Saber Antiguo (I): Los módulos de Scire.
Casi lo podría definir como felicidad y esperanza... El final se acercaba y los últimos ciclos no habían sido tan soporíferos como había sospechado, pronto se reuniría con su destino. Era extraña la magnitud de lo que sentía o creía sentir, no lo podía definir pero es que, además, le habían dicho que jamás conocería tales cosas. Todo lo que había oído, todo lo que les enseñaron ellos y lo que parte de su propio ser le susurraba: Conoceréis la determinación pero no el arrojo, conoceréis la indiferencia pero no el odio, conoceréis la amistad pero no el amor, conoceréis la cautela pero no el miedo, conoceréis la alegría pero no la felicidad, no conoceréis la esperanza, sólo la probabilidad... Ahora no estaba seguro de nada, oía en su cabeza una frase, esa frase, se la habían repetido a menudo durante el acondicionamiento e incluso antes: “ Vosotros sois los Neutros, los Elegidos, la Séptima legión Scire, la tercera nacida de progenitores humanos, la primera nacida de madre…”.
Casi lo podría definir como felicidad y esperanza... El final se acercaba y los últimos ciclos no habían sido tan soporíferos como había sospechado, pronto se reuniría con su destino. Era extraña la magnitud de lo que sentía o creía sentir, no lo podía definir pero es que, además, le habían dicho que jamás conocería tales cosas. Todo lo que había oído, todo lo que les enseñaron ellos y lo que parte de su propio ser le susurraba: Conoceréis la determinación pero no el arrojo, conoceréis la indiferencia pero no el odio, conoceréis la amistad pero no el amor, conoceréis la cautela pero no el miedo, conoceréis la alegría pero no la felicidad, no conoceréis la esperanza, sólo la probabilidad... Ahora no estaba seguro de nada, oía en su cabeza una frase, esa frase, se la habían repetido a menudo durante el acondicionamiento e incluso antes: “ Vosotros sois los Neutros, los Elegidos, la Séptima legión Scire, la tercera nacida de progenitores humanos, la primera nacida de madre…”.
Miedo,
amor, valentía, odio, felicidad, esperanza. No sabía si cuestionarse las
emociones humanas que les habían negado era adecuado, nada les habían enseñado
a ese respecto, tampoco se había atrevido a preguntar. Sin embargo, últimamente
la duda le asaltaba con más frecuencia de lo que deseaba. Era obvio que la
causa era el acondicionamiento para los módulos. No podía evitar pensar acerca
de aquellas emociones en cada acontecimiento de la historia que repasaba.
Tampoco sabía si a los otros les ocurría lo mismo. No entendía porqué él mismo
no se había preguntado acerca antes, pues ya conocía la línea debido al tesón de su bisabuela.
Ya
conocía los acontecimientos, ahora, en el silencio de su mente rebosante datos, se preguntó por las
personas. Buscó entender a los osados o desesperados seres que tripularon los
primeros cascarones interestelares a aceleraciones tan elevadas y prolongadas
que acababan matándolos en pocos años. Buscó comprender el coraje y locura de aquellos
que gracias a la biología sintética y la tecnología de exo-endoesqueletos G
consiguieron alcanzar Centauri al precio de su humanidad. Cuál sería el terror
de aquellos que vieron cómo las esferas de Centauri colapsaban sobre sus
cabezas y la desolación de la humanidad después de perder la única esperanza de
salir de esa cárcel de 20 años luz de vacío sin rocas habitables que rodean al
sistema solar. Qué vivencia sería la de esos que al fin encontraron lo que la
humanidad llevaba tanto tiempo
buscando sin fruto: El primer contacto.
Obviamente,
la humanidad sabía, casi desde el principio de su ciencia, que la velocidad de
la luz era la máxima velocidad a la que algo se podría desplazar en este
universo. Tardó un poco más en comprender que acelerar algo más grande que una
partícula subatómica hasta ese límite le sería física y prácticamente
imposible. El hombre fue siempre consciente de que no podría alcanzar a la luz
por más que corriese, aunque soñó desde el principio en rebasarla. Inventó en
su ficción máquinas fabulosas que rompían los barrotes de su cárcel galáctica.
Una jaula de espacio y tiempo donde incluso la velocidad de la luz era muy
lenta para la vida humana. Las Esferas Dyson de Centauri habían sido una ilusión, una
esperanza forjada con tiempo, inteligencia, sacrificio y dolor. Demasiado
tiempo y demasiado sacrificio para poder repetir con éxito tal proeza incluso en
la Estrella de Barnard, a poco menos de 6 años luz y con una tamaño pequeño asequible a nuestra civilización para la construcción de esferas o anillos.
Él
pensaba que aquella aventura de la especie humana hacia las estrellas, más que inteligencia
demostraba tenacidad y voluntad. Alcanzaron Centauri a lo bestia. Con una
tecnología tan adecuada para viajes interestelares como los recursos de la Expedición Amundsen para llegar Polo Sur terrestre, las cuerdas y crampones
de Norgay y Hillary para escalar por primera vez el Everest o la cápsula de Gagarin para
el primer viaje espacial. Al menos, así se adivinaba con el colchón de los
milenios. Ahora a todo el mundo le resultaba obvio que las leyes de la
relatividad (entonces solo teorías) eran a los viajes espaciales lo que las leyes de Stockes al
desplazamiento en fluidos: un límite inquebrantable. Se le echó inteligencia
sí, pero se consiguió por empecinamiento y suerte, tan justos de fuerzas que el
empeño se cobró un alto precio.
