- Por favor, sírvase un poco más de té, joven.
- Oh sí, gracias; realmente nunca había probado un té como éste…
- Puedo imaginármelo. Por todo lo que está contándome, parece que de donde usted viene las cosas naturales, como las deliciosas hierbas cultivadas en mi jardín, escasean.
- Así es, ciertamente. Aunque últimamente se intenta volver a lo natural, la verdad es que sigue siendo un “natural” bastante adulterado…
- ¡Bueno, puede que sea el precio por el avance de la ciencia! Seguramente valdrá la pena: por favor, cuénteme más fascinantes maravillas.
- Pero, señor Darwin, en realidad he viajado hasta aquí para entrevistarle a usted y aprender más acerca de su persona...
- Por favor, llámeme Charles. ¡Y por el amor de Dios, no puedo creer que alguien que viene del futuro tenga algo que aprender de mi! Reconozco que gozo de una cierta reputación en el ámbito científico, aunque en realidad no sea más que un naturalista empedernido con el privilegio de haber viajado y visitado lugares increíbles; pero estoy seguro de que todo aquello que he sido capaz de imaginar, basado en mis años y años de observación de la naturaleza, ha sido sobradamente descubierto, analizado, comprobado y contrastado en el futuro del que usted procede.
- Bueno, algo de razón no le falta, pero aunque parezca mentira existen todavía muchísimas cosas que desconocemos. De hecho, una alarmantemente grande proporción de la población de mi época no acepta el concepto de evolución.
- ¿Se refiere usted al proceso de evolución por selección natural? Vaya, no pensé que una investigación futura refutaría mi teoría, tan convencido estoy de la evidencia que suponen los datos que he estado recogiendo durante casi toda mi vida…
- No, no, no me refiero a eso; el concepto de la selección natural sigue vigente, aunque se ha matizado mucho, se ha complementado... pero los pilares básicos de sus ideas evolutivas siguen vigentes. Me refería a que hay quien ni siquiera cree que las especies hayan evolucionado jamás.
- ¡No es posible! - Como lo oye. Incluso se pone en entredicho la edad de la Tierra, a pesar de que los métodos científicos de mi época son capaces de comprobar este dato con unos márgenes de error más que aceptables.
- Increíble… el género humano nunca dejará de sorprenderme, si le digo la verdad. ¿Acaso la teología ha avanzado con la misma rapidez que la ciencia? ¿Puede ser que en su tiempo el origen del mundo y los mecanismos de Dios hayan sido desvelados? ¿Hay acaso dos posturas enfrentadas e irreconciliables? ¡Cuénteme, hombre, cuénteme! ¡Y sírvase más té!
- Tranquilo señor… Charles, quiero decir, le contaré todo cuanto pueda. Bueno, respecto al tema de ciencia y religión… me temo que no es para nada como usted imagina. Bien es cierto que la ciencia ha avanzado lo esperable, tal vez incluso más. Pero la religión… bueno, ha avanzado en algunos aspectos, pero básicamente ninguna de las religiones del mundo que yo habito se diferencia demasiado de las que existen aquí hoy mismo. Algunas ideas científicas son bien recibidas, pero otras siguen generando gran polémica. Por supuesto que la gran mayoría de la población cree rotundamente en la evolución de las especies, ya sea regida por las leyes naturales, o por la mano de Dios. Aquéllos que niegan la evolución son una minoría, pocas veces son personas de fe, y en ningún caso suelen ser miembros de la comunidad científica, aunque sí hay algunos que se dedican a la enseñanza en las primeras etapas del sistema educativo de algunos países.
- Me entristece lo que parece deducirse de sus palabras… pensaba que con tantos avances, finalmente el hombre habría conseguido encontrarse con su Creador, o al menos, demostrar su existencia y sus intenciones… me consolaba pensar que el día de mañana la humanidad reconocería en mi trabajo no un desprecio hacia Dios, sino un intento sincero y humilde de comprender mejor la vida que se nos ha otorgado... a pesar de todas las dudas que este conocimiento suscita… Así pues, en el futuro se conoce cada vez mejor los mecanismos de la vida y sus maravillas, pero se sigue desconociendo el origen de todo. ¡Científicos que estudian la vida y niegan una mano que todo lo dirige, aun a falta de pruebas! ¡Religiosos que se apartan del progreso y se aferran al mundo de lo ignoto y misterioso! ¡Y en medio, mi triste figura, la de un hereje adelantado a su tiempo!
