domingo, 18 de abril de 2010

Entusiasmo científico, eslabones perdidos y titulares sensacionalistas


Es cada vez más frecuente abrir el periódico (vaya, menudo arcaísmo; debería decir leer el feed RSS o abrir una página web) y encontrarse con noticias de carácter científico que nos ilustran con los avances más relevantes en biomedicina, astrofísica, antropología... Por un lado esto es muy buena señal, y ayuda a que la barrera entre la sociedad y la comunidad científica se reduzca. Pero claro, la mala interpretación de los resultados o la prematura difusión de hipótesis no contrastadas debidamente da lugar a malentendidos bastante incómodos. En muy poco tiempo, han aparecido varias noticias que buscan el mismo titular impactante: descubrimiento de pruebas que apoyan la existencia de nuevas especies de homínidos, de “eslabones perdidos” entre el género Homo y sus parientes más cercanos. En ambos casos se trata de datos muy preliminares, todavía sin contrastar y de una repercusión mucho menor de lo que se anuncia a bombo y platillo. He leído en el interesante blog El PaleoFreak varias noticias similares, y en este enlace podéis encontrar otros fascinantes titulares recopilados por el autor del blog.

Yo, por mi parte, voy a proponer una posible explicación para este sensacionalismo, para quitar algo de culpa tanto a los periodistas como a los científicos que protagonizan estos malentendidos mediáticos. Para ello, me lo llevo a mi terreno, la investigación a nivel de biomedicina.

Situación: un hombre embatado sale de revelar una membrana de western blot, culminación de un experimento que ha transcurrido a lo largo de una semana, el cual ha surgido a raíz de una aventurada hipótesis, y que de salir el resultado esperado, puede abrir una línea de trabajo muy prometedora. El investigador en cuestión sale de dicha sala con una sonrisa en la cara, y al entrar en el laboratorio proclama a viva voz que su experimento ha sido un éxito; tal vez, incluso, se aventure a exclamar que el primer paso hacia una cura para la  enfermedad (x) haya tenido lugar. 
 
La alegría en este caso puede ser justificada, y cumplirse las mejores expectativas, o bien puede durar tanto como comprobar que:

a)    En realidad el entusiasta estaba mirando la membrana del revés
b)    Repasando el experimento, se da cuenta de que le falta un control crucial
c)    Al comprobar la posición de las muestras, resulta que se equivocó en la posición de los controles positivo o negativo (en caso de tenerlos) respecto a la muestra problema
d)    En el mejor de los casos, el resultado es correcto; sin embargo, jamás vuelve a reproducirse en posteriores repeticiones

(Pincha sobre la imagen para un tamaño decente)

Cualquiera de estas opciones, podría pensarse, deprimiría hasta la náusea al investigador desdichado, pero nada más lejos: es parte de la profesión, y él mismo, minutos después de proferir vítores y palabras de gozo, sabe que el aparentemente buen resultado debe ser meditado, repetido, contrastado y corroborado por distintas técnicas. Pero claro, tomemos ahora  por caso que en cada laboratorio existiese un reportero de plantilla (sería de extrañar, dado que apenas hay investigadores "de plantilla"), encargado de registrar los acontecimientos y de anotar los descubrimientos que se producen, para comunicarlos a la sociedad mediante su publicación en los medios de información. Este reportero podría dejarse llevar por la impresión del entusiasmado científico, y al entrevistarle en ese momento de gozo, dejar constancia de que "una nueva vía para curar la enfermedad (x) acaba de descubrire en tal laboratorio". 

