido investigador Batablanca vivió una primera misión en la que debía infiltrarse en un equipo de antidisturbios para obtener información de primera mano acerca de peligrosos agitadores celulares. Tras vestirse con el equipo de protección antidisturbios, todo el grupo es transfectado a la célula en discordia (1) . Una vez allí, el novato Batablanca presencia cómo en el interior celular las proteínas defectuosas son degradadas de forma contundente. El pelotón se dirige hacia el epicentro de los disturbios (2).

Intentaba borrar de mi mente la terrible escena de degradación proteica cuando el jefe del pelotón nos hizo una seña para detenernos. Comenzó a vociferar una serie de instrucciones que no dejaban lugar a dudas: ya estábamos metidos de lleno en los disturbios. Nuestra misión comenzaba de forma explosiva.

- ¡Pelotón! Estoy viendo justo ahí delante un agregado de proteínas no autorizado. Quiero que forméis dos grupos: en uno quiero a cualquiera que vaya equipado con dominios de unión a grupos fosfato; en el otro, los que llevéis barriles de hojas beta para interacción con proteínas. Mientras los primeros se unen a los aminoácidos foforilados de los agitadores, los segundos intentarán reclutar a los miembros del equipo de conjugación de ubicuitinas más cercano. Quiero una maniobra rápida y directa: nada de preguntas, nada de concesiones. Cualquiera que esté fosforilado será degradado. Ya tenéis las órdenes, ¡adelante, vamos vamos!

 


“…en el otro, los que llevéis barriles de hojas beta para interacción con proteínas…” (Imágenes sacadas de aquí y de aquí)

jueves, 23 de mayo de 2013

Disturbios celulares (2)

 
ANTERIORMENTE EN DISTURBIOS CELULARES: Antes de pertenecer al Servicio de Transfecciones Celulares y mucho antes de establecerse por su cuenta como Investigador Celular, el intrépido investigador Batablanca vivió una primera misión en la que debía infiltrarse en un equipo de antidisturbios para obtener información de primera mano acerca de peligrosos agitadores celulares. Tras vestirse con el equipo de protección antidisturbios, todo el grupo es transfectado a la célula en discordia (1) .

- ¡Eh, tú! ¡Novato! ¡No te salgas de la fila!

Me costó darme cuenta de que se referían a mí. La entrada en la célula me había causado un gran impacto, y entre la embriaguez de poder que sentía dentro de mi uniforme-armadura de antidisturbios y el espectáculo desplegado ante mis átomos, me había quedado embobado mientras el resto del pelotón, más entrenado y acostumbrado a no dejarse deslumbrar por la vorágine intracelular, avanzaba con paso firme y certero. Me reproché a mí mismo haber empezado con tan mal pie mi infiltración; muy poco profesional, lo reconozco. Pero bueno, hay que entender que era joven e impresionable. Además, si no habéis estado nunca dentro de una célula, es difícil que os podáis imaginar la sensación que produce encontrarse de repente en mitad de aquel extraordinario caos. Dejadme que intente daros unas pinceladas.


sábado, 11 de mayo de 2013

Hace cuatro años…


Hace ya cuatro años. Vaya, se dice pronto. Son muchas divisiones celulares. Parece que fue ayer cuando aquel investigador recién doctorado y lleno de ideas locas contactó conmigo y me pidió permiso para publicar mis aventuras y desventuras como Investigador Celular en un recién creado blog de temática incierta y dudoso futuro. Cuatro años durante los cuales mis memorias han aparecido publicadas por entregas, alternando con todo tipo de artículos de una diversidad, cuanto menos, llamativa: reflexiones en torno a cuestiones científicas, reseñas cinematográficas, literarias y musicales, reportajes turísticos, artículos de actualidad social, reflexiones sobre el trabajo de científicos e investigadores, relatos fantásticos, tiras cómicas, historietas costumbristas, divulgación científica, y unos descabellados videos protagonizados por un caricaturesco Charles Darwin. Además del mencionado y fantasioso doctor, otras manos han dejado sus impresiones: algunas más habituales, otras esporádicas, aportando aún más variedad a semejante cúmulo de desvaríos. 

