Hace tiempo intenté establecer una sección habitual en este blog donde hablar sobre música. Como tantos otros proyectos, ahí se ha quedado; sin embargo, es una ocasión ideal para rescatarla la celebración de 40 años desde la publicación de uno de los más grandes trabajos en la historia de la música universal: nada más y nada menos que el enigmático Dark Side of The Moon de los míticos Pink Floyd.
Uno no es un erudito ni entiende demasiado de música, pero el cúmulo de sensaciones que produce la escucha de este disco es tal y se va enriqueciendo tanto con los años y subsecuentes escuchas, que no he podido evitar sentarme unos minutos para dejar constancia de mi experiencia personal. Se trata de uno de tantos discos que en su momento me prestó mi tío Fer en forma de cassette, y además original (una reliquia hoy día, vamos). Y durante mucho tiempo no le hice demasiado caso porque tardaba en arrancar, sencillamente. Sí recuerdo escuchar muchas veces la canción "Money" que abría la cara B y además era muy marchosa. Años después, el redescubrimiento de este LP cuando un amigo me lo dejó en formato CD fue una experiencia radicalmente distinta, de esas de escucharlo de un tirón leyendo las letras y cuando termina decir "OSTRAS", así, con mayúsculas. Y de nuevo a escucharlo, y de nuevo a flipar. Y así sucesivamente, hasta la fecha de hoy cuando consigo ponerlo para que suene en el laboratorio y a pesar de alguna cara de extrañeza por parte de algún compañero cuando suenan las partes más "raras", sigue siendo la mejor compañía para cacharrear en la bancada con un ánimo especial.
En fin, en un ejercicio de síntesis extremadamente difícil para un bloguero rollero como yo, me voy a limitar a enumerar una serie de razones por las que amo este disco y por las que creo que mucha otra gente que no lo conozca aún puede verse impelida a descubrirlo:
- Empieza y acaba con un mismo ritmo consistente en latidos de un corazón
- Hay toda clase de sonidos y conversaciones mezcladas con la mayoría de las canciones, sin que quede fuera de lugar e incluso resulte tremendamente musical
- Hay una canción cantada enteramente con gritos
- Hay una base rítmica hecha con el sonido de una máquina registradora
- Es casi imposible definir dónde termina un tema y empieza el siguiente, en la mayor parte del disco
- La sección final constituye un poema sencillo y épico a la vez, en una conjunción increíble de letra y música
- Contiene uno de los solos de guitarra eléctrica más apasionados e inspirados de todos los tiempos
Ahora mismo estas son las cosas que me han venido a la cabeza, pero podría estar años tomando notas y ampliando esta lista: invito al lector a usar los comentarios para citar las suyas. Despido el post haciendo hincapié en la última afirmación, concerniente al solo de guitarra de David Gilmour. El tema en cuestión, Time, es sublime, con una letra evocadora y unas frases de guitarra bluesera con tintes reggae de lo más animado; pero el momento álgido se alcanza con la estrofa que da pie al solo de guitarra y que es la siguiente:
And then the one day you find ten years have got behind you
No one told you when to run, you missed the starting gun
Y bruscamente, como un estallido, la primera y larguísima nota del solo pone los pelos de punta, sensación que va creciendo según el punteo va cogiendo carrerilla. Un día iba conduciendo escuchando este disco a todo volumen, y cuando llegó esta parte juro por Darwin que a punto estuve de tener que pararme de la sensación que me produjo escuchar el solo a todo trapo. Casi se me saltan las lágrimas, y esto puede parecer una exageración, y probablemente lo sea. El caso es que he sentido lo mismo al llegar a esta sección del disco en numerosas ocasiones, especialmente cuando lo escucho con auriculares totalmente absorto del mundo que me rodea.
Creo que este tipo de anécdotas son las que hacen que un disco te marque por siempre, y es de esas cosas que hacen de este mundo de locos una experiencia que vale la pena, a pesar de los pesares.
Y ahora, si me disculpan, voy a darme un garbeo por el lado oscuro de la luna. Les dejo con Time por si quieren acompañarme.
Que honor salir mencionado en tu blog. Ahora mismo tengo en mi mano esa cassette, está muy vieja igual que yo jajaja. Los tiempos han cambiado y ahora llevo en el coche ese disco y cientos más en un pen, pero ya no es lo mismo. Desde el volante paso de largo fragmentos hasta que llego a mis preferidos. Antes te la tenías que oir entera y por orden, que es para lo que está concebida la obra. Como pasa el tiempo. Un abrazo.
ResponderEliminarQue con este disco decir que, en algún momento, se te saltan las lágrimas al escucharlo no es ninguna exageración. Es simplemente belleza. Cuando algo es hermoso, y lo notas, te emocionas. No hay más.
ResponderEliminarjoer, después de semejante alegato le van a dar por saco al resto de discos y voy a volver al dark side de nuevo.
ResponderEliminarLo de la máquina registradora, hay un grupo de prog-rock actual que lo emula de cierta forma pero con una máquina de escribir: Amplifier-procedures