Hoy, 11 de mayo, este blog cumple precisamente 11 añazos. El año pasado ya hice una oportuna reflexión sobre lo que significaba, o podía significar, seguir empeñado en mantener este rinconcito abierto. El hecho de que ni siquiera una pandemia que nos ha tenido confinados durante dos meses haya sido capaz de motivarme para resucitar este lugar y llenarlo de todas las reflexiones, historias y meditaciones que me han abordado durante este tiempo (que no han sido pocas), habla por sí mismo. Pero aquí sigo, empeñado en insuflarle vida de cuando en cuando. Así que se me ha ocurrido que era un buen momento para celebrar no solo el cumpleaños de ¡Jindetrés, sal! sino el de una persona muy importante que, oh casualidad, cumple años el mismo día. Y es un hecho realmente casual, porque el estreno del blog fue algo sin mayor planificación y que estuvo oscilando a lo largo de varios intentos hasta finalmente publicarse el primer post el 11 de mayo del ya lejano 2009. El caso es que, ese mismo día hace aún más años, nació mi hermano pequeño, Guillermo, al que quiero homenajear hoy.
Las dos primera colaboraciones de Guillermo en Principia, podéis verlas en todo su esplendor aquí.
Guillermo es el auténtico artista profesional de nuestra familia. Su devoción por las artes plásticas, sobre todo escultura o modelado y pintura en su aspecto más artesanal, solo es igualada por su pasión por la música. Formado en València, nuestra tierra natal, ha pasado siete años a caballo entre Argentina y Uruguay, para hace dos años regresar dispuesto a emprender una nueva etapa personal y profesional. Podría contaros mil cosas sobre él y sus talentos, pero dado el especial momento de celebración doble que tenemos entre manos, lo más idóneo es que os cuente que, avatares del destino, a su regreso Guillermo ha terminado por colaborar con la revista Principia: efectivamente, esta iniciativa que pretende fusionar arte y ciencia era el lugar ideal para que nuestras pasiones hermaniles confluyeran. Así que, después de colaborar con la web de Principia ilustrando un par de relatos con increíbles y personalísimos dibujos, ambos nos pusimos manos a la obra para crear un cuento ilustrado, escrito por servidor y embellecido por sus lápices: la historia de Lila y Rosa, dos neuronas, que apareció publicado en el número #9 de la revista Principia kids.
Lila y Rosa, dos neuronas muy molonas, en Principia kids #9
Pero si os quedáis con curiosidad, estáis de suerte; dicho cuento fue uno de los elegidos para ser narrados en forma de audiocuento, y podéis escucharlo aquí mismo, narrado por el joven Gabriel Royuela:
Jamás estaré lo bastante agradecido a la gente de Principia por haber propiciado que diera rienda suelta a mi pasión por el arte y la narración escrita, tanto como me apasiona la ciencia; pero también por permitirme conocer a talentos increíbles y personas asombrosas que han dado a mis creaciones literarias un carácter tangible y unas interpretaciones alucinantes. Que encima hayan alojado la primera colaboración creativa entre estos dos hermanos que han pasado tantos años separados, y que por supuesto no se va a detener en este entrañable cuento, era algo que solo podía celebrar en ¡Jindetrés, sal!, la puerta virtual a través de la cual no solo he descubierto una vocación, sino que he accedido a un camino de encuentros y reencuentros de lo más emocionantes.
Felicidades, Jindetrés. Felicidades, hermano. Y a todos vosotros, gracias por seguir ahí de una u otra manera. Aun en la distancia. En el anonimato. En el confinamiento.