- ¡Oh, por favor, no pretendía causarle semejante impresión! ¡Nada más lejos de la realidad! Su figura es eminentísima, y se sigue celebrando con gran interés cada centenario de su nacimiento y de la publicación de El origen de las especies… precisamente en mi época todo el mundo conoce a Charles Darwin como el hombre que, sin renunciar a sus creencias, quiso saber más, no se quedó con las explicaciones sencillas y conformistas, y con su tesón y duro trabajo acertó a dar con uno de los mecanismos por los que evolucionan las especies. ¡Usted supo ver la importancia de la transmisión de caracteres entre progenitores y descendencia, doscientos años antes de la era de la Genómica!
- ¿Perdón, cómo ha dicho? Vaya, puede que mi español esté un poco anquilosado…
- No, no, no se preocupe, su español es excelente; aun así, si quiere podemos pasar al inglés. Como le dije, en el futuro el inglés es el idioma de la ciencia y todos lo hablamos con más o menos fluidez…
- No se angustie joven amigo, prefiero seguir en español; me recuerda mis tiempos en Tierra del Fuego, a bordo del Beagle, ¡una época mágica, sin duda alguna! Pero por favor, estoy desvariando como un viejo senil; me iba usted a explicar algo acerca de la … nosequeómica…
- Genómica. Tiene que ver con el estudio del genoma, que a su vez es el nombre que se le da al material genético de un organismo…oh claro, debería explicarle que la información a partir de la cual se construye un organismo está almacenada en pequeñas unidades llamadas genes, que se transmiten de padres a hijos. La genética estudia estas unidades básicas de información, y la forma en que se combinan y modifican en la descendencia, dando lugar a lo que podemos apreciar como evolución de las especies. ¿Se da cuenta? ¡La base de todo su trabajo, es todavía la base del trabajo de los científicos de mi época! - ¡No puedo creerlo! ¡Es… asombroso! ¿Así que ustedes pueden entender qué hace diferente a una especie de ave, de otra muy similar? ¿Pueden confirmar que estamos más emparentados con los primates que con cualquier otro mamífero, pero que originalmente todos hemos nacido como modificaciones de un organismo anterior?
- Eh, pues, básicamente sí, podemos… aunque el tema del cambio sigue siendo un poco controvertido… como imaginará, todavía no podemos confirmar nuestras hipótesis respecto a la evolución, pues se precisa de millones de años para que una especie de lugar a otra distinta. Podemos estimar lo que ha pasado durante todos estos millones de años, y llegar a conclusiones que parecen ser muy certeras, pero está lejos el poder confirmar nuestras hipótesis experimentalmente.
- ¡Pero no me negará que la tecnología que le haya capacitado para llegar hasta aquí, le servirá igualmente para viajar más atrás en el tiempo incluso, y recoger muestras de animales de distintos periodos, para luego regresar a su tiempo y con los análisis pertinentes corroborar, de una vez y para siempre, que la evolución existe y los caminos por los que lo hace son los predichos!
- Bueno, sí, eso sería magnífico, pero me temo que la única razón por la que yo he sido capaz de viajar hasta aquí es para hacerle una entrevista a usted con motivo del año Darwin 2009 y publicarla en ¡Jindetrés, sal!, un blog de Internet de carácter científico-lúdico.
- ¿Blog? ¿Querrá decir "log", algún tipo de diario? ¿Y qué es eso de “Internet”? ¿¿Y quién es esa Jean "The Stress"??
- Uf… creo que será mejor que sirva un poco más de té…
- Oh sí, gracias; realmente nunca había probado un té como éste…
- Puedo imaginármelo. Por todo lo que está contándome, parece que de donde usted viene las cosas naturales, como las deliciosas hierbas cultivadas en mi jardín, escasean.
- Así es, ciertamente. Aunque últimamente se intenta volver a lo natural, la verdad es que sigue siendo un “natural” bastante adulterado…
- ¡Bueno, puede que sea el precio por el avance de la ciencia! Seguramente valdrá la pena: por favor, cuénteme más fascinantes maravillas.
- Pero, señor Darwin, en realidad he viajado hasta aquí para entrevistarle a usted y aprender más acerca de su persona...
- Por favor, llámeme Charles. ¡Y por el amor de Dios, no puedo creer que alguien que viene del futuro tenga algo que aprender de mi! Reconozco que gozo de una cierta reputación en el ámbito científico, aunque en realidad no sea más que un naturalista empedernido con el privilegio de haber viajado y visitado lugares increíbles; pero estoy seguro de que todo aquello que he sido capaz de imaginar, basado en mis años y años de observación de la naturaleza, ha sido sobradamente descubierto, analizado, comprobado y contrastado en el futuro del que usted procede.
- Bueno, algo de razón no le falta, pero aunque parezca mentira existen todavía muchísimas cosas que desconocemos. De hecho, una alarmantemente grande proporción de la población de mi época no acepta el concepto de evolución.
