domingo, 25 de octubre de 2009

"Moon": una pequeña gran película de ciencia ficción

Es indudable que desde que el ser humano tiene la capacidad de imaginar su futuro, se le han abierto numerosísimas puertas que le han alejado cada vez más del resto de habitantes del reino animal. La ciencia ficción es una de las manifestaciones artísticas donde esta  habilidad se hace más patente. Un género que permite al hombre aunar sus conocimientos de la realidad que habita con la capacidad para fabular acerca del desarrollo posterior de los acontecimientos, así como para cuestionarse en entornos radicalmente distintos a los habituales problemas cotidianos, dándoles una nueva perspectiva. En el mundo del cine, las películas adscritas a este género que han perdurado lo han hecho, principalmente, debido a las cuestiones que suscitan, a la historia que cuentan. Pero además, ya que estamos hablando, concretamente, de cine, hace falta algunos ingredientes más. Y Moon, la ópera prima de Duncan Jones, los tiene todos.


Moon cuenta la historia de Sam Bell, astronauta destinado a una estación lunar encargada de extraer y enviar a la Tierra una revolucionaria fuente de energía. Con la única compañía de un sencillo robot apodado "Gerty", Sam arde en deseos de regresar a su hogar tras tres años de soledad y rutina en el satélite, cuando empiezan a suceder algunas cosas extrañas...

Es dificil comentar las razones por las que la historia que cuenta la película cumple perfectamente con lo que se exige a una buena historia de ciencia ficción, sin desvelar la trama principal. No obstante, no es ésta una historia de grandes sorpresas ni giros argumentales: una vez la película muestra sus cartas, el guión es lo bastante inteligente como para centrarse en la propia historia. No hay efectismos gratuitos, todo lo que sucede tiene un sentido y la historia que se nos está contando, además de suscitar preguntas y disparar la imaginación del espectador, no deja de lado a su protagonista, y en la mejor tradición de una narrativa clásica tendremos un nudo y  un desenlace perfectamente adecuados y coherentes con lo que se nos ha mostrado en un principio. En acorde con esta "coherencia", la realización del film es un ejemplo modélico de optimización de recursos, más aún sabiendo que se trata de una película de presupuesto no muy abultado. La utilización de decorados reales y maquetas aporta una sensación de credibilidad y cercanía imprescindibles para aceptar lo que una historia futurista, ambientada en una estación lunar, nada menos, nos tenga que contar. Puede que en la película no abunden las teorías o explicaciones puramente científicas (tal vez los seguidores de este blog se sentirán algo defraudados), pero cumple el requisito de situar sus planteamientos y las acciones de sus personajes en un ambiente realista, científicamente posible.



Sam Rockwell presenta una de las mil caras que nos mostrará en esta película.  
En este caso, cara de mosqueo. Toda una lección de interpretación.

Pero el mejor ingrediente, en este aspecto, es la elección del actor protagonista, un Sam Rockwell espléndido, que se convierte absolutamente en Sam Bell, y es capaz de llevar sobre sus hombros la práctica totalidad de planos que conforman el film. La sobriedad de los mencionados decorados, así como los artilugios que a menudo en producciones similares pierden totalmente el sentido práctico en favor de la espectacularidad y la explosion imaginativa (los vehículos lunares y especialmente Gerty, un robot en absoluto antropomorfo ni espectacular), completan la lista de aciertos que nos meten de lleno en la trama. Esta historia se aleja de la grandilocuencia y la épica de otras películas de ciencia ficción para suscitarnos, mediante una historia sencilla, (con sus dosis de intriga, de tensión, de misterio, pero sin supeditarse a ellas en ningún momento), preguntas acerca de numerosos temas. Para no revelar demasiado, podríamos decir que básicamente se nos habla de soledad, de la necesidad del contacto humano, del valor de nuestros recuerdos, de cómo nuestra existencia se ve condicionada por lo que tenemos o lo que creemos tener... y muchísimas más cuestiones, algunas sugeridas de manera superflua, otras convirtiéndose en el motor de la historia en determinados momentos.

Sí, tres años sólo en la luna, y se dedica a hacer casitas de madera, ¿a alguien le extraña?