Pero en todo momento, me gusta pensar, mis historias fueron no sólo el gérmen inicial sino el auténtico motor del sitio. Y a pesar de publicarse de manera harto espaciada, han llegado incluso a derivar en nuevas historias protagonizadas por interpretaciones de mi propia identidad y de mis aventuras, y me he visto trasladado a mundos alternativos encarnado en pintorescos personajes con los que apenas comparto el nombre y algunas pinceladas de personalidad. Incluso he sido retratado por un auténtico dibujante de cómics (lo siento mucho por el Dr., sé que se esfuerza pero los lápices no son lo suyo), protagonizando una historieta entera en una genial serie divulgativa. Sin duda esto me honra más que otra cosa, y me hace preguntarme hasta dónde puede llegar mi influencia. ¿Me habré convertido en la proteína más influyente de la historia, desbancando a la insulina (esa engreída…)? No lo creo. Pero vaya, se puede decir que algo de fama sí he adquirido. 


 

viernes, 3 de mayo de 2013

En bata de guerra (III)

III. La Resistencia

Náuseas, vértigo, pérdida del equilibrio, sensación de caer durante una eternidad... cualquiera de esas cosas, o incluso todas a la vez, es lo que uno espera cuando atraviesa un vórtice que se abre entre dos mundos separados por un abismo temporal. Sin embargo, lo que se siente en realidad es más bien decepción, pues después de la parafernalia desplegada cuando el vórtice se abre, el resto es bastante vulgar: uno lo atraviesa, y aparece en otro sitio. Así que lo más desagradable, en definitiva, fue el empujón de Bruno, que simplemente le hizo aparecer en un lugar totalmente distinto del que partieron. Cuando se dio cuenta de que estaba entero y que ya no se encontraba en el comedor del instituto, levantó la vista y acto seguido, tosió.

A su espalda oyó la voz de Bruno, apremiante.

- Vamos, maestro. No conviene quedarse mucho tiempo aquí. Y no respires muy hondo, el aire está demasiado cargado fuera de los refugios. Sígueme sin detenerte a admirar el paisaje.


sábado, 2 de marzo de 2013

Disturbios celulares (1)


La presente historia constituye un único relato dividido en varias partes para su publicación por entregas. Los hechos narrados acontecen antes de los que se cuentan en la saga principal Batablanca y en la precuela Sed de enzimas

Durante mi trabajo como agente del Servicio de Transfecciones Celulares viví muchas situaciones peligrosas; pero sin duda alguna, pocas me marcaron tanto como el breve periodo que pasé infiltrado en la brigada de antidisturbios.  Juntad una época de agitación celular, muchas proteínas descontentas y mal plegadas, un genoma generador de órdenes contradictorias y oscuros subterfugios…  todo ello, dentro de una misma célula infestada de radicales, y tendréis una idea levemente aproximada del explosivo cóctel en el que me vi metido sin comerlo ni fosforilarlo.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Star Activity

Las endonucleasas de restricción, los Jedi de la genética molecular, cuerpo de élite preciso y quirúrgico, sabios en la localización de su diana e implacables en la ejecución de su tarea, cortar allí y solo allí. Elegidos por  la vida y entrenados por la evolución, infalibles en su cometido hasta que surge el miedo que conduce a la ira y la ira a la degradación del ADN.


Ilustración de Dr. Litos (confeccionada utilizando esta imagen para el fondo)


lunes, 9 de julio de 2012

Crónicas del Reino de Sal (II)

CAPÍTULO 2

Preguntas en el camino


El sol brillaba intensamente aquella mañana, la cuarta desde que abandonaran la aldea. Aunque a decir verdad, lo que dejaron atrás no podía siquiera llamarse “aldea”: era más bien un montón de casas en ruinas, cenizas y cadáveres enterrados. Habían sido tres días tan grises como el momento que enmarcaban, con un cielo cubierto de nubes y un sol que parecía no atreverse a incurrir en este nuevo y desolado mundo, otrora verde y lleno de vida. Bam llegó a pensar que tal vez nunca saldría de nuevo, que el sol era exclusivo de las épocas buenas, y un lugar tan desgraciado como el que había resultado ser su aldea no merecía ser bañado por sus rayos. Ahora, a tres días de distancia, el sol salía de nuevo y se sintió tentado de encontrar una explicación a su repentina aparición: ¿se avecinaban momentos más afortunados? ¿la distancia desde aquel lugar de muerte y destrucción significaba algo? En otra época, se hubiera lanzado sin dudarlo a abrazar estos pensamientos, pero ahora todo había cambiado. Desde que cabalgaba al lado del Caballero de la Bata Blanca, tenía la impresión de que la intuición no bastaba para sacar según qué conclusiones. Todavía no entendía muy bien el porqué de esta certeza, pero estaba dispuesto a averiguarlo. Y para ello, no dejaría de preguntar una y otra vez, aunque eso le costase el abandono a su suerte en la inmensa llanura.