- ¿Se refiere usted al proceso de evolución por selección natural? Vaya, no pensé que una investigación futura refutaría mi teoría, tan convencido estoy de la evidencia que suponen los datos que he estado recogiendo durante casi toda mi vida…
- No, no, no me refiero a eso; el concepto de la selección natural sigue vigente, aunque se ha matizado mucho, se ha complementado... pero los pilares básicos de sus ideas evolutivas siguen vigentes. Me refería a que hay quien ni siquiera cree que las especies hayan evolucionado jamás.
- ¡No es posible! - Como lo oye. Incluso se pone en entredicho la edad de la Tierra, a pesar de que los métodos científicos de mi época son capaces de comprobar este dato con unos márgenes de error más que aceptables.
- Increíble… el género humano nunca dejará de sorprenderme, si le digo la verdad. ¿Acaso la teología ha avanzado con la misma rapidez que la ciencia? ¿Puede ser que en su tiempo el origen del mundo y los mecanismos de Dios hayan sido desvelados? ¿Hay acaso dos posturas enfrentadas e irreconciliables? ¡Cuénteme, hombre, cuénteme! ¡Y sírvase más té!
- Tranquilo señor… Charles, quiero decir, le contaré todo cuanto pueda. Bueno, respecto al tema de ciencia y religión… me temo que no es para nada como usted imagina. Bien es cierto que la ciencia ha avanzado lo esperable, tal vez incluso más. Pero la religión… bueno, ha avanzado en algunos aspectos, pero básicamente ninguna de las religiones del mundo que yo habito se diferencia demasiado de las que existen aquí hoy mismo. Algunas ideas científicas son bien recibidas, pero otras siguen generando gran polémica. Por supuesto que la gran mayoría de la población cree rotundamente en la evolución de las especies, ya sea regida por las leyes naturales, o por la mano de Dios. Aquéllos que niegan la evolución son una minoría, pocas veces son personas de fe, y en ningún caso suelen ser miembros de la comunidad científica, aunque sí hay algunos que se dedican a la enseñanza en las primeras etapas del sistema educativo de algunos países.
- Me entristece lo que parece deducirse de sus palabras… pensaba que con tantos avances, finalmente el hombre habría conseguido encontrarse con su Creador, o al menos, demostrar su existencia y sus intenciones… me consolaba pensar que el día de mañana la humanidad reconocería en mi trabajo no un desprecio hacia Dios, sino un intento sincero y humilde de comprender mejor la vida que se nos ha otorgado... a pesar de todas las dudas que este conocimiento suscita… Así pues, en el futuro se conoce cada vez mejor los mecanismos de la vida y sus maravillas, pero se sigue desconociendo el origen de todo. ¡Científicos que estudian la vida y niegan una mano que todo lo dirige, aun a falta de pruebas! ¡Religiosos que se apartan del progreso y se aferran al mundo de lo ignoto y misterioso! ¡Y en medio, mi triste figura, la de un hereje adelantado a su tiempo!
- ¡Oh, por favor, no pretendía causarle semejante impresión! ¡Nada más lejos de la realidad! Su figura es eminentísima, y se sigue celebrando con gran interés cada centenario de su nacimiento y de la publicación de El origen de las especies… precisamente en mi época todo el mundo conoce a Charles Darwin como el hombre que, sin renunciar a sus creencias, quiso saber más, no se quedó con las explicaciones sencillas y conformistas, y con su tesón y duro trabajo acertó a dar con uno de los mecanismos por los que evolucionan las especies. ¡Usted supo ver la importancia de la transmisión de caracteres entre progenitores y descendencia, doscientos años antes de la era de la Genómica!
- ¿Perdón, cómo ha dicho? Vaya, puede que mi español esté un poco anquilosado…
- No, no, no se preocupe, su español es excelente; aun así, si quiere podemos pasar al inglés. Como le dije, en el futuro el inglés es el idioma de la ciencia y todos lo hablamos con más o menos fluidez…
- No se angustie joven amigo, prefiero seguir en español; me recuerda mis tiempos en Tierra del Fuego, a bordo del Beagle, ¡una época mágica, sin duda alguna! Pero por favor, estoy desvariando como un viejo senil; me iba usted a explicar algo acerca de la … nosequeómica…
- Genómica. Tiene que ver con el estudio del genoma, que a su vez es el nombre que se le da al material genético de un organismo…oh claro, debería explicarle que la información a partir de la cual se construye un organismo está almacenada en pequeñas unidades llamadas genes, que se transmiten de padres a hijos. La genética estudia estas unidades básicas de información, y la forma en que se combinan y modifican en la descendencia, dando lugar a lo que podemos apreciar como evolución de las especies. ¿Se da cuenta? ¡La base de todo su trabajo, es todavía la base del trabajo de los científicos de mi época! - ¡No puedo creerlo! ¡Es… asombroso! ¿Así que ustedes pueden entender qué hace diferente a una especie de ave, de otra muy similar? ¿Pueden confirmar que estamos más emparentados con los primates que con cualquier otro mamífero, pero que originalmente todos hemos nacido como modificaciones de un organismo anterior?
