- Que no macho, no sé cómo decírtelo, ¡que no me da la gana conceder más entrevistas!
- Mira que eres terco. Para una vez que tenemos resultados chulos... ¡el mundo tiene que saberlo! ¡Piensa en la Humanidad, no en ti mismo!
- Estás de coña, ¿no?
- Bueno, un poco; pero macho, la visibilidad nunca viene mal. Quién sabe, igual algún filántropo aburrido se ve inspirado por lo que contamos y nos financia una investigación.
- De coña de nuevo, ¿a que sí?
- Claro.
- Mira, pues yo te lo digo en serio: ya le di varias oportunidades a los periodistas en el pasado, y todas, absolutamente TODAS las veces que concedí entrevistas, mis palabras fueron tergiversadas, sacadas de contexto, se escribieron conclusiones erróneas y se transmitió NO el mensaje que yo quería transmitir, sino el que EL PERIODISTA quería transmitir. He tenido suficiente, gracias.
- A ver, precisamente por eso: ahora que tienes experiencia, ahora que sabes qué se puede sacar de contexto, qué les gusta escuchar y qué nunca comprenden del todo... pues hombre, ¡úsalo a tu favor y cúrrate una entrevista en la que te sientas seguro y cómodo!
- Ummm... por primera vez en todo este rato, algo que dices no parece de coña...
- Vaya, gracias hombre.
- Qué va, era coña. Pero sí puede que intente dar la vuelta a las tornas, a ver si aparecer en los periódicos de algún modo puede beneficiar al grupo, que estoy harto de pagar a los estudiantes de postgrado con lonchas de salami.
- Eh, que es salami del bueno, del que tiene pimienta en el bordecito.
- Bueno, tú ya me entiendes...
*** unos días después ***
- Gracias doctor, le estoy muy agradecida por concederme unos minutos de su preciado tiempo.
- Sí sí, bueno, vayamos al grano. ¿Qué quiere saber?
- Pues verá, los lectores de nuestra revista agradecerían que nos confirmase lo que otros medios ya andan pregonando: que el resultado de sus investigaciones puede dar la vuelta a todo lo que conocemos sobre el envejecimiento y el cáncer. ¿Es así realmente?
- Bueno, yo no diría tanto.
- Pero, ¿no es cierto que han sido los primeros en observar los resultados que acaban de publicar?
- Eeeh, sí, eso sí es cierto.
- ¿O sea que podrían considerarse pioneros?
- Bueno, supongo...
- Y los estudios independientes que han seguido sus pasos, al parecer, no han hecho sino confirmar que estamos ante un gran avance en la lucha contra el cáncer, ¿verdad?
- Es un avance, sí.
- ¿Diría que un paso de gigante?
- Diría que un paso, sí.
- ¿Pero un paso de gigante? ¿De persona grande al menos? ¿De jugador de básket?
- Un paso. Punto.
- Un paso que nos acerca a la cura del cáncer...
- A la cura del tipo de cáncer concreto que estudiamos nosotros... puede que sí nos acerque.
- Perfecto. He leído que sus modelos animales constituyen el mejor ejemplo de envejecimiento saludable hasta la fecha, ¿Qué tiene que decir al respecto?
- Nada.
- ¿Pero sus ratones modelo están sanos, no?
- Pues... para ser ratones de laboratorio, pues sí.
- ¿A pesar de haberles provocado daños que en otros modelos causan estragos e incluso la muerte?
- Bueno, estos también se mueren, solo que más tarde.
- ¿Cree que estamos ante una nueva casta de súper ratones inmortales?
- ¡No!
- Pero no negará que sus hallazgos nos permiten empezar a pensar en la eterna juventud.
- Sí.
- ¡Ah! ¿De verdad lo piensa?
- No, digo que sí, que lo niego. Categóricamente.
- Umm... no me está poniendo fácil elaborar el reportaje, ¿se da usted cuenta?
- No es mi problema, es su trabajo.
- Bien, de todas formas creo que ya tengo suficiente. De nuevo, muchas gracias por su colaboración.
- De nada, has ido un placer. Por cierto, ¿me pasará una copia del artículo para revisarlo antes de que se publique?
- ¡Jajaja es usted muy gracioso para ser científico, doctor!
- Lo decía en serio.
- ¿En serio? Bueno, esto... vale, lo consultaré con mis superiores, descuide.
- Muchas gracias.
*** otros días después ***
- ¡Eh, gente, ha salido el reportaje en el periódico!
- Anda, ya ni me acordaba. ¿Lo ha visto el jefe?
- No sé, me lo he cruzado antes pero no me ha dicho nada. Claro que iba muy cargado, estaba llenando el coche de trastos...
- ¿Llenando el coche? Pues ahora que lo dices... coñe, ¡si el despacho está vacío!
- Y su tarjeta del Instituto está ahí, colgada de la pipeta multicanal.
- ¿¿Se habrá pirado para siempre??
- No digas chorradas hombre, ahora que por fin ha descubierto algo después de cuarenta años de carrera.
- Espera espera, me estoy temiendo.. dame el periódico que le eche un vistazo...
- Madre mía, que se ha pirado.
- Pues sí, se ha pirado.
- ¡Me pido el despacho!
NOTA FINAL: este escrito pretende ser un divertimento, una sátira de lo que uno se podría imaginar tras leer el tratamiento de los avances científicos en algunos medios. Personalmente, he de decir que mis experiencias con los profesionales del periodismo han sido en su mayoría muy satisfactorias, y casi todas las malas interpretaciones, tergiversaciones o salidas de contexto se han debido casi siempre a la manipulación de los textos por supervisores y editores nunca presentes en las entrevistas. Desde aquí, un fuerte abrazo a todos los profesionales del periodismo que se esfuerzan por comprendernos y traducirnos a los científicos frikis que a veces nos explicamos como melones, y un afectuoso capón a esos jefazos que apuestan por el sensacionalismo y la manipulación abusando del conflictivo y muy denostado arte del entrecomillado.
Me he reído muchísimo, un placer leerte.
ResponderEliminarjajajaja, qué gracia!!
ResponderEliminar