jueves, 31 de mayo de 2012

Una banda de metal


Aquel rincón del citosol era un sitio especialmente tranquilo. Estaba tan alejado del núcleo como de la membrana, y apenas había tráfico. Se trataba de un espacio oculto tras un grupo de mitocondrias de pequeño tamaño, por lo que por allí nunca sucedía gran cosa; y cuando había algo de movimiento, normalmente se debía a proteínas que no deseaban llamar la atención. Y si algo no quería aquella pequeña isomerasa, era precisamente llamar la atención. Saltó del microtúbulo por el que se había estado desplazando, se encaminó con disimulo hacia una de las mitocondrias y en el último momento se deslizó por la membrana externa del orgánulo, desapareciendo de la vista de cualquier curioso. Nada más entrar en esa zona oculta, otra proteína salió  a su encuentro.


mito-em
“Se trataba de un espacio oculto tras un grupo de mitocondrias de pequeño tamaño, por lo que por allí nunca sucedía gran cosa… “(imagen)

miércoles, 29 de febrero de 2012

Sed de enzimas

Mientras me encontraba en aquella precaria situación, agarrado a dos histidinas ajenas y con serio peligro de sufrir una severa oxidación, me pregunté como tantas otras veces con anterioridad qué narices tenía en mente cuando decidí que dedicarse a la investigación intracelular podía ser algo divertido. Y como tantas otras veces, de nuevo vi pasar ante mí un resumen de todos los acontecimientos que me habían llevado hasta ese punto.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Crónicas del Reino de Sal (I)

 Capítulo 1

Fuego en la aldea

En sus quince años de vida, el chico había visto bastantes cosas como para estar seguro de que no se podía confiar en las habladurías. Nunca había guiado sus pasos por aquello que otros aconsejaban, ni creía cualquier historia como si de una verdad absoluta se tratase. Era de los pocos que incluso cuestionaban algunas de las enseñanzas de los Educadores. Sin embargo en aquel momento, mientras las llamas devoraban su aldea, las mujeres huían despavoridas con los niños en brazos y los hombres eran acuchillados sin piedad, maldecía su estupidez al haber depositado todas sus esperanzas en algo que sólo conocía precisamente por habladurías, historias de borrachos y relatos inconexos. Pero cuando uno está a punto de perder la esperanza, se agarra a cualquier posibilidad por remota que ésta sea.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Crónicas del Reino de Sal (Prólogo)

PRÓLOGO

Una suave brisa mecía los largos tallos que cubrían los campos, exuberantes tras la estación de las lluvias. Se extendían por todo el valle, dotando al paisaje de un verde intenso, y terminaban bruscamente allá donde se alzaban imponentes las montañas de la Cordillera Oscura. Una diminuta figura se levantó de repente entre las espigas, seguida de otra algo mayor. Salieron corriendo, persiguiéndose y serpenteando entre la hierba, hasta que la más retrasada saltó de golpe y embistió contra la primera. Ambas cayeron al suelo y rodaron unos metros, aplastando todo el césped y las tímidas florecillas que aquí y allá comenzaban a brotar. De nuevo sumergidos entre el verdor, los niños se reían a pleno pulmón. Habían pasado muchos días de lluvias y mal tiempo, y una simpleza como perseguirse entre los campos constituía una auténtica liberación, tras el duro trabajo que había supuesto trabajar día y noche sin poder salir de la aldea.

domingo, 22 de mayo de 2011

Batablanca - Capítulo 10: Apoptosis now

EN EL CAPÍTULO ANTERIOR...  
Respondiendo al desafío lanzado por Batablanca, Jindetrés sale del núcleo y se produce un brutal enfrentamiento, que termina con los dos enemigos sobre una proteína Vault. Mientras Jindetrés se jacta de sus planes antes de atacar a Batablanca, éste consigue distraerle y asestarle un tremendo golpe que lo lanza al vacío. Entonces Malina llama la atención de Batablanca, pero cuando éste acude en su ayuda, ella lo ubicuitina por la espalda alegando que no puede luchar contra su naturaleza. Arrastrado sin remedio hacia el proteasoma, Batablanca siente que su hora ha llegado, mientras a su alrededor la célula da muestras de encontrarse en el comienzo de un proceso apoptótico (Capítulo 9: Jindetrés sale).


