domingo, 23 de marzo de 2014

JoF 14: otro opíparo plato de fácil digestión

En esta edición de JoF (Journal of Feelsynapsis) encontramos otra hueste de sabrosos artículos para todos los gustos, paladares y estómagos. En apenas cien hojas (sin contar las ya legendarias portada y contraportada, el índice y los créditos) podréis encontrar variados artículos y reseñas para todos los públicos. Igual de ricos en matices para entendidos paladares, que nutritivas y seductoras para degustadores amateur. 

Si el comensal me pidiese especial recomendación de entre los platos de la carta de este mes,  debería de  abstenerme por dos razones: la justicia que impone el saber que sobre gustos no hay nada escrito y el temor a recomendarlo todo.  Sólo puedo recomendaros que, si os pasa como a mi que soy de esos que comen las letras lentamente, os dejéis seducir por los titulares y devoréis los textos uno tras otro, acorde con vuestra predilección. Si por el contrario, sois ávidos lectores, no encontraréis ningún problema en dar cuenta de todos los platos en riguroso orden desde los entrantes hasta el postre. En cualquier caso os percataréis de que, como ya viene siendo habitual en esta vuestra casa, incluso tan vasta y variada selección no sólo es muy fácil de masticar sino también de digerir.

Así que sin más, aquí tienen ustedes su carta, elijan cuánto quieren, tienen bufete libre al módico precio de gratis.




Espero que les deleite y además les aproveche. Si tienen alguna petición especial para próximas comilonas o, por que no,  alguna reclamación, aquí tienen al chef y los cocineros, no duden en reclamar su atención:

BON APPÉTIT
 
NOTA DE Dr. Litos: Descubriréis en este número jugosos detalles acerca de la creación de esa magna obra de ciencia ficción y divulgación científica conocida como The OOBIK; si os quedáis con ganas de más, justo hace unos días la compañera Galiana nos entrevistó en el programa de radio El Astrolabio, pinchando en este enlace podéis oír nuestras seductoras voces y conocer aún más cosas del cómic y la web más moleculares del momento.






jueves, 13 de marzo de 2014

Ensayo sobre la piscina (I): De los vestuarios y su fauna endémica

La piscina, ese remanso de frescor entre los ardores del verano, oasis cristalino donde abreva el cansancio estival, reminiscencia de la quietud y paz del útero materno. Qué sería de nosotros sin esta artificial imitación del agua primigenia donde nuestros ancestros comenzaron su oxigenada andadura, un viaje en el tiempo que nos devuelve a la infancia, chapoteando sin complejos como si no existiese un seco mañana al que retornar.

Pero como todo en este universo, la piscina tiene un reverso tenebroso, un lado oscuro, un yang, una cara marcada en el dólar de plata. Frente a la inocente y pura piscina de verano al aire libre, el ser humano en su retorcimiento infinito creó... la piscina de gimnasio.


Muchos investigadores perdieron su salud documentándose para el presente ensayo. Honren su sacrificio leyendo hasta el final (imagen)

domingo, 9 de marzo de 2014

Una legión de Super Seiyan...


Era un día como otro cualquiera en el laboratorio. El día anterior había realizado una transfección rutinaria para expresar una proteína con la que estamos trabajando. El procedimiento fue el de siempre. Usamos uno de esos reactivos comerciales para introducir un plásmido en unas células HeLa. Este plásmido expresaba nuestra proteína unida a otra llamada GFP (una proteína verde fluorescente). Hasta el momento habíamos trabajado con nuestra proteína usando  técnicas como el Western Blot.  Pero aquel día me disponía a llevar a cavo un experimento diferente. Habíamos pensado que sería muy interesante poder ver en qué parte de la célula se encontraba nuestra dichosa proteína y cómo se comportaba durante el proceso de mitosis celular. Las células HeLa que utilicé tienen una peculiaridad: con anterioridad, marcamos su cromatina (ADN + proteínas que lo empaquetan) de rojo, mediante una proteína llamada mCherry unida a una de esas proteínas que empaquetan el ADN. Esta característica hace posible poder seguir el destino de la cromatina durante todo el ciclo de división celular y es una técnica muy usada en los laboratorios de biología celular.

Para ver estas cosas, ahora, disponemos de microscopios capaces de hacer verdaderas películas. Sí, grabamos a nuestras minúsculas células, las espiamos durante su vida diaria para ver cómo se comportan ellas y las moléculas que llevan dentro.
Pues bien, cuál fue mi desilusión cuando, ya una vez en el monstruoso microscopio, comprobé que la transfección rutinaria no había funcionado todo lo bien que debiera.  Normalmente, se asume que una transfección es buena cuando más de un 50% de las células expresan la proteína que les has introducido. Mi transfección aquel día no superaba el 5%, lo supe en cuanto pulsé el gatillo del láser…. Solo unas pocas células brillaban verdes, ¿dónde demonios estaba mi proteína fusionada con GFP? ¿por qué no la expresaban las malditas…?

En fin, era ya tarde y decidí que, aunque había pocas células de color esmeralda, con un poco de suerte alguna de ellas se dividiría (entraría en mitosis) durante la noche, permitiéndome ver la localización de mi proteína en el film a la mañana siguiente. Así que busqué unas cuantas células verdes entre la multitud oscura (solo visible por sus núcleos rojos), fijé sus posiciones y punto focal en la tabla de coordenadas, ajusté los fotogramas por minuto y la intensidad de los láseres, apague las luces del control de mandos, pulsé el botón que iniciaba la grabación continúa durante 10 horas y me fui a dormir como un niño la noche de reyes…

…y, a la mañana siguiente cuál fue mi sorpresa cuando, allí, en un rincón de la pantalla, una oscura célula se incendió de verde ante mis ojos, nunca lo había visto antes. Había grabado la síntesis súbita de GFP. Muchas lo hicieron, se incendiaron una tras otra, sin prisa pero sin pausa...





La explicación era simple, se me había pasado por alto que el protocolo utilizado para introducir el ADN tiene un efecto paulatino y el máximo de expresión de la proteína, cuando se mide por Western Blot,  se alcanza a partir de las 48h después de la transfección. Yo había puesto las células bajo el microscopio tan solo 24h después.

Además, hubo suerte, algunas de las células que ya eran verdes al principio de la grabación, se dividieron, permitiéndonos ver como se comportaba nuestra proteína en relación con la posición de la cromatina marcada de rojo. Sea como fuere, yo, me volví al laboratorio desde la sala del microscopio con la sensación de haber presenciado la transformación de una legión de Super Saiyan.



Nota: Los asiduos lectores del blog habrán notado que, aunque el menda no es que sea muy prolijo en contribuciones bloguiles, en los últimos tiempos aún ha decaído más. Esto se ha debido en parte a la falta de ideas pero también a la falta del tiempo para profundizar en algunas de ellas con el detalle y la rigurosidad que a servidor le gusta. Lo que pretendo con este cortofrikipost es iniciar una serie de post cortos introduciendo algunos conceptos biológicos, bioquímicos y de rutinas de laboratorio de la manera más amena que pueda. No entraré con mucho detalle en ninguno de ellos (que luego salen post muy completos pero son un tostón y volvemos a lo de la falta de tiempo). En su lugar, pido a los lectores que tengan dudas acerca de ellos o de otros que se les ocurran, que nos pregunten directamente. Aunque algunos los enlazaré directamente con la socorrida wiki o con posts relacionados, por si alguno no se puede resistir a alcanzar el saber.