Esto es una exageración, por supuesto, pero lo que ocurre muchas veces no se va tanto: un periodista entrevista al director de un grupo que trabaja en un campo muy importante a nivel social, digamos cáncer o párkinson. El investigador, si es un profesional, será comedido en sus comentarios y su valoración del trabajo que llevan a cabo, pero dirá sin tapujos lo que espera que resulte de su investigación. Pero claro, todos somos humanos (aunque algunos no lo parezcamos ) y nos dejamos llevar; bastará que el periodista  presione un poco, buscando las afirmaciones más revolucionarias, y aunque no queramos hablar de aplicaciones prácticas inmediatas de nuestro trabajo, se nos instará a especular, y si una cosa tenemos en común es que nos emocionamos. Sí, nos emocionamos, y si se nos deja y se nos tira de la lengua acabaremos dando rienda suelta a nuestra imaginación, nuestras esperanzas, lo que deseamos que resulte del duro trabajo, lo que anhelamos. Y claro, el reportero cogerá precisamente la información más emocionante y la plasmará en una artículo con un titular revolucionario. Así sucede que, cada vez que un grupo de paleontólogos descubre nuevos fósiles pertenecientes a un homínido, ellos mismos se emocionan, sueñan con haber hallado una nueva especie, tal vez un ancestro crítico para entender la evolución del ser humano, y al ser bombardeados por la prensa, así lo expresan. No es difcícil entender qué titular queda mejor, si “Hallan fósiles pertenecientes supuestamente a un homínido que podría o no pertenecer a una especie ya conocida, y cuando se analice su material genético puede ser, si se constata que no es un único mutante o la muestra no contiene contaminación de otros organismos, que se trate de una nueva raza, subespecie etc” o “Hallan fósiles pertenecientes a un posible eslabón perdido”. Eslabón perdido. Uno de esos términos que tienen gancho. Da igual si es correcto o incorrecto, o si se aplica con certeza, pero todo el mundo entiende de un mismo modo a qué se refiere, lo cual hace que se perpetúe dando lugar a una gran desinformación (podéis ver un caso muy reciente aquí; nada menos que el grado de confusión lleva a poner a creacionistas y paleontólogos al mismo nivel).

Está claro que hay que tener una gran vocación para dedicarse a la investigación, lo cual suele ir asociado a una altas expectativas respecto a nuestro trabajo y su repercusión en el campo que sea. La prudencia que se le presupone a un investigador al comunicar sus hallazgos está constreñida por esas ganas de gritar a los cuatro vientos ¡EUREKA!, y que miles de personas puedan beneficiarse de nuestro trabajo para saber que tantas horas de estudio, comidas de coco y constantes frustraciones han producido algo utilizable y de provecho para muchos (recuerden amigos lectores aquel añejo post Our joy in a well). Así que, amigos científicos, controlad vuestro entusiasmo, siempre sin perderlo; amigos no científicos, interpretad con precaución cualquier noticia acerca de descubrimientos científicos, y cuando nos preguntéis por nuestro trabajo, intentad ser benévolos con nuestra soberbia desmedida al asumir que nuestro trabajo será la causa de la cura de todos los males de la humanidad. Al fin y al cabo, y como diría C3PO, todo esto es “típico de los humanos”.

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10 comentarios:

  1. Lo has clavao. Verdad como la vida misma.

    En todo caso, tu visión de los científicos es bastante positiva. Quiero decir, consideras que estas equivocaciones son debidas al entusiasmo de la gente. Estoy seguro de que es así en muchos caso, pero creo sinceramente que, como en cualquier otra actividad humana, también hay gente que manipula la información para darse importancia, o para conseguir proyectos de investigación o sencillamente porque están tan inmersos en lo que hacen que ya no distinguen lo que es "científico" de lo que no lo es.

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  2. Más cosas: la viñeta mola un puñao y estás meneao

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  3. Cómo mola lo del meneo, la gente ha dicho cositas y todo! Gracias compadre eulez.

    Pues sí, he planteado una visión optimista, no me apetecía hacer mala sangre. Pero es bien cierto que no pocas veces la "confusión" es totalmente buscada, ya sea por intereses económicos, políticos o de cualquier índole. Incluso se me ocurren casos muy concretos con nombre y apellidos. Como en todo, efectivamente...

