domingo, 5 de junio de 2011

La pregunta maldita

- Bien, creo que lo mejor será empezar de nuevo, desde el principio. Quiero que me cuentes exactamente lo que viste y oíste desde que llegaste al laboratorio hasta que te encontró el coche patrulla gritando como un poseso, ¿de acuerdo? – dijo el agente, con una voz que denotaba tanto cansancio como irritación. Ni siquiera pudo evitar sonar amenazante, despectivo… le daba igual; llevaban en esa habitación más de una hora, y todavía necesitaba bastante información para poder entender algo de aquél asqueroso asunto. Así que si el chaval se ofendía, le importaba un pimiento.

El chico tragó saliva. Alargó la mano hacia el vaso de agua y dio un largo trago. Tras intentar sin éxito empezar a hablar de un tirón sin tartamudear, finalmente consiguió articular una serie de frases:

- Y-yo, eh, pues… bueno, pues como decía… sí, a ver…  bueno pues yo tenía que ir al laboratorio a cambiar unos medios…

El policía le interrumpió.

- A ver, chaval, te lo digo por última vez a ver si te queda clarito: ahórrame cualquier palabreja por la que tenga que preguntarte el significado, ¿de acuerdo? A no ser que sea absolutamente imprescindible para entender lo concerniente al altercado. Venga, los científicos tenéis que saber explicaros muy bien, ¿no? Pues ala, a tirar de sinónimos y no me vuelvas a hablar de medios, de enteros, ni de su puta madre.

El joven interrogado tragó saliva otra vez y durante unos instantes se concentró. Al menos había dejado de temblar, pensó el agente. Tal vez ahora por fin su historia tuviese algo de sentido. Volvió a hablar, mucho más sereno:

- Bueno, pues tenía que ir al laboratorio a hacer una cosa que requería poco tiempo… - hizo una pequeña pausa para observar la reacción del agente, que asintió levemente con la cabeza. Con más confianza, siguió hablando – así que aunque era tarde, no me preocupaba, porque pensaba que iba a terminar enseguida. Al menos eso pensaba… - esta vez se detuvo y el agente se convenció de que de nuevo iba a empezar a balbucear incoherencias; afortunadamente, se recompuso y continuó hablando – Así que saludé al guardia de seguridad, y subí por las escaleras.

- ¿El guardia puede confirmar la hora a la que llegaste? – interrumpió el agente.

-Sí sí, claro, pregúntenle, él anota todas las entradas y salidas.

- Bien, continúa.

- Vale. Pues según llegué a nuestra planta, me sorprendió ver que las luces estaban encendidas. Al parecer, había alguien trabajando. Cuando entré en el laboratorio saludé pero no obtuve respuesta. Enseguida me di cuenta de que en la zona de los ordenadores había un portátil encendido, y entonces caí en la cuenta de que seguramente Lalo estaría trabajando en la tesis, como siempre… seguramente se había levantado para ir a buscar algún artículo a la biblioteca, o cualquier cosa parecida. Así que me dirigí a mi bancada y me puse a trabajar con mis… bueno, con mis potingues, es decir, me preparé las cosas que había ido a hacer. Al cabo de un rato, oí voces que se acercaban por el pasillo. Iba a salir a saludar, pero justo en ese momento estaba preparándome unos geles para el día siguiente…

- ¿Unos geles? ¿No decías que estabas en el laboratorio, de repente ahora estás en el baño? ¡Aclárate, joder! – por un instante el policía estuvo a punto de perder los estribos, pero el chico lo calmó rápidamente:

-No no, disculpe, me he vuelto a expresar mal… simplemente preparaba un material para los experimentos del día siguiente… se llaman geles, pero no son para lavarse…

- Bueno, perdona, continúa – replicó el agente, arrepentido de interrumpir la narración cuando por fin había conseguido que arrancase.

- Pues como estaba liado, me quedé trabajando en lo mío y pude distinguir claramente cómo Lalo estaba hablando con alguien, creo que era de otro laboratorio porque no me sonaba la voz. Estaban charlando tan amistosamente, de alguna metodología experimental… el otro le comentaba a Lalo que le había dado muy buenos resultados, Lalo respondía que a él nunca le salía bien y que al final lo descartó porque no quería perder más tiempo… y entonces…

El chico comenzó a temblar de nuevo. El agente pensó que debía tranquilizarlo, o se quedaría sin saber qué había pasado realmente en aquel maldito edificio.

