lunes, 24 de octubre de 2011

La catástrofe del CIPF

Todos aquellos relacionados con el mundo de la ciencia habrán oído acerca de los recientes acontecimientos en el Centro de Investigación Príncipe Felipe, que han resultado en la eliminación de la mitad de los grupos de investigación que lo formaban (al menos eso es lo que ha trascendido, todavía está la cosa muy caliente, pero no pinta nada bien). Es difícil para mí escribir objetivamente acerca de este hecho, pues me atan lazos muy fuertes al centro donde realicé la mayor parte de los años de mi tesis doctoral, años que asocio invariablemente a un periodo fantástico, donde me formé como investigador y como trabajador, donde me especialicé en lo que más me apasiona y donde conocí las personas y lugares que han forjado mi carácter en esta reciente etapa de mi vida. Es difícil obviar que el laboratorio donde aprendí todo lo que sé, donde nacieron mis primeras publicaciones, donde conocí a algunos de mis mejores amigos, pueda desaparecer en la nada. Pero voy a intentarlo, para intentar solventar un problema que creo que es de base y que he introducido casi inconscientemente en la primera línea del texto: esta es una grave noticia, sí, pero no debería serlo sólo para aquellos relacionados con el mundo de la ciencia.

Se oirán muchas cosas - se han oído ya - en torno a las razones que han llevado a tan drástica situación. Yo mismo he leído en estos últimos días algunas frases que denotan lo poco asumido que está para la sociedad en general que lo que hacemos entre estas asépticas paredes no es para nosotros, para nuestro gustito personal, nuestros egos elitistas ni nuestras vocaciones desmedidas ansiosas de prestigio internacional (vale, sí, nos divierte y nos encanta, ya estaría bien que a cada uno le gustase de ese modo su propio trabajo). No se trata de ajustes presupuestarios, de una respuesta a una crisis no deseada por nadie. Ajustes es lo que se ha hecho en todas las instituciones que dependen del Estado, se han bajado sueldos (lo sé de buena tinta), y ha habido no pocos despidos; pero son unas pérdidas puntuales y graduales que, si bien no ayudan precisamente al desarrollo de la ciencia ni a la consolidación de una profesión llena de abruptos obstáculos, pueden ir superándose poco a poco. Pero la eliminación de un porcentaje tan elevado de investigadores, de grupos enteros, es algo inaudito y terrible. Algo que requiere de una justificación y una serie de explicaciones satisfactorias, y el problema no es sólo que no existan esas explicaciones, sino que nadie las está exigiendo más allá de los directísimamente afectados. 

Es vox populi que el Centro ha tenido una gestión nefasta desde su creación, y está bastante claro para todos los que saben un poco del tema que los efectos de recortes y crisis no hubieran tenido jamás esta magnitud de haberse gestionado los recursos en pro de la investigación y no de intereses políticos y privados. No voy a extenderme en detalles, el que quiera informarse no tiene más que bucear un poco y leer noticias como este resumen, o artículos perfecta y sabiamente escritos (y bastante aterradores, dicho sea de paso) como este.  Mi granito de arena consistirá simplemente en intentar responder dos preguntas muy simples:

1) ¿Es la baja productividad y eficacia de los grupos de investigación, y no la mala gestión, la causante de los despidos? 

2) ¿Hasta qué punto afectan  estos hechos a la sociedad en su conjunto?


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Bien, respecto al punto (1) existe una manera muy fácil y objetiva de saber si son ciertos los rumores de que se han cerrado todos esos grupos porque su trabajo no era eficiente: si alguien no confía en los criterios de los comités elegidos para evaluar a los grupos de investigación, puede hacer comprobaciones por sí mismo. El trabajo científico tiene la ventaja de que los resultados producidos en los diferentes grupos son absolutamente públicos. Existe un motor de búsqueda llamado PubMed donde aparecen todos y cada uno de los trabajos publicados a lo largo de las últimas décadas en el ámbito de la biomedicina: simplemente tecleando el nombre del jefe de grupo en cuestión y observando lo que la base de datos nos ofrece, podemos comprobar el ritmo de publicaciones y la calidad de las mismas durante los últimos años. No es especialmente bueno que las publicaciones sean el criterio máximo y en general casi único de evaluación de los grupos, por razones que no vienen al caso ahora mismo; pero para lo que tenemos entre manos, es más que adecuado. Precisamente porque las publicaciones es lo único que cuenta en los procesos de evaluación tanto para contratar personal, como para asignar proyectos, y en general justificar la existencia de grupos enteros de investigación, tenemos aquí un modo para que cualquiera actúe como evaluador. Si pensáis que en un centro de investigación de primera clase como el CIPF pueden existir 14 líneas de investigación con un nivel de resultados y publicaciones tan bajos como para justificar su eliminación… bien, no tenéis más que comprobarlo vosotros mismos. No voy a poner la mano en el fuego por los investigadores que no conozco personalmente, ni voy a meterme con el trabajo de unos comités especializados en evaluaciones como las que han tenido lugar aquí. Podría entonces parecer que los científicos pertenecemos a una especie de secta, que el corporativismo nos hace defender a nuestros semejantes a capa y espada: nada más lejos de nuestra intención. Todos conocemos el caso de numerosos grupos que abusan de subvenciones no merecidas, posiciones creadas en cierto momento que hacen difícil su eliminación, enchufes y méritos falseados, premios injustos y trabajadores vagos. Como en  todas las profesiones, simple y llanamente. Pero asumir que un porcentaje  tan elevado de trabajadores de un  mismo ámbito se hayan dedicado a despilfarrar el ajustadísimo dinero que las instituciones les han proporcionado, cuando su trabajo precisamente depende de estirar al máximo sicho presupuesto y maximizar su productividad… es algo absurdo. Por no decir que los directores de grupos de investigación pasan una gran parte de su tiempo buscando diversas fuentes de financiación, dándose el caso de que algunos de los grupos despedidos incluso siguen disponiendo de fondos para sus proyectos de investigación. Simplemente, no hay con qué pagar el gasto de las instalaciones. Es lo que tiene la alta tecnología, que sale cara de mantener.