- Eh, pues, básicamente sí, podemos… aunque el tema del cambio sigue siendo un poco controvertido… como imaginará, todavía no podemos confirmar nuestras hipótesis respecto a la evolución, pues se precisa de millones de años para que una especie de lugar a otra distinta. Podemos estimar lo que ha pasado durante todos estos millones de años, y llegar a conclusiones que parecen ser muy certeras, pero está lejos el poder confirmar nuestras hipótesis experimentalmente.
- ¡Pero no me negará que la tecnología que le haya capacitado para llegar hasta aquí, le servirá igualmente para viajar más atrás en el tiempo incluso, y recoger muestras de animales de distintos periodos, para luego regresar a su tiempo y con los análisis pertinentes corroborar, de una vez y para siempre, que la evolución existe y los caminos por los que lo hace son los predichos!
- Bueno, sí, eso sería magnífico, pero me temo que la única razón por la que yo he sido capaz de viajar hasta aquí es para hacerle una entrevista a usted con motivo del año Darwin 2009 y publicarla en ¡Jindetrés, sal!, un blog de Internet de carácter científico-lúdico.
- ¿Blog? ¿Querrá decir "log", algún tipo de diario? ¿Y qué es eso de “Internet”? ¿¿Y quién es esa Jean "The Stress"??
- Uf… creo que será mejor que sirva un poco más de té…
Hola Dr. Litos:
ResponderEliminarAcabo de encontrar la manera de conectarme con este mundo paralelo al que ustedes llaman
"internet". Ayer me tropecé con su maleta en el jardín de Down House durante mi habitual paseo matutino, se le caería tras el té de camino al invernadero.
Deduzco que queda poca energía en esta máquina del futuro, así que seré rápido.
Su rostro no desmerece el estilismo de su figura, así como tampoco lo hacen esos jóvenes que le acompañan en los retratos, ni ese entorno costero más próximo a Ciudad del cabo que a mi propio jardín. En cualquier caso su rostro no contradice la idea que tenía sobre usted. Ruego perdone el atrevimiento de ver su retratos.
Alertado por lo que usted me contó sobre los centros de enseñanza no pude resistir la tentación de volver con usted y visitar uno personalmente, de nuevo ruego que disculpe el atrevimiento de utilizar su instrumental.
Escogí Guadalajara profunda... un pueblo llamado Cifuentes. Todos me conocían pero curiosamente me incomodó algo en esos jóvenes, algo que yo anhelo tanto en mi tiempo... la falta de prejuicios y la búsqueda de la verdad. Todos la buscan pero ninguno discute la mentira... lo niegan todo sin más.
http://edu.jccm.es/ies/cifuentes/index.php?option=com_content&view=article&id=108%3Avisita-de-charles-darwin&catid=3%3Anewsflash&Itemid=1
Algo raro está pasando en esta tabla luminosa, se apaga... me despido de ustedes con enorme afecto. Pienso que todo lo que soy se lo debo a la enorme prudencia y respeto con que he discutido la mentira...
Gracias Dr. Litos. Charles Darwin.
Estimado Sir Charles Darwin,
ResponderEliminarMe ha honrado sobremanera su comentario. Siéntase libre tantas veces como desee de utilizar esta tecnología para comunicarse con nosotros. Tanto los seguidores de este blog como los alumnos privilegiados con su visita aprenderemos mucho. Espero que siga discutiendo la mentira con el mismo entusiasmo, sentido común y honradez de los que siempre ha hecho gala.
Espero leerle de nuevo. Un sincero saludo,
Dr. Litos
Muy entrañable esta entrevista. Sin duda Darwin estaría disfrutando de lo lindo si tuviese acceso a todos los descubrimientos que se han ido sucediendo desde 1859.
ResponderEliminar¡Un saludo!
¡Hombre copepodo, qué alegría leerte por aquí!
ResponderEliminarComo bien has recogido en tu blog, la verdad es que al amigo Darwin se le iban a caer las barbas de gozo al ver hasta dónde ha llegado su influencia.
Un saludo, y no dejes de leernos ;)
Muy buen post, está bien ver que el DrLitos mantiene sus capacidades aún fuera de las crónicas de Batablanca, en Bata de guerra, etc. ¡Mola mucho! (como los cronodiarios, jeje)
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