ANTERIORMENTE EN DISTURBIOS CELULARES: Antes de pertenecer al Servicio de Transfecciones Celulares y mucho antes de establecerse por su cuenta como Investigador Celular, el intrépido investigador Batablanca vivió una primera misión en la que debía infiltrarse en un equipo de antidisturbios para obtener información de primera mano acerca de peligrosos agitadores celulares. Tras vestirse con el equipo de protección antidisturbios, todo el grupo es transfectado a la célula en discordia (1) . Una vez allí, el novato Batablanca presencia cómo en el interior celular las proteínas defectuosas son degradadas de forma contundente. El pelotón se dirige hacia el epicentro de los disturbios (2).
Intentaba borrar de mi mente la terrible escena de degradación proteica cuando el jefe del pelotón nos hizo una seña para detenernos. Comenzó a vociferar una serie de instrucciones que no dejaban lugar a dudas: ya estábamos metidos de lleno en los disturbios. Nuestra misión comenzaba de forma explosiva.
- ¡Pelotón! Estoy viendo justo ahí delante un agregado de proteínas no autorizado. Quiero que forméis dos grupos: en uno quiero a cualquiera que vaya equipado con dominios de unión a grupos fosfato; en el otro, los que llevéis barriles de hojas beta para interacción con proteínas. Mientras los primeros se unen a los aminoácidos foforilados de los agitadores, los segundos intentarán reclutar a los miembros del equipo de conjugación de ubicuitinas más cercano. Quiero una maniobra rápida y directa: nada de preguntas, nada de concesiones. Cualquiera que esté fosforilado será degradado. Ya tenéis las órdenes, ¡adelante, vamos vamos!
“…en el otro, los que llevéis barriles de hojas beta para interacción con proteínas…” (Imágenes sacadas de aquí y de aquí)
Me sorprendió la rapidez con que el grupo respondió. Como si hubiesen sido accionados por un mismo resorte, todos sus integrantes se separaron en dos grupos bien definidos y se lanzaron hacia el frente, donde por fin divisé un caótico grupo de proteínas que se habían asentado entre dos microfilamentos de actina, evitando la cercanía de orgánulos conflictivos. No pude evitar sentir cierta lástima por aquellos desdichados. La imagen del proteasoma con los aminoácidos colgando de su tapa seguía atormentándome, y aunque tenía claro que los estúpidos que tenía enfrente se habían buscado su merecido al amenazar la integridad del equilibrio celular, me causó cierta lástima imaginar el terrible destino que les aguardaba.
Curiosamente, mientras pensaba todo esto me encontré a mi mismo reaccionando con igual contundencia y automatismo que el resto del pelotón. Tal vez siguiese embriagado por el efecto del uniforme y las armas que portaba, no lo sé, el caso es que seleccioné entre mi arsenal un dominio de unión a fosfo-tirosinas y me incorporé al grupo correspondiente, avanzando con decisión hacia los perturbadores.
Entonces sucedió algo que no me esperaba. Al vernos, aquella masa caótica de hélices y dominios fosforilados cesó en su algarabía. Hasta ese momento habían estado gritando extrañas consignas, entre las que pude distinguir frases como “¡Ribosomas libres!", "¡Retículo tirano!” o “¡Libertad para los radicales!”. Pero en cuanto se percataron de que un grupo de antidisturbios celulares se acercaba a ellos con decisión, dejaron de armar alboroto y se lanzaron a correr en todas direcciones. Mentiría si dijera que, a pesar de la emoción del momento, no me resultó raro este comportamiento. En la instrucción que habíamos recibido se nos había advertido encarecidamente de la peligrosidad de estos radicales y sus aviesas intenciones en lo tocante a boicotear cualquier operación policial, con especial saña a la hora de atacar a los antidisturbios. Sin embargo, lejos de aparentar ningún riesgo, más bien resultaba algo patético verlos salir despavoridos sin ningún tipo de organización ni planificación. También nos habían alertado de que los agregados perniciosos permanecían agrupados pasase lo que pasase y era una ardua tarea separar a todos sus componentes; pero más bien parecía que su única preocupación no fuese otra que salvar el esqueleto carbonado y mantener la mayoría de átomos en su sitio.
Una de las proteínas más pequeñas salió tan disparada que se estrelló de lleno contra uno de los microfilamentos. Algunos monómeros de actina se desprendieron y aprovecharon para alejarse de aquel caos reinante, pero el microfilamento se mantuvo intacto. Antes de que uno de mis compañeros se abalanzase sobre la agitadora, otra de ellas se adelantó y mediante un enlace de hidrógeno, débil pero certero, agarró a su compañera. Se alejaron rápidamente, utilizando el mismo microfilamento para parapetarse mientras escapaban.