Es fácil hablar de valentía y audacia cuando uno no se ha encontrado nunca a punto de morir. Eso que dicen de “mirar a la muerte, cara a cara” no tiene nada que ver con la gallardía o la bravura. Tampoco pasa tu vida ante tus ojos como una película, ni te arrepientes del pasado ni piensas en lo que te perderás en el futuro. Si estás en una situación de la que puede que no salgas con vida, lo único que piensas hasta el último momento son dos cosas: primero, cómo narices podrías hacer para evitar el desastre que se avecina, y dos: cómo narices has podido ser tan tonto de acabar en esa situación. En mi caso, la primera opción estaba totalmente agotada: sólo me preocupaba lo segundo, y como es de esperar, no tenía una respuesta satisfactoria. En cualquier caso, ya no me quedaba mucho tiempo para preocuparme de eso; de eso, ni de nada más.



jueves, 21 de abril de 2011

Batablanca - Capítulo 9: Jindetrés sale

ANTERIORMENTE EN BATABLANCA: Reunido con Bam en la taberna de Sac, Batablanca cuenta cómo su antiguo compañero de misiones intracelulares, Exbauno, perdió los estribos cuando Batablanca se enamoró de Malina. La seductora proteína había interferido entre los dos compañeros, y el inestable triángulo acabó con una pelea entre Batablanca y Exbauno, que fue equívocamente dado por muerto.  En realidad, Malina se vio obligada a ocultar que Exbauno seguía vivo (bajo la nueva identidad de "Jindetrés") por temor a las represalias de éste. Las revelaciones terminan con Batablanca afirmando que sólo pueden encontrar a Jindetrés si se fían de Malina, que les promete llevarles hasta él (Capítulo 6: Copas, revelaciones, y un desafío). Nuestros héroes son pipeteados en una transfección, y consiguen entrar en la célula gracias a la ayuda de JAK, un viejo colaborador de Batablanca. Sin embargo, su entrada no pasa desapercibida y una repentina activación del receptor, con la subsiguiente cascada de fosforilaciones, está a punto de acabar con ellos (Capítulo 7: Buscando a JAK).Una vez infiltrados en la célula, avanzan por la red de microtúbulos, pero son detectados por anticuerpos que están a punto de acabar con Malina, rescatada por Bam en el último momento. Tras detenerse a recapacitar, nuestros héroes deducen que Jindetrés se debe encontrar en el núcleo, desde donde ha estado controlando lo que sucedía en el interior de la célula. Así pues, se dirigen hacia allí, pero una vesícula que partía del retículo engloba a Bam y se lo lleva en transporte retrógado. Aunque Batablanca sale en su ayuda, no consigue alcanzar a la vesícula, que se pierde en la lejanía. Batablanca, iracundo, regresa a los alrededores del núcleo y desafía a Jindetrés a salir de su escondite (Capítulo 8: Extraños en un microtúbulo). 


 Por más que repitiese mi desafío, no obtenía respuesta. El ir y venir de vesículas seguía su curso, y los complejos se ensamblaban y desensamblaban a mi alrededor, aparentemente indiferentes ante lo que sucedía. En más de una ocasión creí que una de las vesículas se abriría de repente, para mostrar a Jindetrés en su interior, pero en ningún momento sucedió. Estaba a punto de rendirme y darlo todo por perdido, cuando lo vi.