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El punto (2) ha sido discutido hasta la saciedad tanto en nuestro blog como en muchísimos otros: de hecho, uno de los ejemplos más recientes lo encontré en una de las últimas entradas publicadas en ConCiencia Valencia, un blog creado por investigadores del CIPF durante estos últimos meses de incertidumbre y temor (por cierto, podéis leer aquí un relatillo que les he dedicado y que han tenido el detalle de publicarme). Si bien es cierto que mucha gente ve estupendo que se estudien temas como el cáncer o las enfermedades infecciosas, por ejemplo, parece que existe una opinión general de que los estudios a nivel más básico son irrelevantes en un país con problemas más acuciantes (es decir: paro, mucho paro). Pero debemos reflexionar y darnos cuenta de que los logros de la investigación no son a corto plazo; basta con observar los éxitos ACTUALES para comprender que jamás hubieran tenido lugar si no fuese por los investigadores del pasado. Sumando dos y dos, tenemos como resultado que los grupos de personas con una formación académica completamente dedicada a entender procesos como la proliferación celular y el cáncer, las enfermedades autoinmunes, el diseño de fármacos, la esclerosis múltiple, y un largo etcétera son los responsables directos y primordiales de la cantidad de información y desarrollo de tecnologías que proporcionarán a nuestros descendientes una mejora sustancial de su calidad de vida. Bien, pues todo esto ha sido arrancado de raíz. Algo que podría haberse evitado si la apuesta del CIPF hubiese sido razonable y estudiada con el debido detenimiento, si se hubiese empezado por hacer una base sólida y segura de grupos bien cubiertos de financiación que hubiese aumentado paulatinamente su plantilla e instalaciones en función no de lo que se hubiese querido utópicamente, sino de lo que se  pudiese pagar en el momento. 

Así que por favor, lectores, recapaciten un poco ante lo que lean y oigan, y sobretodo recuerden que el trabajo que desempeñamos los locos de las batas blancas no es sólo para que algún día no exista el cáncer. También sirve para producir cosas como la aspirina, la insulina inyectable, las prótesis dentales, los conservantes alimentarios… para formar a los futuros profesores universitarios que despertarán las inquietudes de los genios del mañana; y como bien se explica en este post, también para asesorar a las empresas en su generación de riqueza y empleo, formando equipo con expertos en otras disciplinas, mejorando la tecnología que cada día nos aleja de las cavernas. Incluso hubo una época en que pensábamos que todo este progreso nos acercaba un poquito más a las estrellas. 

Ahora, la verdad, no sabría qué pensar. Porque catástrofes como ésta, más bien, nos hacen estrellarnos.

Para estar al tanto del futuro del CIPF:
http://concienciavalencia.blogspot.com/

En twitter:
http://twitter.com/#!/concienciavalen
#CIPF

10 comentarios:

  1. Una de mis mejores amigas también hizo buena parte de su tesis allí. Pobre mujer, buscando una beca postdoc que anda ahora en plan desesperao. Y ya veremos... :/

    Es lo que tiene que la investigación en este país, igual que la educación y la sanidad, importen una mierda, hablando claro.

    Mi padre se murió con esclerosis múltiple. Siempre pensé que sería así. Lo que no había pensado hasta no hace demasiado, es que yo probablemente me muera también sin verle la luz al asunto. Cuando menos desde este país.

    Lo tenéis bien crudo, así que ánimo, chico, no queda otra.

    Salud.

    p.s. ... y encima uno va para diputado nacional del PP, ¿lo leíste?... madre mía, qué penica, tú...

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  2. Una triste realidad extrapolable en diferentes escalas a otros centros de investigación o tecnológicos.