“… salió tan disparada que se estrelló de morros contra uno de los microfilamentos. Algunos monómeros de actina se desprendieron y aprovecharon para alejarse de aquel caos reinante, pero el microfilamento se mantuvo intacto.” (Imagen sacada de aquí)
El resto fueron perseguidas con mayor o menor suerte por el resto del pelotón, y mientras todavía dudaba hacia qué lado debía salir corriendo, escuché un grito claramente dirigido a mí:
- ¡Eh, novato! ¿Quieres reaccionar de una vez? ¡Agarra a ese miserable!
El miserable era una proteína globular cuyo volumen no le permitía escapar a gran velocidad. Además, en la refriega había sido impactado por una fosforilación perdida que había afectado a su estructura, retrasándola más aún. No me siento orgulloso de ello, pero reconozco que suspiré al ver que no tenía porqué esforzarme demasiado en atraparla. Simplemente estiré mi extremo carboxilo, donde portaba el dominio de unión a fosfo-tirosinas, y me enganché a su centro activo, eliminando toda posibilidad de unir ATP y obtener así la energía necesaria para recuperar su estructura y salir huyendo. Por un instante nuestras miradas se cruzaron, y aunque no intercambiamos palabra, sentí que algo no iba bien. Fue la primera vez que me vino la idea de que mi misión de descubrir información privilegiada iba a revelarme más cosas de las que mis superiores esperaban.
El mismo que me había dado la orden apareció de repente a mi lado.
- Buen trabajo, novato. Estos mamarrachos no molestarán durante un buen tiempo. ¡Tú, escoria! Muévete, os vamos a llevar a todos a un sitio donde no dudaréis en soltar prenda de lo que estabais tramando. Y si no… os enfrentaréis a las consecuencias.
Acompañó esta última frase con una patada contundente. Varias hélices alfa del desgraciado aquel se descompusieron, y me pareció ver que unos cuantos electrones en precario equilibrio salieron despedidos. Probablemente ya nunca sería capaz de realizar ciertas interacciones.
A nuestro alrededor, el resto del pelotón se reagrupaba, acompañado de ubicuitina ligasas y otras proteínas encargadas de ejecutar la degradación proteica si se daba la orden. También acudió al lugar del altercado un grupo que pude identificar como proteínas de unión a lisosomas. Me sentía bastante confuso, pero empezaba también a presentir que algo de todo aquello no estaba del todo bien. Dudas aparte, había algo que para lo que no me habían entrenado: para ver a corpulentas proteínas equipadas con el más moderno armamento de proteocontención golpear a otras rechonchas, inmovilizadas y sin oportunidad de defenderse.
Y algo sí tenía claro: con entrenamiento o sin él, eso era algo que no me gustaba.
Continuará...
Y como dijo Ramón y Cajal "El saber sí ocupa lugar" así que dejad de pensar en chorradas y leed a DrLitos...o a quien os de la gana pero por favor que no sea nadie que cobre por ponerse un polígrafo...
ResponderEliminarSaludos
Gracias compañero por el comentario y por la propaganda ;D
EliminarPero qué épico y qué de todo. Al final le voy a tener que pasar tu blog a mi padre, profesor de biología de E.S.O., bachillerato y la UNED… :P
ResponderEliminarPero hombre, ¡ya tardas! La verdad es que concebí estas historietas por pura diversión, pero desde que un amigo profesor de instituto me dijo que le venían genial para explicar detalles celulares a sus alumnos, intento pensar en ellas como algo que podría ser utilizado didácticamente... así que por favor, si se lo muestras a tu páter, vuelve por aquí y cuéntame qué le parecen.
EliminarGracias por pasarte amigo!
Lo que no entiendo es como no se lo has pasado ya... esos niños están malgastando sus años de instituto al no leer a Dr. Litos and company.
ResponderEliminarMacho, como escarpias (salvo que no se porqué no se me carga la primera imagen... no consigo verla). Por desgracia me ha recordado a un par de manifestaciones en las que estuve en Madrid hará dos años... aún me molestan de vez en cuando las fosforilaciones de aquel día... pero creo que merecía la pena luchar por lo justo.
Genial una vez mas. Voy a darle la merecida difusión.
Gracias por avisar por lo de la imagen, ya está subsanado.
EliminarLa verdad es que me sabe mal repetirme, porque el tema del abuso del poder y las protestas lo he tratado un par de veces ya (tengo otra historia sobre radicales libres por ahí), pero espero que este enfoque batablánquico le de un aire más original. No puedo evitarlo, yo me pongo a escribir pensando a grandes rasgos la trama, pero luego los detalles van por donde quieren las musas, sobre la marcha. Y esto es lo que ha salido.
Un saludo my friend.