Finalmente, quisiera elogiar algunos méritos meramente cinematográficos que a mi, particularmente, me parecieron geniales. Puede que mi fascinación por el espacio me haga ser demasiado subjetivo, pero me parecieron bellísimamente rodadas todas las escenas que mostraban el exterior de la luna, la sencillez con que el escenario fabricado por los genios de los efectos visuales transmitía belleza, soledad y temor por partes iguales. Las pocas veces que la esfera Terrestre aparece en pantalla, lo hace subrayando momentos igualmente bellos del guión; tambien hay planos en el interior de la estación que por su sencillez convierten el silencio en expresividad, gracias sobretodo a la labor del actor protagonista. Y por encima de todo esto, la banda sonora: Clint Mansell crea una de sus melodías más acertadas, constituyendo una secuencia de créditos inicial magnífica, que sirve de presentación de la historia y de su protagonista además de constituir un prodigio de compenetración entre la música y las imágenes. Esta melodía se repetirá en diversas ocasiones a lo largo del metraje, constituyendo en todo momento un complemento perfecto, sutil cuando debe serlo, y creciendo en protagonismo en las escenas más memorables. Sin duda, el toque final que ha convertido esta película pequeña, humilde, casi intrascendente, en una obra no sólo memorable por su sinceridad y su abanico de interesantes ideas, sino además en una película con pasajes inolvidables e imágenes poéticas. Las poquísimas objeciones que se le puedan poner a este trabajo podrían prácticamente perdonarse por ser un debut de su director, aunque con esta carta de presentación, no creo que nadie pueda objetarle a Duncan Jones que nos ha regalado una película que se merece ser tenida en cuenta como una muy importante contribución, no sólo al género de la ciencia ficción, sino al séptimo arte en general.


miércoles, 21 de octubre de 2009

Convergencia adaptativa, selección sexual y Moonwalk

En el reino animal existen no pocos casos en los que diferentes organismos, muy alejados en parentesco, han llegado a desarrollar estrategias muy similares para enfrentarse a un mismo problema. El ejemplo más clásico es el desarrollo de alas para volar, que se ha producido en grupos de vertebrados tan diferentes como puedan ser las aves y los mamíferos. "Oh, los pájaros vuelan, los murciélagos también; ¿serán los murciélagos pájaros?" "No, melón; ambos tienen alas, pero su origen es distinto". Esto se conoce en biología evolutiva como "convergencia adaptativa". El caso que analizaremos hoy es muy similar al descrito previamente, pues se trata de un posible caso de convergencia adaptativa entre una especie de aves y nada más y nada menos que el ser humano. El carácter en cuestión no es un órgano desarrollado para enfrentarse a un medio, sino un comportamiento. Entramos en el campo de la etología, mucho más difícil de estudiar que los fácilmente medibles caracteres anatómicos. Pero no nos amedrentemos; es más, pongámonos en antecedentes.

De entre todas las estrategias al abasto de los organismos para producir adaptaciones que les permitan  proliferar y extenderse por cualquier nicho disponible, sin duda la que ha producido efectos más impresionantes ha sido la llamada selección sexual. Resumiendo (mucho), la selección natural favorece aquellos caracteres que propician la elección adecuada de las hembras respecto a un macho portador de genes evolutivamente deseables. El éxito de la  reproducción sexual en los organismos vertebrados disparó en su momento una serie de procesos evolutivos por los cuales los machos y las hembras evolucionaban en paralelo, los unos desarrollando caracteres cada vez más extremos y llamativos, y las otras aprendiendo a apreciarlos y a elegir un macho bien machote. Pues bien, éste es el carácter que las dos especies en discordia han desarrollado de forma asombrosamente paralela, aunque como veremos la finalidad de cada una ha sido a su vez refinada y diversificada con posterioridad.

El primer protagonista es un paseriforme de reducido tamaño y locuelo aspecto, llamado "Saltarín Cabecirrojo" (Figura 1A). Sin entrar en demasiados detalles, podremos concretar que la característica más llamativa de toda su biología reside en el baile que el macho realiza para atraer a la hembra. Es imposible que ningún ser humano en sus cabales mantenga la compostura ante semejante danza, y es igualmente imposible que no le venga a la cabeza  la imagen de uno de los más famosos artistas de todos los tiempos, el recientemente desaparecido Michael Jackson (Figura 1B). El baile del Saltarín Cabecirrojo (Figura 2) y uno de los pases más famosos de la citada estrella (Figura 3) presentan asombrosas similitudes. Otras especies de aves se distinguen también por sus capacidades bailongas (Figura 4), algunas de ellas, supliendo la virtuosidad de sus congéneres con un aspecto arrebatador (y raro, muy raro) (Figura 5).




Figura 1. (A) El Saltarín Cabecirrojo (Pipra mentalis) descansa sobre una rama, a la espera de una hembra a la que impresionar con su danza. (B) Michael Jackson (Homo sapiens) realizando el famoso paso  moonwalk (paso popularizado en primer término por el también fallecido James Brown). Las aparentemente inabarcables diferencias entre el especímen representado en (A) y el representado en (B) se ven drásticamente reducidas al observarlos en plena danza (ver Figuras 2 y 3).