- Anda, bebe un poco más de agua; ya casi estamos llegando donde queríamos, pronto podrás marcharte, pero debes hacer un último esfuerzo. No omitas detalle.

El chico bebió, dejó de temblar, y siguió hablando.

- Entonces, la otra persona le preguntó, lo recuerdo perfectamente: “Por cierto, ¿cómo llevas la escritura de la tesis?”.

Durante unos instantes, nada más salió de su boca. Se había quedado con la mirada fija en algún punto, más allá de la cabeza del agente que tenía enfrente. Éste se incomodó, pero antes de que pudiera reaccionar, el chico había comenzado a hablar de nuevo:

- Mire, yo no sé bien lo que pasó; como ya le he dicho, no estaba presente. Pero como también le he dicho, podía escuchar perfectamente. Y lo que escuché, no tiene ningún sentido. Al menos no que yo pueda deducir. Tras escuchar esa frase, Lalo dejó de hablar, pero emitió un sonido gutural, como una especie de grito contenido… su interlocutor debió de notarle algo, porque le preguntó con voz temblorosa “Ey, ¿qué pasa Lalo? ¿porqué te pones  así? ¿Acaso has terminado ya de escribir la tesis?” y entonces, de repente, algo pareció desbordar por completo a Lalo porque lo que escuché fue un grito salvaje, como de loco, y un golpe fortísimo, como si hubieran lanzado por los aires todo lo que había encima de la mesa. Entonces el otro chilló, y se oyó otro grito de Lalo, y más golpes, y ruido de material de oficina cayendo de la mesa, y , y… oh por favor, no sé lo que pasó, sólo sé que me sentí aterrado, dejé caer los botes que tenía entre manos, me arranqué la bata y los guantes sin dejar de correr y salí por la parte de atrás del laboratorio, por la escalera de incendios; para cuando llegué abajo, el guardia no estaba en la puerta, seguramente había acudido al escuchar los gritos, así que salí despavorido sin mirar atrás. Por eso el guarda nunca supo a qué hora salí de allí, pero le aseguro que yo no tuve nada que ver con lo que le pasara a quienquiera que encontraron destrozado en el cuartito de los ordenadores, fue Lalo, se lo juro yo no quiero ser un chivato pero tampoco quiero ir a la cárcel sólo quiero volver a casa, olvidar todo esto y acabar mi doctorado por favor por favor…

Siguió balbuceando, y el agente no esperó que fuera a proporcionarle mucha más información. Pero al menos había conseguido todo cuanto necesitaba: la versión del chaval coincidía con la declaración del guardia de seguridad, y las pruebas forenses descartarían de manera irrevocable su participación en el destrozo que había sufrido la pobre víctima. El tal Lalo había sido el principal sospechoso desde el principio, pues cuando lo encontraron acurrucado en la biblioteca, entre una ingente cantidad de libros destrozados y devorando ejemplares del Proceedings of the National Academy of Sciences, con las manos ensangrentadas y aquella expresión de demencia en su rostro… sólo le faltaba un cuño que dijera “culpable” estampado en la frente. Pero bueno, al menos ahora tenían más pistas acerca del posible móvil de semejante barbarie.

Procedió a retirar, lentamente, las fotografías que había extendido sobre la mesa, frente al chico. Antes de que quitase la última, el chico la tomó y la observó con una expresión no ya de asco, sino de incomprensión. Habló sin dejar de mirar la fotografía.

- Sigo sin entenderlo… qué pudo hacer que Lalo, con lo majo y tranquilo que era, fuese capaz de hacer algo así a otra persona…

El agente suspiró sonoramente y le quitó la fotografía de las manos, al tiempo que se levantaba.

