Están circulando por correo una serie de instantáneas que se ganan a pulso el epíteto de "sobrecogedoras"; aunque muchos de nuestros lectores (los cienes, ¡miles! de lectores) ya las habrán visto, me he sentido incapaz de no publicarlas en el blog. Máxime cuando la biología en general, y en concreto la genética o el estudio del desarrollo, le deben tanto a un díptero pariente cercano de estas simpáticas mosquitas que os muestro a continuación. Las fotos son obra de un artista llamado Magnus Muhr, en cuya web podéis encontrar, además de la galería donde se encuentran las moscas antropomorfas ("antropomoscas", las he rebautizado, con un par) otras tantas secciones con imágenes increíbles (en concreto hay una serie de fotos de aves geniales). Ah, bueno, y cuerpos serranos, para el que guste de mirar esas cosas por internet (que seguro que alguno hay). Bromas aparte, el tío es talentoso, no se puede negar.
Sin más dilación, os dejo que comprobéis la idea tan sencilla pero efectiva que constituyen las fotos de las mosquitas (muertas, no se puede negar...):
Mosquitas secas al sol. Ñam.
¡Al agua moscas!
A caballo entre lo grotesco y lo hilarante
Más antropomorfo imposible
Para qué volar cuando se puede saltar aparatosamente
Seguro que el último se mosquea
Perdón por los pies de figura, ya sabéis que no lo puedo evitar...
Y como escribió un sabio...y luego otro sabio cantó:
ResponderEliminarYo sé que os habéis posado
sobre el juguete encantado,
sobre el librote cerrado,
sobre la carta de amor,
sobre los párpados yertos
de los muertos.
Inevitables golosas,
que ni labráis como abejas
ni brilláis cual mariposas,
pequeñitas, revoltosas,
vosotras amigas viejas,
me evocáis todas las cosas.
Con todo el respeto a las moscas y a su labor por la ciencia, más interesante es el enlace de los cuerpos serranos, oiga. Por dios, muucho más interesante...
ResponderEliminarConsuela, qué buena manera de honrar a nuestras pequeñas amigas amantes de la hez y sus derivados. Gracias por tu poética aportación, le da al post un nivel intelectual del que carecía completamente.
ResponderEliminarY eulez, pues qué te voy a decir, que por supuesto, y que si no pongo el enlace a dicha galería no me lo hubiese perdonado en la vida.
Aunque ya había visto lo de las moscas, me sigue pareciendo graciosísimo.
ResponderEliminarY me acaba de recordar la fábula del genial Samaniego:
"A un panal de rica miel
dos mil Moscas acudieron
que por golosas murieron
presas de patas en él.
Otra dentro de un pastel
enterró su golosina.
Así, si bien se examina
los humanos corazones
perecen en las prisiones
del vicio que los domina."
¡Un saludo!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUps, perdón, pensé que no lo había enviado... :P
ResponderEliminarJolines, veo que las mosquitas han despertado vuestra vena poética! Gracias por la aportación Zeros, además la segunda estrofa rara vez se menciona y es bien ilustrativa...
ResponderEliminarGracias por comentar, saludos!
Primero he mirado las moscas, luego las aves y por último los cuerpos serranos ¿y yo que quieres que te diga? No hay color. La evolución es así de cruel a veces. Por otro lado yo sería incapaz de matar una mosca pero al atrapa-moscas este una buena leche a mano abierta le daba a gusto. Yo en el colegio las cazaba, me quitaba un hilo largo de mi ropa o de un botón, se lo ataba a la mosca con mucho cuidadito en su abdomen y las dejaba libres. Era muy bonito ver varios hilos volando por la clase. Algunas de las leches a mano abierta que me llevé también me las merecía.
ResponderEliminar