En lo alto del núcleo,  junto a un poro nuclear donde las nucleoporinas bullían todavía, Jindetrés miraba en mi dirección, en silencio. Desde esa distancia no podía decirlo con seguridad, pero tenía la impresión de que no se encontraba nada alterado. En absoluto. Ese maldito bastardo... siempre admiré su templanza, sus nervios de acero en situaciones límite. Cuando trabajábamos juntos, era una gran ventaja; ahora... bueno, ahora sencillamente daba pánico.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Batablanca - Capítulo 8: Extraños en un microtúbulo

ANTERIORMENTE EN BATABLANCA: Una vez pipeteado hasta el eppendorf suspendido en la noria, Batablanca se encuentra con que Pistuno ha sido aniquilado por el mismísimo Jindetrés, que se le presenta allí mismo. Jindetrés resulta ser un antiguo compañero que traicionó a nuestro héroe y desapareció, siendo dado por muerto y reapareciendo bajo esta nueva identidad. Le pide a Batablanca que deje de intentar atraparle y se una a él en su secreta misión, pero nuestro héroe se niega. Jindetrés, iracundo, se decide a acabar con Batablanca, pero un repentino y vigoroso temblor del eppendorf provoca la huida del malhechor. Antes de poder ponerse a salvo, Batablanca es golpeado súbitamente y se desvanece (Capitulo 4: "Ni tú ni yo somos héroes"). Horas después, despierta en lugar seguro, para descubrir que su salvador había sido nada más y nada menos que Malina. Antigua amante y motivo de discordia entre Batablanca y su anterior compañero, Malina dice seguir sintiendo algo hacia Batablanca, y justifica el haberle abandonado como una forma de protección motivada por la reaparición de Jindetrés y sus amenazas. Incapaz de decidir si puede fiarse de ella, Batablanca se ve arrastrado de nuevo a los brazos de la arrebatadora proteína (Capitulo 5: Protéine fatale). Más tarde, reunido con Bam en la taberna de Sac, Batablanca cuenta cómo su antiguo compañero de misiones intracelulares, Exbauno, perdió los estribos cuando Batablanca se enamoró de Malina. La seductora proteína había interferido entre los dos compañeros, y el inestable triángulo acabó con una pelea entre Batablanca y Exbauno, que fue equívocamente dado por muerto.  En realidad, Malina se vio obligada a ocultar que Exbauno seguía vivo (bajo la nueva identidad de "Jindetrés") por temor a las represalias de éste. Las revelaciones terminan con Batablanca afirmando que sólo pueden encontrar a Jindetrés si se fían de Malina, que les promete llevarles hasta él (Capítulo 6: Copas, revelaciones, y un desafío). Nuestros héroes son pipeteados en una transfección, y consiguen entrar en la célula gracias a la ayuda de JAK, un viejo colaborador de Batablanca. Sin embargo, su entrada no pasa desapercibida y una repentina activación del receptor, con la subsiguiente cascada de fosforilaciones, está a punto de acabar con ellos (Capítulo 7: Buscando a JAK).

Llevábamos un rato acoplados a las dineínas, viajando a velocidad constante por el citoesqueleto. A nuestra espalda, las consecuencias de la cascada se perdían en la distancia. El resplandor de las fosforilaciones se diluía en el citosol, avanzando hacia el núcleo, que todavía se hallaba lejos. Viajábamos en silencio, sumidos en nuestros pensamientos. También nos adentrábamos en la célula, pero no teníamos muy claro dónde deberíamos bajarnos y empezar a buscar. Me giré y observé, con disimulo, a Malina. Se hallaba cabizbaja. Me pregunté si se habría dado cuenta de que, una vez más, me la estaba jugando por confiar en ella. El reciente accidente atravesando el canal de membrana no había sido intencionado, pero de haber acabado de otra manera, ella nunca se lo hubiera perdonado. Bueno, al menos esto es lo que yo quería pensar que la atormentaba. Volví la mirada al frente, intentando decidir nuestro siguiente paso.

Pero evidentemente, no iba a ser yo quien tomase esa decisión. Un grito desgarrado me sacó de mis pensamientos.