- Pues verás, chaval, cada vez está más claro. Si algo he aprendido a lo largo de esta investigación, son detalles de cómo funciona ese trabajo al que os dedicáis. Según mis pesquisas, interrogatorios y entrevistas, eso de “la tesis” es capaz de minar la resistencia mental del más pintado. No es éste el primer caso de doctorandos que terminan perdiendo la chaveta, al parecer. La tensión a la que se somete esta gente es tal, no me preguntes porqué, que acaba convirtiéndolos en personas antisociales, tan enfrascadas en terminar de escribir sus resultados que se olvidan de todo lo demás. Creo que para Lalo no sería la primera vez que alguien le preguntaba cómo le iba la tesis; simplemente, esa fue la última que lo pudo soportar. Tampoco es de extrañar - no es que yo justifique estas salvajadas - pero vamos yo mismo tengo un sobrino que está metido en esto, y la verdad hace meses que no le veo sonreír. Pero claro, en su caso concreto es porque su universidad es más lenta que otras en aprobar todos los trámites, y lleva ya casi cuatro meses esperando para poder terminar del todo. Esto es un trastorno, sobre todo cuando uno está pendiente de conseguir un puesto de trabajo para el que necesita el título de doctor, o se le acaba una beca, o el paro… no es nada fácil, la verdad… aunque creo que todo esto tú lo sabes de sobra, ¿no es así? Si no recuerdo mal, tú también estás realizando los últimos experimentos antes de ponerte a escribir, ¿no es cierto? Estarás pensando ya en ponerte, ¿no? ¿O acaso todavía te queda mucho tiempo de beca? ¿Chico?¿Te encuentras bien? Te noto raro, ¿No quieres beber un poco de agua? ¿Chico? Ey, tranquilo, no me mires así, madre mía tienes los ojos rojos, ¿seguro que no quieres más agua? Oye, ten cuidado, te estás rompiendo las uñas arañando la mesa de esa forma, oye, que estás dañando propiedad de la comisaría, a ver si al final te voy a a tener que… pero ¿qué haces? Deja esa silla, ¿me oyes? ¡Ah! ¡Socorro! ¡Socorro! ¡Agente atacado! ¡Ayudadme, coño, que alguien me quite a este salvaje de encimaaaaaa…!!!





NOTA: Este post está dedicado con cariño a todos aquellos que se encuentran en ese mágico momento de desesperación que es la recta final del proceso de escribir y defender la tesis doctoral. ¡Ánimo! 

Y no os dejéis llevar por el Lado Oscuro cuando os formulen la pregunta maldita...

ACTUALIZACIÓN (4 de julio de 2013, nada menos...): la imagen que cierra la historia es un añadido reciente que me ha cedido amablemente el genial divulgador y dinosauriólogo Francesc Gascó (@pakozoic), que sin duda encontrará confort y consuelo en este texto. ¡Ánimo compañero!

12 comentarios:

  1. Joer con el poli, para no querer oír detalles de geles o de potingues, vaya rollo que se marca al final sobre la tesis. Todo un experto. No encaja mucho...

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  2. Jajaja cuidado con misspiasy, que ahora mismo está en esa "mágica etapa", que nadie le diga nada.
    Muy bueno el formato interrogatorio para ironizar sobre el proceso de la tesis.
    Made mía, cada vez me asustáis más, el día que me toque a mí...

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  3. Que bueno. Es como el dr. Jekyll y mr. Hyde pero a lo bestia.

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  4. Jajaja, hombre, se agradece la dedicatoria. Me siento muy identificado.

    Es curioso porque últimamente hasta se me ha escapado alguna mala contestación a algún amigo (incauto) que me ha preguntado por el tema. Pero es que es verdad. Entiendo que es como cuando te haces daño en alguna parte del cuerpo y parece que no haces más que golpearte en el mismo sitio. De repente todo tipo de amigos, conocidos o familiares hacen preguntas con muy poco tacto "¿Ah, pero no tenías que haberla acabado ya?" "¿Todavía estás con 'eso'?" etc, y sinceramente, lo que te sale del alma no son cosas bonitas.

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  5. Siesque... se veía venir...
    Pero, para cuando "Alien vs doctorando escribiendo tesis"... terrorífico, pobre Alien.

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  6. Que bueno! empiezo a sentirme atraida por esa fuerza oscura que llevó a Lalo a la locura asi que como bien dice Pablunchu cuidado con misspiasy jeje. No se cuantas veces se puede soportar la pregunta maldita pero yo ya llevo unas cuantas...
    Y el poli, vaya que bien describe esta época de escritura, ¿habrá escrito una tesis antes?

