Bueno, no tanto; ni de coña, de hecho. Pero un eclipse solar, aunque sea parcial, siempre es bonito de ver y me ha parecido una ocasión perfecta para inaugurar el año bloguero. Por supuesto que casi todo el mundo sabe de qué va esto de los eclipses. Podríamos haber hecho un post idóneo para participar en el carnaval de física, hospedado en esta última edición por el amigo eulez; pero claro, aquí vamos justitos de biología, como para ponernos a hablar de física. Así que he decidido sencillamente comentar la experiencia a nivel personal, de manera meramente lúdica, que para explicar las vicisitudes del eclipse ya hay algún que otro sitio mucho más preciso por la inmensa blogosfera (en particular, todo lo que hubiese podido querer explicar está perfectamente desarrollado en este post de "Astrofísica y Física").
Para leer nuestra humilde y sencilla crónica, sigan leyendo, si me hacen el favor.
Una vez constatado mediante la página de la NASA (nada menos) la hora del evento (inicio 8:24, máximo 8:55 a.m), nos plantamos en un santiamén en la playa de la Malvarrosa, para tener un buen horizonte que otear (son las ventajas de vivir en una ciudad costera). Una vez allí (8:00 a.m.), pudimos comprobar con cierto nerviosismo que una densa franja de nubes cubría dicho horizonte cuando ya se empezaba a notar la luminosidad típica del amanecer (eso sí, se veía el cielo en unos tonos preciosos) (Figura 1).
Figura 1. Amanecer en la playa de la Malvarrosa (8:06 a.m.)
Mientras esperábamos el despeje milagroso de la bóveda celeste, preparamos el material: hay que recordar que el utilizar películas fotográficas veladas (muy habitual en personal que trabaje en laboratorios de biología molecular) o radiografías no es especialmente recomendable, siendo preferible utilizar cristales tintados. En nuestro caso, disponíamos de una serie de vidrios y anteojos de soldador (Figura 2) que traía consigo mi progenitor, el Dr. Litos Senior, con quien ya en otras ocasiones hemos visto eclipses (especialmente notable el caso del eclipse solar total en agosto de 1999, que observamos en todo su esplendor desde la localidad francesa de Reims).
Figura 2. Vidrios tintados de distintas dimensiones y grosores. En concreto, los vidrios circulares llevaban impresa la leyenda "tono 13", y son los que mejor filtraban la luz. Hay que mencionar que las gafas dotan a su portador de un aspecto steampunk altamente molón.
Aunque cada vez había más luz y los primeros rayos atravesaban las nubes, aún no se podía distinguir el disco solar. Para matar el tiempo, y siendo consciente del increíble parecido entre uno de los vidrios tintados y el objeto conocido como T.M.A.-1 (también llamado monolito, sin tener nada que ver con el que suscribe), intenté recrear una de las escenas más famosas de la historia del cine en plan amateur (Figura 3).
Figura 3. El monolito en la Malvarrosa. Casi puede escucharse el Así habló Zaratustra de Strauss.
Y por fin, el cielo se desencapotó (9:00 a.m., aproximadamente). El disco solar, visto a través de los cristales tintados, adquiere una tonalidad verdosa que convierte la escena, ya de por sí fascinante, en algo aún más inquietante (podría haber pasado las fotos a un sencillo blanco y negro, pero he pensado que así molaba más). Para entonces, la silueta lunar ya estaba bien superpuesta con el disco solar, y para cuando se ha despejado del todo y hemos podido obtener alguna instantánea digna, ya estaba cruzando para seguir su camino. En la Figura 4 se muestra la imagen más cercana que he podido obtener con mi simple cámara digital compacta, un trípode de bolsillo y el cristal sujeto con la siempre útil pero poco precisa técnica manual.
Figura 4. No es luna creciente, ni es la sonrisa del gato de Alicia (8:58 a.m.)
El cielo ya estaba completamente despejado durante la fase final del eclipse, de modo que la única secuencia más o menos decente que puedo enseñaros la he compuesto en la que constituye la Figura 5.
Figura 5. Las últimas fases del eclipse (A) 9:22 a.m. (B) 9:27 a.m. (C) 9:36 a.m.
Pues bien, esto es todo lo que este humilde bloguero os puede ofrecer. Evidentemente, habrá numerosísimos posts colgados por ahí con instantáneas aún más sobrecogedoras, pero bueno, quería aportar mi experiencia personal y demostraros que no hace falta mucho más que unos cuantos vidrios y una cámara digital cualquiera para conseguir unas instantáneas marcianas y alucinantes como las que os he mostrado. Eso sí, también se puede observar este fenómeno de manera mucho menos perniciosa para nuestro frágil sistema ocular mediante un sistema de proyección: en nuestro caso, hemos utilizado unos prismáticos y el color blanco de la fiambrera del almuerzo para poder observar el fenómeno de manera indirecta (Figura 6).
