Se habla mucho, en general, de lo mal que está el mundillo de la investigación; de lo sufrido que es dedicarse a este campo, de las pocas satisfacciones que produce, de lo injusto que es a veces dedicar tanto tiempo y esfuerzo a algo que no se materializa en un beneficio ni económico, ni material (al menos a corto plazo... bueno, económico nunca, la verdad). Sin embargo, hay otros momentos en los que queda constancia de que este trabajo es vocacional, y como todo aquello que se vive con el corazón, puede producir sensaciones gratificantes. Uno de estos momentos, en términos generales, suele ser el de la lectura de la tesis doctoral. Aprovechando la recientísima entrada de nuestra compañera MINSIX al club de los doctores, he decidido escribir unas líneas en torno a este momento que en nuestro país se vive de manera tan intensa como estrafalaria, más parecida a un auténtico bodorrio que un mero trámite académico.
Simbólica representación de la infatigable MINSIX,
vista a través de la perturbada mente de un servidor.
La forma de vivir este momentazo varía enormemente, dependiendo del país en que uno se encuentre o de la personalidad propia del doctorando, claro está. En nuestro país, este evento se ha convertido en una auténtica celebración, dado el carácter de "acto público" que permite que entre los asistentes se encuentren familiares y amigos. Por si esto fuera poco, académicamente la evolución del acto ha ido encaminada hasta convertirlo en un mero formalismo, mediante el cual todos los doctorandos se transforman en doctores mediante una defensa de su trabajo que independientemente de la calidad (del trabajo y de la presentación) acaba siempre con una máxima calificación. Vamos, que no sólo nadie suspende la tesis, sino que encima todos sacan la máxima nota. Si alguien lo entiende, me lo explique por favor.
Por tanto, y lejos de querer desprestigiar a la recién doctora que homenajeamos, creo que es de recibo hacer mención cuando una tesis es excelente, como en el caso que nos ocupa (también homenajeamos en su momento a otros compañeros, más indirectos en alguna ocasión, o tan directos como el mismísimo Banchsinger). Aunque MINSIX haya publicado parte del trabajo de su tesis, no está de más decir que realizó una defensa estupenda, tanto en la exposición como respondiendo al feroz tribunal.
Pero mi intención era, sobretodo, mostrar a los lectores no familiarizados con estas cosas cómo este día se convierte en todo un acontecimiento; después de la tesis tiene lugar un almuierzo/comida, y en cada caso el doctorando decide cómo y a cuánta gente invitar. En centros como el nuestro, relativamente chiquitines, se suele montar un picoteo en el comedor y todos los currantes están invitados. Es un acto agradable, durante el cual además se hace entrega de los pertinentes regalos al recién estrenado doctor/a. Para nuestra amiga MINSIX tuvimos el detalle (además del regalo "gordo", que empieza por "i" y acaba por "Pod") de rescatar uno de sus dibujos (sí, también dibuja la colega, cómo no). Digo rescatar porque dicho dibujo decoraba un muro de pladur que dividió nuestro laboratorio durante varios meses, en el transcurso de una reforma (prepararé un post acerca de este muro de la vergüenza que decoramos entre todos profusamente, tengo fotos muy curiosas al respecto); hicimos una limpieza fotochópica y le imprimimos un bonito cuadro que reproduzco aquí abajo.
Y el otro regalo fue la caricatura que introducía este post, realizada por servidor y que MINSIX me ha autorizado a compartir con vosotros. Imprimimos la caricatura a modo de portada de una libretita donde todos los conocidos y compañeros fueron firmando y escribiendo unas líneas dedicadas a la doctora. Entrañable, sin duda.
Como veis, el acto de lectura de la tesis doctoral es un mero trámite, sí: pero a su vez es el broche final de un periodo de duro trabajo, alternancia entre frustaciones y algunas satisfacciones, y muchos momentos inolvidables. Creo que es una buena idea hacer de este momento un acto divertido y significativo. En otros países la cosa es mucho más seria y académica; recuerdo que en Manchester pasaban la tesis en privado, frente a tres examinadores que hacían las preguntas a modo de examen oral, sin presentación ni nada; pero luego iban y celebraban un día todas las tesis a la vez, vestidos en plan graduación con esos trajes tan vistosos (y ridículos, la verdad). Luego dirán que nosotros somos los raros.
Bueno muchachada, ya sabéis: este valle de lágrimas tiene grandes satisfacciones, después de años de resultados negativos y artículos que nunca acaban de aparecer publicados, podréis tener una genial caricatura y un convite lleno de gorrones.
Quién podría resistirse.
Oyes, que lo de la celebración con birretes y tal también se hace en las universidades aspañolas. Hay un acto en el inicio del curso para eso. Pero eso sí, sólo van los de letras XDD
ResponderEliminarLo de que es un bodorrio es tal cual. Es más, es lo que dice uno de los de la redacción de |Quanto>: de una boda te divorcias, pero de un doctorado no. Así que es más que una boda por necesidad.
En fin, felicidades a la nueva doctora!
Hace tan sólo una semana que pasé al otro lado y es verdad que poco a cambiado.
ResponderEliminarCrecer como científico/a en un laboratorio hasta llegar a Doctor es, a los ojos de un jefe como a los de tus padres. Te haces mayor pero ellos, siempre pensarán que te lo han enseñado todo y que eres todavía un niño inexperto. Por eso, ha llegado el momento de volar. De salir del nido, de buscar otros retos, de independizarse!
Así que, a partir de ahora como otros compañeros del blog, escribiré desde el Nuevo Mundo. ¡¡La red se amplía!!
Sé que muchos de vosotros, al leer esto, deseáis tener un compañero como el Dr. Litos. No sólo hace fantásticos dibujos personalizados sino que además dedica entrañables posts a los recién doctores!!! Soy consciente de la suerte que he tenido estos años con mis compañeros, así que, por supuesto, eso es lo que más voy a echar de menos. A ver qué hay ahí afuera...
Allá vooooooy!!!!!!!!