Compañoreos de escalada:
Edmund Hillary y Tenzing Norgay fueron parte de la
expedición "Royal Geographic Society (RGS)".
Antes que ellos, muchos intentaron ascender a la cumbre
del Everest
todos fracasaron y algunos perecieron.
Ellos dos fueron los primeros en
alcanzarla. (Fuente)
…Eso
ha sido el Escudo de Hierro, una entelequia. La esperanza de escapar del centro
de un inmenso océano saltando de escollo en escollo. Una ilusión que fue seguida
del colapso de nuestra civilización, que se extingue por cuarta vez desde que
fue consciente de si misma. Primero fue el cataclismo de Toba, cuando quedamos
reducidos a no más de veinte mil personas. Ochenta mil años más tarde el
engendro de una guerra nuclear que aquel buen general abortó antes de siquiera
empezar, ¿cuántas veces más habrá estado a punto de suceder lo mismo?. Casi a
continuación de esto último, las Guerras del Agua y la Energía del final de la
Era de la Información. Necios, tontos o malos, o todo a la vez fueron los poderosos
que en virtud de su egoísmo, conociendo cuál sería el devenir después del Cénit del petróleo, no cedieron ante su avaricia, inmolando incluso el porvenir de sus
vástagos. Pero hay algo distinto ahora: esta vez no habrá margen para la
suerte, porque ya no hay más recursos ni posibilidad de encontrarlos. Nuestra
vida, la aniquilación de nuestra especie, es el precio que pagaremos por relegar a la nada
la búsqueda del conocimiento básico en pro de la tecnología aplicada. Nuestro
empeño en el Escudo de Hierro nos apartó de “banales” estudios teóricos, ahora
no hay alternativas. Pereceremos aquí, insensatos, nos lo hemos jugado todo a
una carta. La Humanidad se vuelve a matar o muere poco a poco de hambre y de
frío, amedrentada por el peso de su condición y confinada por sus cadenas de
espacio y de tiempo…
Mumin, Bitácora Cero
Fuente: Sujeto ASD0152SylviaShridan. Colonia Marinieris 11, Marte. Fecha terrestre 15:47-11/12/3122
Note: Last entry BF
Representación de un torpedo con supecavitación (Fuente)
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Qué broche de oro, menudo cierre. Me ha gustado mucho, la verdad el relato ha ido ganando con cada entrega y gracias a esta última todo cobra un sentido especial.
ResponderEliminarEs habitual en la ciencia ficción mezclar los avances de la época con las elucubraciones, pero lo has aplicado de una forma muy elaborada y original, aprovechando las posibilidades del blog, para que sea algo más divulgativo que una historieta más "al uso". ¡Bravo!
Y oye, el tono, de lo más sublime y épico, me he emocionado y todo imaginando a esa Humanidad salida de nuevo de las garras de la autodestrucción hacia un camino imparable, rumbo a las estrellas, soñando con no volver a ponerse en peligro a sí misma.
Luego dices que alucinas con mis textos, ¡como sigas por este camino me desbancas en un par de entradas mamón! Sigue así.
Felicidades genial BANCHSINGER (A partir de ahora te voy a escribir con mayúsculas porque tus textos no merecen menos). Estoy con el Dr. Litos en apreciar la genialidad de tu historia que ha ido ganando con el tiempo. No me cabe duda de que cada vez te has sentido más cómodo para acuñar nuevos conceptos y hacer reflexiones más profundas. Absolutamente genial.
ResponderEliminarHe disfrutado especialmente con los pequeños detalles de la historia como la supercavitación o las unidades de C14. Genial.
A los dos os digo que nos os preocupéis si no os dejan seguir currando en ciencia... en las letras tenéis un hueco más que grande para publicar historias, libros y lo que os de la gana.
Felicidades y espero que no sea el último... sigue escribiendo porfa.
Gracias por los coloreantes halagos, pareja. Pero siendo francos, no tengo la soltura para vivir de esto... creo que se me da mejor la azada. A decir verdad, además, no quería acabar la historia aquí, ya tenía el trazo de la entrega IV, pero no me convencía nada. Ahora sé porqué, lo que ha pasado, la historia se apuesto punto final sola, no quiere mas y no necesita mas, menos mal que me lo habéis dicho. Gracias por el apunte, valiosa lección. La narración, la historia, el cuento, surgen del que las escribe pero a su vez deben, además, ser escuchadas para que el autor en su empecinamiento no convierta algo que estaba bien en un desastre.
ResponderEliminarpuedo hacerte una petición?? podría tener la imagen del fenix en una resolución superior?? Muchas gracias.
ResponderEliminarPor cierto, el texto me ha gustado mucho, engancha jejeje
Grácias Anónimo!! me alegra que te haya gustado. También siento no poder satisfacer tu petición, la imagen no es nuestra, es una de tantas que andan por Internet repetidas aquí y allí sin ningún tipo de autoría, al menos manifiesta. En fin, seguro que la encuentras de mejor calidad fácilmente. Vuelve por aquí cuanto quieras.
Eliminarun saludo