miércoles, 13 de mayo de 2009

Batablanca - Capítulo 2: El tercer enzima

- ¡No, por favor! ¡Basta! ¡Te diré lo que quieras pero por favor no me pegues más no soporto el dolor no no no basta basta qué quieres saber yo te lo diré yo….!

Había escuchado a toda clase de perdedores suplicar por sus miserables vidas, pero he de confesar que el patetismo de Bigeldós se llevaba la palma. En los bajos fondos todos sabían que era el más escandaloso, llorón y teatrero. Lo cual no significaba que fuera fácil hacerle hablar.

A no ser que el interrogador fuera yo, claro.



- Jefe, creo que ya ha tenido bastante. Lo creo de verdad – la expresión de Bam no era teatrera, en absoluto. Tal vez no recordara que cuando yo interrogaba, interrogaba en serio. Sin faroles.
- Bien, veamos qué tiene que decir esta molécula inmunda.
Sin soltar las hélices alfa que tenía retorcidas, le dirgí una gélida mirada.
- Dispara.
- Vale, vale, amigo, tranquilicémonos un poco…
Retorcí las hélices un poco más.
- ¡Ay, que sí, que sí, hablo hablo hablo! – patético se quedaba corto, en verdad.
Pero bueno, por fin se decidió a largar.
- Sólo sé lo mismo que todo el mundo: ese loco era el mejor en su trabajo, pero a partir de cierto momento empezó a actuar de manera extraña… sus cortes se volvieron demasiado habituales, no sólo se dedicó a abrir vectores, cada vez más a menudo aparecían fragmentos de DNA cortados aquí y allí, incluso por lugares
fuera del consenso de restricción… GAGAGAGA!
- ¡Deja de balbucear! No te estoy apretando tanto…
- No, no, digo que GAGAGAGA era por donde todos esos DNAs aparecían cortados, sin que nadie se lo explicase.
He de reconocer que tanto Bam como yo nos quedamos pasmados. Una secuencia de corte como ésa era absurda… ni siquiera era palindrómica. Este asunto olió mal desde que me lo encargaron, pero ahora realmente empezaba a apestar.
- Continúa – exhortó Bam, a mis espaldas.
- De acuerdo, de acuerdo… bueno, como digo, todos en el barrio estábamos algo alterados, hasta que una noche, durante una incubación a 37 grados, hubo una actividad anormal… normalmente, bueno, ya sabéis cómo funciona esto, las restricciones suele llevarlas a cabo una enzima, dos a lo sumo, pero os juro por todos mis aminoácidos que pude ver cómo un plásmido se retorcía mientras era cortado por tres enzimas a la vez.
La cosa empezaba a ponerse interesante.
- Y supongo, que ahora me dirás de quiénes se trataba.
- Pst…
- ¿¿Acaso me estás vacilando?? – Apreté con fuerza las hélices; una de ellas empezaba a desestructurarse de verdad. Noté cómo Bam apartaba la vista. No era una visión agradable, y probablemente a aquél chacal le estaría doliendo demasiado. Una lástima. Los interrogatorios rara vez son agradables, especialmente para el interrogado.
- ¡No nonono por favor basta! ¡No te estoy vacilando, quería decir que Pistuno era el único al que pude distinguir! Me estás apretando demasiado…
Muy a mi pesar, me vi obligado a relajar la tensión si quería obtener algo de aquél inútil.
- Continúa.
- Sal…
- ¡No me pienso marchar hasta que hables!
- ¡Te digo que Sal, ya sabes, Saluno! Él suele trabajar con Pistuno, y así me lo confirmaron algunos de mis colegas que pudieron ver el altercado más de cerca. Pero ninguno fue capaz de reconocer al tercer enzima, que una vez sembró el caos, desapareció en un tris.
- Así que ese tipo es rápido, eh?
- No, no, me refiero a que antes que pudieran lanzarse contra él, hubo un rápido pipeteo y desapareció; más tarde mis contactos me confirmaron que esa pipeta se dirigía a un eppendorf con tampón Tris. No me preguntes qué narices puede llevar a un enzima de restricción a un tampón semejante, a no ser que sea un suicida o un loco. Tal vez mis contactos se equivocasen, no lo sé, pero por favor no tengo más que decir…
Ciertamente no creí que el pobre diablo pudiera decirme mucho más. De hecho, me había dicho más de lo que esperaba obtener. Lo cual tampoco significaba mucho. Solté con asco las hélices alfa y dejé que se marchara, reubicando sus maltrechos aminoácidos y sollozando. Bam se me acercó. Evidentemente, estaba pensando lo mismo que yo.
- ¿Cree que Jindetrés podría ser el tercer enzima, jefe?
- No lo sé, Bam, no puedo saberlo, pero desde luego la historia que nos ha contado Bigeldós concuerda con lo que sabemos hasta ahora. En cualquier caso, nos ha dado dos nombres que pueden ser de utilidad. Ya sabemos nuestra siguiente parada.
Continuará…

2 comentarios:

  1. Hola Doctor¡¡¡

    Estamos esperando un desenlace... creo que en esta historia hay tipos realmente duros. Supongo que no va a dejar indiferente a nadie. No apto para blandengues¡¡¡

    walk the line

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  2. Muy bueno el humor léxico al más puro estilo hermanos Marx. Demuestra que se sigue pudiendo hacer humor inteligente como el de antaño, y encima usando los nombres de los enzimas, inaudito!

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Como dijo Ortega y Gasset, "Ciencia es aquello sobre lo cual cabe siempre discusión"...

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