Figura 2. El Saltarín Cabecirrojo realizando un baile que recuerda sorprendentemente al moonwalk. Para facilitar la comparación, se ha añadido a las imágenes música del mismo Michael Jackson.










Figura3. Michael Jackson en una interpretación en directo realiza el conocido paso moonwalk.









Figura 4. Otro ejemplo de ave danzarina. Este pájaro cometió el error de no imitar a un cantante famoso. Su éxito reproductivo se verá resentido.











Figura 5. Contrarrestando un baile más bien soso con un aspecto sobrenatural. La eficiencia del método para conseguir a las hembras se encuentra en entredicho.


Para finalizar esta (absurda) reflexión, una aclaración final: si bien para el diminuto pájaro el baile supone uúnicamente una manera de aumentar sus probabilidades de apareamiento, en el caso del rey del pop (al igual que ha sucedido con la mayoría de condicionamientos biológicos en el ser humano) esta utilidad inicial del rasgo evolutivo ha superado su primordial función y se ha extendido más allá de la simple conducta biológica, concretamente, enloqueciendo no sólo a una sino a millones de hembras (y machos), produciendo un flujo de ingentes cantidades de dinero, y por último pero no menos importante, permitiéndole al bailarín pasar a la historia como uno de los genios de la música moderna. Aunque  él nos  haya dejado, la infinita cadena de la vida nos recordará siempre su imagen en la forma del diminuto organismo, ese locuaz pajaruelo de cabeza roja que, a su manera y  por sus propios motivos, aprendió a hacer el moonwalk.

jueves, 15 de octubre de 2009

Manifiesto por el avance de la investigación

Sí amigos, todavía quedan cosas que decir en defensa de la investigación, y me temo que todavía habrá mucho que escribir y reclamar en años venideros. Esta vez escribo con la intención de difundir un manifiesto que investigadores de toda España están suscribiendo. Este enlace os llevará a un documento pdf con todas las explicaciones pertinentes, el texto íntegro del manifiesto y las hojas para firmar.  Soy consciente de que algunos visitantes habituales de éste nuestro blog son investigadores españoles exiliados, por lo que les puede servir para enterarse de cómo va el tema, tal vez incluso se animen a imprimir unas cuantas hojas, firmarlas y mandarlas escaneadas a la dirección incluida en el pdf.

Si no para reunir firmas (esto es más fácil de conseguir en los propios centros de investigación), valga este post para hacer hincapié en la importancia de demostrar a la sociedad que la investigación es un pilar básico del que no se puede prescindir.

Más información aquí.

jueves, 8 de octubre de 2009

¿Tijeras?… ¿no es irónico?

No es que la ciencia no necesite tijeras, es que las tijeras necesitan de la ciencia. Ese es el problema, LA CIENCIA NO SE VE, NO SE COME Y NO SE RELACIONA CON LA CALEFACCIÓN QUE TE CALIENTA, LA PASTILLA QUE EVITA TU SUFRIMIENTO Y EL AIRBAG QUE TE SALVA LA VIDA…la mayoría de mortales e inmortales no sabrían definir qué es la ciencia y mucho menos vincularla con las bondades y las maldades del mundo en que vivimos. Y por eso, como al grueso de la población no se le ha ocurrido que si no fuese por la arcana ciencia, seguiría cortando los materiales con los dientes, que mejor que retirar fondos a la ciencia… lo que no se entiende no suele importar (astutos los gobiernos). En este país parecemos o somos todos tontos. Nos gastamos millones de euros en dar educación a nuestros hijos, el gobierno destina también cuantiosas cifras… cada vez menos por desgracia, en becas, libros y educación (mal gestionada normalmente)… y luego cuando por fin, tras una educación primaria, secundaria, bachillerato, una carrera universitaria, un post-grado y un doctorado, a los 28-30 años de edad obtenemos a una persona preparada y capaz, normalmente con dominio de un idioma y medio (como mínimo), y entonces la abandonamos para reiniciar de nuevo el ciclo fútil que es nuestro sistema educativo… que al final no sólo no beneficia al país sino que lo lastra porque pierde la inversión y el potencial que ha desarrollado se marcha a Europa o a cualquier otro país del mundo para su provecho y el de su santa iglesia, con ínfimas o ninguna posibilidad de regresar. Y ésto se ve como normal y aceptable… y a la mayoría de la gente le da lo mismo… pero ay como se toque el botellón, el futbol, o se restringa el acceso en vehículo particular al centro de una ciudad, o te quiten el paro porque no has cogido el curro que te ofrecían… temblarán los pilares de la tierra.
NOS MANIFESTAREMOS, HAREMOS RUIDO, PERO MIENTRAS QUE EL RESTO DE LA SOCIEDAD NO VEA QUE LA INVERSIÓN EN LA CIENCA ES EL FUTURO, COMO YA VIERON AÑOS HA LAS PRIMERAS POTENCIAS MUNDIALES…, DARÁ LO MISMO LO QUE HAGAMOS… LOS POLÍTICOS SOLO QUIEREN VOTOS PARA SEGUIR CHUPANDO DEL FRASCO.