martes, 28 de septiembre de 2010

Batablanca - Capítulo 7: Buscando a JAK

ANTERIORMENTE EN BATABLANCA: Una vez pipeteado hasta el eppendorf suspendido en la noria, Batablanca se encuentra con que Pistuno ha sido aniquilado por el mismísimo Jindetrés, que se le presenta allí mismo. Jindetrés resulta ser un antiguo compañero que traicionó a nuestro héroe y desapareció, siendo dado por muerto y reapareciendo bajo esta nueva identidad. Le pide a Batablanca que deje de intentar atraparle y se una a él en su secreta misión, pero nuestro héroe se niega. Jindetrés, iracundo, se decide a acabar con Batablanca, pero un repentino y vigoroso temblor del eppendorf provoca la huida del malhechor. Antes de poder ponerse a salvo, Batablanca es golpeado súbitamente y se desvanece (Capitulo 4: "Ni tú ni yo somos héroes"). Horas después, despierta en lugar seguro, para descubrir que su salvador había sido nada más y nada menos que Malina. Antigua amante y motivo de discordia entre Batablanca y su anterior compañero, Malina dice seguir sintiendo algo hacia Batablanca, y justifica el haberle abandonado como una forma de protección motivada por la reaparición de Jindetrés y sus amenazas. Incapaz de decidir si puede fiarse de ella, Batablanca se ve arrastrado de nuevo a los brazos de la arrebatadora proteína (Capitulo 5: Protéine fatale). Más tarde, reunido con Bam en la taberna de Sac, Batablanca cuenta cómo su antiguo compañero de misiones intracelulares, Exbauno, perdió los estribos cuando Batablanca se enamoró de Malina. La seductora proteína había interferido entre los dos compañeros, y el inestable triángulo acabó con una pelea entre Batablanca y Exbauno, que fue equívocamente dado por muerto.  En realidad, Malina se vio obligada a ocultar que Exbauno seguía vivo (bajo la nueva identidad de "Jindetrés") por temor a las represalias de éste. Las revelaciones terminan con Batablanca afirmando que sólo pueden encontrar a Jindetrés si se fían de Malina, que les promete llevarles hasta él (Capítulo 6: Copas, revelaciones, y un desafío).



martes, 4 de mayo de 2010

Batablanca – Capítulo 6: Copas, revelaciones, y un desafío

ANTERIORMENTE EN BATABLANCA: En busca de información acerca del misterioso sujeto conocido como "Jindetrés", el audaz investigador Batablanca se dirige a la taberna de Sac's. Allí, para su sorpresa, se reencontrará con su viejo colaborador Bam, con el cual recordará viejos tiempos. Finalmente, Bam le ofrece su ayuda para detener al susodicho enzima de restricción, que ha desatado el caos en los últimos días (Capítulo 1:"Tócala otra vez, Bam"). Tras una búsqueda infructuosa, finalmente otro malhechor llamado Bigeldós les dará una pista: Jindetrés ha estado trabajando con Saluno y Pistuno (Capítulo 2: El tercer enzima). Más adelante, mientras perseguían a Pistuno, Batablanca y Bam son pipeteados por sorpresa hacia una trampa: un eppendorf donde tiene lugar una reacción de PCR. Con la ayuda de la polimerasa Taq, consiguen sobrevivir. Una misteriosa nota emplaza a Batablanca a una cita en la noria a 4º, hacia donde decide dirigirse en solitario (Capítulo 3: Una reacción inesperada). Una vez pipeteado hasta el eppendorf suspendido en la noria, Batablanca se encuentra con que Pistuno ha sido aniquilado por el mismísimo Jindetrés, que se le presenta allí mismo. Jindetrés resulta ser un antiguo compañero que traicionó a nuestro héroe y desapareció, siendo dado por muerto y reapareciendo bajo esta nueva identidad. Le pide a Batablanca que deje de intentar atraparle y se una a él en su secreta misión, pero nuestro héroe se niega. Jindetrés, iracundo, se decide a acabar con Batablanca, pero un repentino y vigoroso temblor del eppendorf provoca la huida del malhechor. Antes de poder ponerse a salvo, Batablanca es golpeado súbitamente y se desvanece (Capitulo 4: "Ni tú ni yo somos héroes"). Horas después, despierta en lugar seguro, para descubrir que su salvador había sido nada más y nada menos que Malina. Antigua amante y motivo de discordia entre Batablanca y su anterior compañero, Malina dice seguir sintiendo algo hacia Batablanca, y justifica el haberle abandonado como una forma de protección motivada por la reaparición de Jindetrés y sus amenazas. Incapaz de decidir si puede fiarse de ella, Batablanca se ve arrastrado de nuevo a los brazos de la arrebatadora proteína (Capitulo 5: Protéine fatale).

