Cuando entró en la sala, ya estaba todo el mundo allí. Libreta de notas en mano, en absoluto silencio. Eso le tranquilizó en buena medida; demostraba una vez más que la gente con la que trataba eran tan responsables como profesionales. Respiró hondo, sonrió, y saludó a los presentes mientras subía al estrado. Se tomó unos segundos para observarlos desde allí arriba. Hombres y mujeres con diferentes orígenes, intereses diversos, pero unidos por la ciencia. Se podía leer en sus caras la emoción, las ganas de avanzar en sus investigaciones, el deseo de probar sus hipótesis y contribuir con un trabajo digno a sus respectivos campos de conocimiento. Ahora, todas esas caras le miraban a él, con la esperanza de que pudiera sacarles del bache común al que se enfrentaban, asolados no sólo por la precariedad de los fondos en sus respectivos países y por la dura competencia internacional, sino por algún factor desconocido e implacable que les había condenado a un desprestigio tan inmerecido como inexplicable. Así que había llegado la hora de buscar una solución a su problema común.
- Compañeros, en primer lugar quisiera agradecerles su asistencia: soy bien consciente de que muchos de ustedes han viajado expresamente desde lejanos países, y todos han debido delegar la dirección de sus laboratorios en otras personas para poder reunirse hoy aquí. En estos tiempos de dificultad es aún más difícil dejar de lado el trabajo más inmediato, así que intentaré no hacerles perder más tiempo del estrictamente necesario. De modo que iré al grano.
Estos últimos años han sido difíciles para la ciencia en general: la crisis económica mundial ha golpeado duramente los fondos dedicados a la investigación, más drásticamente en lo tocante a investigación básica. En unos países más que en otros, los recortes a nivel de presupuesto y personal han supuesto un esfuerzo extra para el equipo humano que conforma nuestros grupos de trabajo. Del mismo modo, la sociedad, sumida en el dolor del desempleo y la pobreza, se halla menos receptiva que nunca para con los nuevos avances y especialmente reacia a aceptar el carácter de beneficio a largo plazo que supone la investigación.
Sin embargo, no son éstos los motivos por los que nos hemos reunido hoy aquí. Todos los convocados han sufrido, además, una serie de desdichas en sus trabajos que les ha condenado de manera poco clara a un ostracismo injustificado; a menudo, incluso, sufriendo burlas y ridiculizaciones por parte de la competencia. Especialmente sangrante es el caso de las Universidades y Centros de Investigación españoles, donde a menudo hemos sido recibidos con maliciosas sonrisas y nuestras charlas han sido mancilladas con carcajadas y faltas de respeto de todo tipo. Todavía desconozco el porqué de esta circunstancia, y me ha sido imposible por todos los medios hallar una explicación racional a semejante comportamiento, el cual ha sido negado rotundamente cuando he intentado interrogar al respecto a individuos concretos. Mis pesquisas han sido esquivadas sutilmente, quiero pensar que con cierta vergüenza, por parte de aquellos que no se atreven a reconocer el motivo real de sus burlas.
Bien, esta es la exposición de nuestro problema: ahora se preguntarán ustedes, ¿qué podemos hacer para solucionar esta situación? Tras profunda meditación, he llegado a confeccionar una estrategia que podría ser el primer paso hacia una mejora de nuestro prestigio, para volver a ostentar el respeto que nuestra profesión y trabajos merecen. Basándome en el pilar básico de toda buena iniciativa científica, como es el trabajo en equipo, he imaginado que aunar esfuerzos en una iniciativa conjunta podría dar resultado. Hagamos, pues, una planificación que nos permita demostrar la valía de todos los presentes. Como primera propuesta, creo que deberíamos participar en la confección de un trabajo, una revisión de gran alcance, donde recopilemos todos los datos procedentes de trabajos publicados por nuestros respectivos grupos de investigación. Crearemos así una referencia sin precedentes, que abarcará diversas áreas del conocimiento. Nada ni nadie podrá entonces negar nuestros méritos, y pocos osarán burlarse de semejante equipo de profesionales y de sus serios resultados. Para ello, me he permitido hacer una primera organización del trabajo:
- Dra. McCarron, su intachable trayectoria como biotecnóloga le convierte en la más adecuada para escribir la parte del trabajo concerniente a la modificación genética de cepas de trigo utilizadas en la elaboración de pasta italiana. He pensado que sería una muy buena idea juntar su equipo con el del Dr. Melon, experto en plantas transgénicas procedentes de climas tropicales.
- Profesor Costas Synolakis, es usted conocidísimo por sus estudios en poblaciones mediterráneas y ecosistemas marinos; nos vendrá muy bien que realice un muestreo estadísticamente significativo, y por favor, no tenga miedo a mojarse.
- El Dr. Pepino (cuyo trabajo ha sido duramente criticado en un reciente congreso en Alemania, por razones que nos son de nuevo ignotas), por su parte, dispone de valiosísimos datos que corroboran los datos obtenidos de manera independiente por Melon y colaboradores; se encargará de refrescar esa parte del manuscrito, que de otro modo podría resultar un poco verde.
- Y finalmente, tenemos la suerte de contar con un valiosísimo equipo de gastroenterólogos que pueden dotar al trabajo de la muy necesaria aplicación médica que le abra innumerables puertas: Dr. Karel Caca, permítame felicitarle por sus avances en el desarrollo de las técnicas endoscópicas. Estoy seguro que entre usted y el Dr. Vander Mierde, aquí presente, podrán redactar una revisión de todo el campo que será difícil de olvidar: me huelo un rotundo éxito.