miércoles, 7 de octubre de 2009

La ciencia en España no necesita tijeras


Me encuentro en mi laboratorio. Estoy analizando los datos de uno de mis últimos experimentos. Al parecer, he obtenido lo que esperaba: se confirman los esperanzadores resultados de la semana pasada. Debo repetir el ensayo una última vez para estar seguro, pero mi reserva de proteína se ha agotado. Necesito purificar más, de manera rápida y eficiente, pero el proceso requiere demasiado tiempo; tengo un artículo a medio escribir, y pasado mañana termina el plazo para pedir una nueva subvención. Necesito ayuda. La investigación es un trabajo en equipo, y no puedo afrontarlo yo sólo. Si un compañero purifica la proteína que necesito, puedo dedicarme al papeleo. Me alejo de mi banco de trabajo, y miro a mi alrededor. El laboratorio está vacío. Nadie puede colaborar conmigo. Llevo meses esperando que un nuevo estudiante de doctorado aparezca, para poder enseñarle todo lo que he avanzado tras años de trabajo, transmitirle mi experiencia y conseguir que esa persona llegue donde yo no he podido.
Pero en el laboratorio no hay nadie.

Llevo años investigando; he vivido en muchos países, he luchado por llegar donde me encuentro ahora mismo. Escribo, garabateo, en una pizarra de gigantescas dimensiones. Entusiasmado, vierto en ella lo que espero sea un claro esbozo de las ideas que me gustaría transmitir. Todo el esfuerzo habrá valido la pena si, entre los alumnos que escuchen mis clases, hay al menos uno que se sienta tan intrigado como yo me sentí en su momento, cuando los misterios de la vida se hacían más y más patentes. Tal vez él llegue a descubrir todo aquello que aún me quita el sueño por las noches.
Cuando mi mente se desliza fuera de la pizarra, me doy cuenta de que a mis espaldas sólo se escucha el silencio. Me giro esperando encontrar mentes inquietas y expectantes conteniendo la respiración.
Pero a mi espalda no hay nadie.

Llevo  tantos años trabajando en este hospital, que casi no recuerdo cuándo empecé. Lo que sí recuerdo son todos y cada uno de los pacientes que han pasado por mis manos. Con la misma pasión que sostengo el bisturí, enciendo cada día mi ordenador y navego en busca de las últimas novedades, los artículos más recientes que me puedan ayudar a evitar que los malos recuerdos sean menos numerosos que los buenos; más vidas salvadas que fracasos en la mesa de operaciones. Llevo ya mucho tiempo esperando noticias que nunca llegan: pruebas de fármacos que no pasan de los primeros estadíos, proyectos prometidos que no llegan a materializarse, enfermedades de las que ni siquiera encuentro referencias en la bibliografía. Desde hace unos días, intento entender un artículo demasiado específico, no es mi campo. Me levanto de enfrente del ordenador y salgo al pasillo, en busca de uno de los médicos más jóvenes para ver si me puede echar una mano.
Pero no tropiezo con nadie.

Hace mucho tiempo que dejé mi país. Durante los últimos tres años, he sentido más deseos que nunca de regresar. Sobretodo, porque  esperaba ver hecho realidad el sueño de una plaza para la que me he preparado durante otros diez años. Cada año me prometen que la financiación se está ajustando, y que al siguiente habrá más posibilidades. Sentado entre mis libros de física, sueño con estudiar el cielo que contemplaba en mi hogar, hace ya tanto tiempo. Finalmente, mi plaza es aprobada: sólo necesito formar un grupo de trabajo para establecerme. No quepo en mí de gozo, y me dedico durante una semana entera a mandar correos, contactar por teléfono con todos los centros existentes y con todos mis conocidos. Busco ansiosamente jóvenes interesados en la investigación, en la ciencia. Al cabo de otra semana, me voy dando cuenta de la triste realidad.
No voy a encontrar a nadie.