    Muy buenas reflexiones DrLitos ;o)

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  3. No me parece que haya que justificarse. El campo en el que trabajáis tiene una aplicación directa en algo tan útil como es la salud de la gente. Esto no ocurre en otras ramas de la ciencia. A lo mejor a ti te parece que no es tan directo, pero para mí sí que lo es. Dile ahora a un físico teórico que para que sirve lo suyo. Eso sí, lo suyo es casi gratis. Es por esto por lo que en España, durante mucho tiempo, solo se ha hecho Física (no experimental) y Matemáticas, porque hacen falta pocos medios. Pero eso sí, luego los políticos dicen que la ciencia tiene que ser aplicada, que tiene que dar resultados en la sociedad. Ya, y entonces vas y cierras el CIPF.

    Miren, es que la inutilidad es muy grande. Y más con estos politicastros de mierda que tenemos.

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  4. Quería comentar antes... pero quise pensar antes de decir algo... solo se me ocurren insultos... no merece la pena... me repito a lo que ya dije una vez:
    http://jindetres.blogspot.com/search?q=aciagos

    En un país donde, por tradición, la Cultura (el que la tiene), son las artes, las letras y un poco de historia,...como no van esos mamarrachos chupavidas que gobiernan a mandar a la mierda a un montón de Científicos con un argumento como ese... Pues claro! quien se lo va a reprochar.

    QUE RABIA Y QUE PENA...

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  5. A todo esto, que encima dicen que en España no se hace ciencia puntera de calidad, que no despunta, que no tenemos "Gasoles".

    Tiene cojones la cosa.

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  6. Gracias por los comentarios gente. En sí mismos son una muestra de lo que hay: V gracias a tu amiga sabes bien cómo está el patio, y en fin, no es consuelo pero estoy seguro de que gracias a todos estos granitos de arena algún día la gente dejará de morirse por estas enfermedades. Esperemos. S. Belizón qué buneo leerle por aquí! Efectivamente, lo malo es que no es algo sólo de la biomedicina, pero es más sonado. Banchsinger como científico exiliado es ejemplo en carne viva de cómo está la cosa, y finalmente eulez como investigador de un campo con poca aplicabilidad puede dar fe de que no se apoya el conocimiento en ninguna de sus vertientes.
    Por muy biomedicina que sea, nuestra investigación para el público general es tan básica que les da risa: cuando mis amigos me preguntan cada vez "bueno, has descubierto algo o qué? cómo va lo de curar el cáncer?" y les cuento mis "avances", se quedan con cara de pan.

    El artículo que citas es de risa, en la época de más recortes, cerrando centros enteros como éste (que lo cerrarán en un año o dos, a este paso), y dicen que no somos competitivos. Pues cuando hemos ido al extranjero y hemos visto cómo se trabaja allí y los medios que tienen (de personal y de recursos tecnológicos), se siente uno asombrado de que podamos ser grupos competitivos a nivel de publicaciones. Sólo que lo que nos cuesta tres años de sacar adelante, a un laboratorio "con pelas" le puede costar un año. Así de simple.

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  7. Dr Litos! gracias por dar una visión tan real y objetiva de la situación del CIPF. Yo no creo poder comentar objetivamente porque estando en el ojo de la tormenta es dificil...solo puedo decir que el asunto me produce tristeza, impotencia e indignación...nunca pensé ver esto en este país. Ojala los españoles que van a votar el 20-N lo hagan a conciencia.
    saludos :)

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  8. En 2008 asistí a un curso en el CIPF de herramientas filogenéticas y filogenómicas que me fue muy útil. Me acuerdo muy bien que literalmente flipé con el centro. Me parecía increíble que hubiese un sitio así, con esos medios, en España. Qué triste es constatar que esa apreciación era cierta: al parecer este sigue siendo sin ser un país para la investigación. ¡Y estamos hablando de un mega-centro-chachiguay-biosanitario cuyas líneas tendrán evidentes aplicaciones en la sociedad! De investigación básica mejor ni hablamos.

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  9. "sigue siendo sin ser"
    Pido perdón a las retinas damnificadas por mi incompetencia.

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  10. Pero vamos a ver. La solución es muy sencilla. Si el patrocinador, a quien llevais años haciendole propaganda con su nombre, es el príncipe Felipe, pues nada tan sencillo como ir a verlo a su casita, junto al palacio de la Zarzuela, que se la hemos pagado entre todos con nuestros impuestos y reclamarle las cuotas atrasadas. Cuando cualquier equipo deportivo, lleva el nombre de una empresa, es porque recibe dinero. Pues aquí ocurre igual. Y quien mejor que el príncipe, que algo debe esperar de la investigación científica, cuando ha mandado congelar células madre, del cordón umbilical de la próxima reina de este corrupto país. Lo que no entiendo, es que lo han hecho en Tucson (Arizona) y no aquí, que seguro nos habría salido más económico. Bueno, los ricos tienen esas excentricidades. Así que cuando querais vamos a ver a los príncipes y nos traemos el dinero que haga falta. Ironías aparte, teneis mi comprensión, respeto y admiración, por la labor que desarrollais. Un abrazo a todos.

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Como dijo Ortega y Gasset, "Ciencia es aquello sobre lo cual cabe siempre discusión"...

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