jueves, 25 de marzo de 2010

Batablanca - Capítulo 5: Protéine fatale

ANTERIORMENTE EN BATABLANCA: En busca de información acerca del misterioso sujeto conocido como "Jindetrés", el audaz investigador Batablanca se dirige a la taberna de Sac's. Allí, para su sorpresa, se reencontrará con su viejo colaborador Bam, con el cual recordará viejos tiempos. Finalmente, Bam le ofrece su ayuda para detener al susodicho enzima de restricción, que ha desatado el caos en los últimos días (Capítulo 1:"Tócala otra vez, Bam"). Tras una búsqueda infructuosa, finalmente otro malhechor llamado Bigeldós les dará una pista: Jindetrés ha estado trabajando con Saluno y Pistuno (Capítulo 2: El tercer enzima). Más adelante, mientras perseguían a Pistuno, Batablanca y Bam son pipeteados por sorpresa hacia una trampa: un eppendorf donde tiene lugar una reacción de PCR. Con la ayuda de la polimerasa Taq, consiguen sobrevivir. Una misteriosa nota emplaza a Batablanca a una cita en la noria a 4º, hacia donde decide dirigirse en solitario (Capítulo 3: Una reacción inesperada). Una vez pipeteado hasta el eppendorf suspendido en la noria, Batablanca se encuentra con que Pistuno ha sido aniquilado por el mismísimo Jindetrés, que se le presenta allí mismo. Jindetrés resulta ser un antiguo compañero que traicionó a nuestro héroe y desapareció, siendo dado por muerto y reapareciendo bajo esta nueva identidad. Le pide a Batablanca que deje de intentar atraparle y se una a él en su secreta misión, pero nuestro héroe se niega. Jindetrés, iracundo, se decide a acabar con Batablanca, pero un repentino y vigoroso temblor del eppendorf provoca la huida del malhechor. Antes de poder ponerse a salvo, Batablanca es golpeado súbitamente y se desvanece (Capitulo 4: "Ni tú ni yo somos héroes").

Desperté igual de repentinamente que me había desvanecido, incorporándome de golpe. La tranquilidad a mi alrededor me desconcertaba, pues mi último recuerdo era estar al borde de la proteólisis, en medio de una turbulencia inesperada y acosado por una proteína con malas, muy malas intenciones. Ahora, sin embargo, me hallaba en un sitio de lo más tranquilo, un sitio que no conocía y que por lo tanto me hacía estar alerta, a pesar de la aparente calma. Intentaba deducir qué me había golpeado, cuando una voz me respondió directamente.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Batablanca – Capítulo 4: "Ni tú ni yo somos héroes"

ANTERIORMENTE EN BATABLANCA: En busca de información acerca del misterioso sujeto conocido como "Jindetrés", el audaz investigador Batablanca se dirige a la taberna de Sac's. Allí, para su sorpresa, se reencontrará con su viejo colaborador Bam, con el cual recordará viejos tiempos. Finalmente, Bam le ofrece su ayuda para detener al susodicho enzima de restricción, que ha desatado el caos en los últimos días (Capítulo 1:"Tócala otra vez, Bam"). Tras una búsqueda infructuosa, finalmente otro malhechor llamado Bigeldós les dará una pista: Jindetrés ha estado trabajando con Saluno y Pistuno (Capítulo 2: El tercer enzima). Más adelante, mientras perseguían a Pistuno, Batablanca y Bam son pipeteados por sorpresa hacia una trampa: un eppendorf donde tiene lugar una reacción de PCR. Con la ayuda de la polimerasa Taq, consiguen sobrevivir. Una misteriosa nota emplaza a Batablanca a una cita en la noria a 4º, hacia donde decide dirigirse en solitario (Capítulo 3: Una reacción inesperada).


El pipeteo no se hizo esperar. Lo cual no hacía sino confirmar mis sospechas de que todo lo sucedido estaba siendo, de alguna manera, orquestado por alguien. Pero decidí seguir el juego, al menos por el momento. Nada más ser expulsado en el nuevo medio, me di cuenta de que efectivamente todo iba según lo previsto: podía sentir una oscilación, lenta pero contínua. Además, la temperatura era significativamente menor de lo habitual. No cabía ninguna duda: me hallaba en un eppendorf suspendido en la noria a 4º. Me ajusté la bata, y estudié la situación.