Llevo seis años dedicado por entero a la investigación. Realizar una tesis doctoral ha sido una de las experiencias más estimulantes de mi vida. He aprendido cosas increíbles, y me he dado cuenta de todo lo que me queda por descubrir y aprender. Sueño con desvelar incógnitas que pueden cambiar la vida de muchas personas, igual que cuando empecé por primera vez. Me he llegado a sentir tan grande como los históricos científicos a los que admiro, y tan pequeño como las células que estudio. No me he rendido todavía, aunque mi trabajo es duro y muchas veces frustrante.
Me encuentro, ahora mismo, tecleando en mi ordenador. Escribo un artículo para mi blog, un artículo en el que intento explicar de manera simple y no reiterativa porqué en nuestro país no sólo no es necesario un recorte presupuestario, sino que la falta de fondos es el peor enemigo de la investigación. Es el que hunde los laboratorios, el que merma las ilusiones y el que provoca la imagen de trabajo fútil y absurdo que nuestros jóvenes asociarán para siempre con este ámbito laboral. Estas tijeras, contra las que miles de personas escribimos hoy, amenazan con cortar de raíz el futuro de muchísimas más. Quisiera que las líneas que  he escrito más arriba no dejaran de ser imaginaciones, absurdos extremos que nunca llegarán a producirse. Quisiera levantarme y gritar que LA CIENCIA NO NECESITA TIJERAS: NECESITA PERSONAS, y las personas, al menos en esta sociedad en la que vivimos, no trabajan gratis.
Pero temo que, si grito, tal vez no me escuche nadie.




martes, 6 de octubre de 2009

Inauguración de Twitter con motivo de la iniciativa "Tijeras NO"

Hoy he recibido un comunicado vía Precarios en el que se hablaba de una iniciativa convocada a modo de protesta contra el recorte presupuestario previsto para 2010 y que afecta drásticamente al ámbito de la ciencia. Dicha iniciativa fue iniciada (nunca mejor dicho) por Javier Peláez, autor del blog La aldea irreductible; consiste en publicar, el mismo día y con el mismo título ("La ciencia española no necesita tijeras"), un artículo en cada blog adherido a la iniciativa donde se exponga al menos UNA razón por la que este recorte presupuestario afecta negativamente a la ciencia española. Ya van más de 500 blogs adheridos (entre ellos nosotros, cómo no), así que estad atentos para leer este miércoles 7 de octubre nuestra aportación.

Además de este llamamiento a la reflexión, quería aprovechar para haceros recapacitar sobre un detalle concreto de todo este asunto: toda esta "movida" fue disparada por un sencillo comentario en Twitter. Este dato me ha hecho recapacitar acerca del poder de difusión que surge de combinar varios tipos de redes sociales de las que pueblan internet. Para los no iniciados, Twitter es otro de tantos programas que permiten un seguimiento masivo de las actividades y comentarios, en tiempo real, de miles de usuarios en todo el mundo. Viene a ser una especie de híbrido entre un blog y un chat, dado que funciona con posteos pero los mensajes están limitados a un máximo de 140 caracteres, potenciando así una comunicación breve y concisa parecida a los mensajes que se usan en los chats. La brevedad de estos mensajes y la rapidez con que se actualizan los twitters personales de los usuarios permiten una comunicación instantánea y constante, por lo que constituye una herramienta de comunicación muy útil .

En el caso que nos ocupa, precisamente estas características permitieron que un inocente y sutil comentario generara un aluvión de réplicas, y en cuestión de unos pocos días la cosa se ha materializado en un proyecto extendido a otras redes sociales como Facebook y que ha llegado a tener bastante repercusión mediática.  Dado que nos hemos adherido a esta iniciativa, he decidido crear un perfil de Twitter que me permitirá seguir el día a día de este fenómeno, y en adelante, otros similares. Para facilitar este seguimiento, todos los comentarios acerca de la iniciativa están etiquetados como #TijerasNO


Además, podré utilizar este sistema para tener a lo seguidores de ¡Jindetrés, sal! al día de todo lo concerniente al blog, además de comentar cosillas puntuales que no puedan dar de sí para un post entero. En la barra lateral podéis ver los últimos comentarios de twitter y acceder al propio perfil de un servidor para poder leerlos todos. Espero que esta técnica le de al blog un carácter de actualización constante, y porqué no reconocerlo, es una forma divertida de añadir comentarios más o menos superfluos para darle más colorido a la página.

Así pues, os dejo que meditéis acerca de lo que debemos aportar a esta movilización bloguera, y espero que os guste la idea de twittearnos. Los comentarios están abiertos a sugerencias y aportaciones, como siempre.