Figura 6. Tan simple como concentrar los rayos solares sobre una superficie blanca. El cinematógrafo aplicado a la astronomía. Y encima, parece un robotito majísimo.
En resumen, una experiencia la mar de curiosa. El eclipse solar es un fenómeno poco frecuente, y muchas veces dificil de observar en las ciudades. No ha sido tan espectacular como el eclipse total de sol que tuvimos el privilegio de observar en Reims allá por el 1999; en aquella ocasión, realmente el día se tornó en noche durante unos segundos mágicos en los que un sol completamente negro dominó el cielo. Si en aquella época hubiera sabido lo que era un blog (narices, ¡no sabía casi ni lo que era internet!), menudo post me hubiera salido.
Como despedida, tomo prestada la secuencia que el amigo Nahum (del interesante blog científico-lúdico Un geólogo en apuros) ha compuesto con sus instantáneas tomadas desde Rojales (Alicante) y subido a youtube (con permiso del autor, por supuesto):
Dr. Litos!!!
ResponderEliminarPrimero, gracias por la mención a mi humilde visión del eclipse, jajaja. Me siento abrumado!!
Segundo, gracias por compartir tu visión, que no todos los años vemos un eclipse de Sol en España, y como dice el refrán, cuatro ojos ven más que dos... :D
Muchas gracias por las imágenes y por contar la experiencia. En Madrid ha estado completamente nublado todo el día, así que nos lo hemos perdido. ¡Y pensar que hace sólo unos días estaba en Valencia! Me he acordado del eclipse anular de octubre de 2005, que en mi ciudad se vio de lujo y fue una de las experiencias más "alunizantes" (juas juas) que he tenido. Un eclipse parcial bien merece un madrugón, pero casi lo que más me ha sorprendido es que hayas presenciado un eclipse total. ¡Esto tienes que contarlo más! No me gustaría morirme sin experimentar uno. Dicen que la diferencia entre uno parcial del 99% y uno total es cualitativamente diferente. Tiene que ser impresionante. ¿Os desplazásteis hasta Reims para eso? Cuenta un poquillo, anda...
ResponderEliminarGracias por las fotos. Aquí en Cantabria estuvo nublado y no se pudo ver nada, así que los cántabros nos tenemos que conformar con ver las imágenes que han hecho otros :(
ResponderEliminarSaludoss.
Pues yo en 1999 casi que no sabía lo que era un PC, o sea que fíjate... Lo habrías petado de haber hecho un post con aquel eclipse. La cuestión sería cómo y dónde lo habrías colgado. ¿En una de esas horribles páginas de html y frames? ¿Sin feeds? Bah, todo tiene su momento.
ResponderEliminarMuy bueno el post, sí señor.
Nahum hombre, no es para tanto, ¡gracias a ti por completar el post! Además, ya que no había sacado un gran material, me parecía chula la idea de completar con visiones desde otros sitios. Como bien dice Alive, fue un día muy nuboso por otros lares, así que ya sabéis: ¡compartir es vivir!
ResponderEliminarCopepodo, la verdad es que la experiencia sí que es de esas cosas que no te esperas que sea para tanto, y luego te deja flipado. Pero tampoco hay mucho que contar, el viajecito hasta Reims fue toda una odisea (en furgona, sin alojamiento reservado, todo bastante improvisado), luego sí que valió la pena. Si recupero alguna de las fotos que consiguió hacer mi santo pater, chófer y promotor de aquella aventura loca, ya las mostraré para vacilar un poquillo, jeje. Mira tú por dónde, con lo del eclipse me he resarcido de la envidia que me han dado tus reportajes sobre Madagascar, ¡toma ya!
Pero le doy la razón a eulez, el momento pasó y efectivamente, más vale un mini-post actual con todos sus lujos de un eclipsillo parcial, que nada.
Muchas gracias por mostrarnos ese eclipse de sol que nosotros no pudimos disfrutar por estar muy nublado. Por cierto, muy bueno el vídeo. Y has hecho que mi corazoncito cinéfilo se tarquicardizara ante esa posibilidad de que casi tocas el monolito de Kubrick, por un momento casi me da algo, así es la magia de la fotografía. Muy buen traido el homenaje
ResponderEliminar