A mediados de 2011,
un grupo de reputados laboratorios del CERN hacía público el hallazgo de neutrinos super-lumínicos. La teoría de la relatividad
de Einstein, vigente hasta la fecha, se desmoronaba, arrastrando en
su colapso todo el conocimiento y los avances tecnológicos de la
última centuria. A pesar de la discrepancia de otras pruebas y de la
mayoría de físicos teóricos mundiales, los datos de los
experimentos que descubrieron esta violación de la velocidad de la
luz, no fueron publicados en su totalidad y no pudieron ser revisados
convenientemente por la comunidad científica.
Apunte de Dr. Litos: el genial Gerardo Sanz en su tira de divulgación científica Conversaciones con el Huracán dedicó varias historietas a esta anécdota de los neutrinos. Pinchad aquí para leer esta viñeta al completo y las demás
El prestigio del CERN
no dejaba lugar a dudas. Todas las investigaciones debían cerrarse,
jamas seríamos capaces de descubrir como funcionaba el universo, no
había mas alternativas. La falta de un paradigma sólido a seguir
sumió a la ciencia en la oscuridad. Esto fue aprovechado por las
pseudociencias, la magia y la religión, que medraron con fuerza como
no lo habían hecho desde principios de la edad media. Después de
años de retroceso sumidos en superstición y a merced de la
brujería, se accedió finalmente a las instalaciones
del CERN y se revisó el material de los experimentos para encontrar
que un cable de fibra óptica defectuoso unía una unidad de GPS y un
ordenador generando así una lectura de velocidad errónea. Pero ya era tarde. El CERN
admitió el error en la publicación pero defendió el resto de sus
decisiones, que ya fueron aplaudidas e impulsadas en su día por los
entusiastas del oscurantismo, que obtienen su poder de la ignorancia
de las gentes. Parece a todas luces claro que los embusteros habituales usarán cualquier brecha o incongruencia mostrada por la ciencia para ensalzar su inutilidad e inconsistencia en pos de ensalzar la religión, y el oscurantismo no terminará nunca.
Este
es el escenario que han visto mis ojos esta mañana cuando he leído
con los ojos como platos el artículo de Paul Kruman traducido en El
País como La depresión del Excel. Eso
de ahí arriba es lo que hubiese tenido que escribir su homónimo
científico si la ciencia, con todos sus defectos y mezquindades (que
las tiene), se comportase como parece lo han hecho ciertos economistas y
políticos.
Yo
de verdad, no me cabe en la cabeza, y mira que la tengo gorda.
Casi lo más interesante de todo este embrollo es lo que se comenta aquí: http://politikon.es/2013/04/21/una-complicada-historia-alrededor-de-un-error-en-una-hoja-excel/
ResponderEliminarEs decir, que el error no fue tan grave, pues no cambiaban las conclusiones del trabajo. Pero el trabajo en sí mismo era una caca, y aun así se utilizó para lo que se ha utilizado. Pero en realidad a los que manejan el cotarro se la suda, porque con error o sin él han hecho lo que les ha salido del orto, con lo cual es deprimente pero por muy científicos que fuesen los asesores o los que gobiernan, iban a terminar haciendo lo que ya tenían planeado. Es muy idealista pensar que la formación científica iba a terminar con muchas cosas, pero con el oscurantismo pasa lo mismo; no les interesa la base científica de las cosas, la gente cree lo que le da la gana y puedes contarle monsergas o presentarle mil evidencias van a seguir igual.
Nunca me ha gustado excel. Prefiero hacer todo en word. De todas maneras el que se equivoca, debería pagar cara su metedura de pata en todos los ámbitos de la vida, igual que que cuando se equivocan ciertos profesionales, como médicos por ejemplo, se enfrentan a denuncias, y deben pagar un seguro de responsabilidad civil, y pagar un colegio profesional (que en la mayoría de profesiones no sirve para nada) estos que lanzan sus elucubraciones y causan un perjuicio, también deberían recibir escarnio público, para que se anden con más tiento y más rigor a la próxima y sirva de ejemplo a otros. Eso pienso yo.
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