Confío en que el trabajo que todos nosotros vamos a firmar sea recordado durante mucho tiempo. He pensado que la presentación oficial deberíamos hacerla en una universidad española, donde el público quedará anonadado ante el calibre de nuestros datos y la profesionalidad detrás de nuestros nombres. De nuevo les agradezco su presencia y su disposición. Ya saben que para resolver cualquier duda, una vez de vuelta a sus respectivos lugares de trabajo, pueden escribirme a la dirección: vandeputte@ggmail.com
***
Pasó bastante tiempo hasta que los deseos del Dr. Vandeputte pasaran de ser una idea casi utópica, a materializarse por fin en un trabajo colectivo que generaciones de investigadores tardarían en olvidar y que supuso, además, una barrera definitiva entre el mundo anglosajón y el castellanoparlante:
Dietary implications of genetic engineering: pasta-enriched diets, fruit and vegetable ingestion and their consequences for gastrointestinal pathology in populations from the coasts of Spain
McCarron A., Melon P., Pepino MY., Costas S., Caca K., Vander Mierde D., and Vandeputte, AG.
NOTA1: El autor del post quisiera agradecer a los tertulianos tuiteros @sonicando y @hablaqueescucho, por constituir el origen de este escrito y contribuir a la recopilación de nombres respectivamente (también a la compañera Fairygu por su descubrimiento del fascinante Dr. Caca K.)
NOTA2: El autor también desearía aclarar que pese a que absolutamente todos y cada uno de los nombres aparecidos en el mismo son totalmente reales, no se ha pretendido en ningún caso hacer una burla de dichas personas, sino disfrutar del juego que el idioma puede proporcionar. A continuación, y para honrar a estos investigadores, se relacionan los artículos que demuestran tanto la veracidad de dichos nombres como la circunstancia de que en muchos casos van irrisoriamente asociados a trabajos que perfectamente casan con el significado que esos apellidos y nombres tienen en la lengua de Cervantes:
Elouil H, Bensellam M, Guiot Y, Vander Mierde D, Pascal SM, Schuit FC, Jonas JC.
Diabetologia. 2007
José C. Borrero, Kerry Sieh, Mohamed Chlieh, and Costas E. Synolakis
Proc Natl Acad Sci U S A. 2006
Walz B, von Renteln D, Schmidt A, Caca K.
Gastrointest Endosc. 2011Garweg C, Melon P, Lancellotti P.
Acta Cardiol. 2010 Pepino MY, Bourne C.
Curr Opin Clin Nutr Metab Care. 2011 Prynne CJ, McCarron A, Wadsworth ME, Stephen AM.
Br J Nutr. 2010
Vandeputte AG, Sabbe MK, Reyniers MF, Marin GB.
Chemistry. 2011
Just hilarious, Dr Litos. La selección de autores ha sido muy acertada, pero es que hay algunos nombres con los que es imposible reprimir las risas....que me decis del Picha, ME et al...o de algunos japoneses como Asako, Y, Kakiuchi, L ...por supuesto con todos mis respetos...ellos no tienen la culpa, pero te alegran la ardua tarea de escribir un artículo, etc...cuando de repente aparecen en plena efervescencia bibliográfica. Realmente,hay que agradecerles tener unos nombres "castellanos" tan divertidos.
ResponderEliminarLo que dan de sí las horas luchando con el gestor de referencias, ay... xDDDD
ResponderEliminarMira que he pensao que los nombres eran de broma hasta que he visto a Vanden Mierde, que ya lo conocía, como no, gracias a nuestra Ada...
ResponderEliminarMenudo PEPINO de semana...
Yo también he estado todo el artículo pensando que los nombres eran inventados, y decía "jo tú, hoy se ha lucido inventándose los nombres, que imaginación, que capacidad...", pero que sean reales tiene aún más mérito!
ResponderEliminarEso sí, espero que no tengan ningún amigo castellanoparlante, los pobres...
Parece que es generalizado lo de pensar que son nombres inventados, a mí también me ha pasado, pero de nuevo se confirma que la realidad supera la ficción.
ResponderEliminarSolicito una nueva revisión bibliográfica para encontrar nombres que completen la nueva lista empezada por Fairygu y sacar otra "historieta" de estas; Picha, ME et al. no pueden caer en el olvido.
Que risa!!! Bueno yo no he pensado que eran inventados porque sabia lo que te llevabas entre manos, pero te ha quedado muy gracioso, me he reido mucho con estos nombres. Desde que lo hablasteis tu y Fairygu, en la comida no hago mas que mirar detenidamente cada uno de los nombres que firman alguna de las referencias que pongo en la tesis,deseando tener el honor de que Doctores como Vander Mierder o Caca K figuren en mi bibliografía.
ResponderEliminarUn post muy divertido!!! Me he reido mucho!!!
misspiasy
Que bueno. Y deben haber muchos más. Por ejemplo la china que acaba de ganar Roland Garros: Na Li, si fuera doctora en quimica, la tendrían que llamar la Dra. Sodio Litio, jaja que malo.
ResponderEliminarPues creo que voy a tomar nota de vuestras aportaciones comentariles y de nuevas adquisiciones, a ver si más adelante se tercia un post-continuación. La verdad es que hay nombrecitos para dar y vender...
ResponderEliminarGracias por comentar!