    Bueno gracias por la dedicatoria a los que nos encontramos en esta época de LOCURAAAAAAA!

    misspiasy

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  7. La verdad es que si algún día escribo una novela, ten por seguro eulez que serás de los primeros en leer el manuscrito para buscar inconsistencias y hacer una buena crítica. Eres el único comentarista que se atreve a señalar defectos en los posts, ¡como si no los hubiera! En cualquier caso, si bien es cierto que yo mismo veía un poco inconexas las dos partes del relato (eso pasa por escribir a trocitos sin tener claro el final), pensé que colaría dado que el poli tras interrogar a todos los doctorandos se puede quedar con una idea muy buena del proceso de escritura, pero no por ello dejar de estar hasta los güevos de escuchar términos técnicos y demás jerigonzas. Pero bueno, reconozco que no ha quedado muy pulido.

    Pablunchu, ni te lo imaginas; pero aún te queda mucho, así que tranqui tío.

    Efectivamente Fer, de hecho la primera idea que tuve fue describir la transformación en ese plan y añadir un dibujillo, pero claro, la pereza me venció para variar.

    Copépodo me alegra que te hayas sentido identificado, pues era un poco el objetivo. Es que las reacciones en twitter hablan por sí mismas... y la verdad es que cuando uno está con la tesis, sea el punto que sea, parece que no se pueda preguntar otra cosa joer, es como las conversaciones del ascensor; si no hace falta hablar, pa decir tonterías...

    Banchsinger, incauto, no me des ideas!!

    misspiasy tranquila, ¡todo saldrá bien!! Y si te vuelves demente del todo, tranquila que lo publicaremos en el bloj como reportaje.

    Gracias por comentar, dementes y no-dementes.

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  8. Me he descojonado mucho. Pero tengo unas dudas...

    -Es Lalo en realidad copépodo?

    -Entonces copépodo es peligroso?

    -En realidad copépodo bloguea desde la cárcel?

    -¿Por qué copépodo tiene fobia a la palabra maldita?

    -¿Cuándo entregará copépodo su tesis?

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  9. No sé si reírme o acojonarme, la verdad es que aunque el copépodo fue inspirador del post en parte, no lo planteé de esa manera; en cualquier caso, la hipótesis de Ceprio es muy siniestra (ya te vale tío, como el mencionado lea tu comentario vamos aviaos...)

    No despertemos a la bestia.

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  10. Vaya....la verdad yo vivo cada día un caso parecido en mi entorno, tengo alguien cercano que no deja de soltar improperios, sollozos, carcajadas, palabras malsonantes y un sin fin de sonido que no se discernir si provienen del bien o del mal....
    Cada día medito durante un buen rato con el miedo y la esperanza de que esa "maldita pregunta" no repercuta en mi paz interior....pero ni las artes marciales, ni la respiración, ni mi mayor fuerza de voluntad me dan el ánimo de hacerlo, solo me limito a dejarlo pasar.... y la verdad, después de ver hasta donde es capaz la gente de llegar, ahora me da miedo y se que ¡JAMÁS! lo intentaré.....

    Doy gracias al más allá de no tener que escribir esa...¿cómo la llamáis, tesis? aunque pienso que detrás de ese esfuerzo sobrenatural que hacéis, acabáis exhaustos y pletóricos al mismo tiempo.

    Así que por el bien de todos, ÁNIMO!.

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  11. Guauu que historia! realmente describe muy bien lo que se siente cuando uno esta en la etapa de la escritura de la tesis...imaginate, llegas al laboratorio despues de haber estado hasta las tantas la noche anterior pasando correcciones, decis un alegre "Buen día" y no falta el incauto que contesta "Buenas, con la tesis que tal?" creo que aunque a veces he logrado mantener una sonrisa apretada, mi mirada de odio lo habra dicho todo...
    en fin...me gustó el relato y me sentí muy identificada..

    Copepodo: totalmente cierta la sensación de que todo el mundo hace preguntas con poco tacto.Ánimo! y PACIENCIA.

    misspiasy: ánimo! y PACIENCIA para vos también, si ya estas escribiendo pensá que estas más cerca de terminar.

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