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  4. Este mundillo nuestro de la ciencia es emocionalmente complicado y en muchas ocasiones, hay que llegar a un compromiso entre entusiasmo y cautela...especialmente si se trata de comunicar algo al "mundo exterior". Al fin y al cabo, en el microcosmos del laboratorio ¿por qué no entusiasmarse a tope, aunque luego te tengas que desinflar? Creo que si no es así, es díficil continuar en investigación. De cualquier forma, pienso que hacen falta buenos "divulgadores de ciencia" y que sin llegar a los ejemplos "extremos" que has mencionado se puede hacer brillar un resultado prometedor sin crear falsas esperanzas. Me ha gustado también mucho la viñeta.

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  5. Hola amigos,

    la verdad es que Dr. Litos la ha vuelto a clavar, en el sentido bloguero del término....

    Creo que tienes mucha razón. En mi opinión por supuesto hay algunos casos de malas intenciones y/o de malas interpretaciones, pero también es verdad que todo resultado positivo o negativo es cierto hasta que se demuestra lo contrario. Así es como ha avanzado este loco mundillo.

    enhorabuena

    el lechero de puertorico

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  6. Pues sí, a mí también me alenta pensar que la mayoría de científicos trabajan motivados por esas altas expectativas de éxito y repercusión de su esfuerzo en la sociedad. Y a esos villanos que buscan su éxito personal por encima del común, mejor directamente no llamarles investigadores, pues no cumplen con los requisitos de tal denominación.

    Yo personalmente, leyendo tu entrada, y como bióloga que intenta meter cabeza en el mundillo de la investigación, no puedo evitar pensar que, independientemente de todo esto, me muero de ganas de que llegue el día en que, entusiasmada con un resultado, pueda gritar a los cuatro vientos ¡EUREKA!

    Genial la viñeta, y geniales tus reflexiones, cada vez menos absurdas.

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  7. Poderoso caballero es don dinero. El científico tiene que vender su trabajo, para que lo sigan becando, promocionando, o subvencionando, tanto desde la administración pública como privada. El periodista tiene que vender su titular para que los que le pagan vendan periódicos. Y a la gente que lee periódicos, le gustaría que el dinero de sus impuestos en investigación, pudiera dar otro Einstein, Newton o Darwin a quien adorar. Y ahí se cierra el círculo. Y se termina el asunto, hasta el siguiente conato de invento o descubrimiento. Aquí a lo que más llegamos (y consuélate) es a Eduard Punset. Y gracias. Somos así. Por dinero baila el perro del poderoso caballero don dinero.

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  8. Me alegra ver que en general todos apoyáis el buenrrollismo y el entusiasmo contagioso, siempre y cuando vaya acompañado de cierta prudencia y perspectiva. Es difícil encontrar buenos divulgadores Fairygu, pero toda piedra hace pared. El apunte de el Lechero también es acertado, la cuestión es que hay que aportar pruebas para corroborar o desmentir, nada es verdad o mentira de primeras.

    Tranquila Consuela, que lo gritarás y pronto, estoy seguro. O bien cuando te salga un experimento, o cuando te premien por una de las increíbles fotos que nos regalas tan a menudo.

    Aunque, resumiendo, lo de Fer es lo más acertado: todo depende del money en última instancia...

    ¡Gracias a todos por comentar! A ver si me pongo las pilas y actualizo un poco, que así ni descubrimos nada ni divulgamos menos aún.

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  9. ¡¡Muy bueno!!
    Lo que pasa es que yo creo que un poquillo de pimienta mediática, honesta e inteligente, nunca viene mal.
    Saludos

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  10. Si está claro, Jesús, que la ciencia y sus descubrimientos tienen atractivo de sobra para ser seguidos cual espectáculo, pero bueno, qué menos que pedir al periodista que dentro de la profesionalidad que se le exige, sepa en qué consiste el descubrimiento en sí, y por muy chulo que lo pinte, que no cometa inexactitudes. Y lo mismo para el científico que comunica su hallazgo.

    Muy interesante tu comparación con el espectáculo deportivo, la verdad; gracias por el comentario, espero que nos sigas leyendo!

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