miércoles, 9 de marzo de 2011

¿Casualidad?

...16 minipreps, tedio de técnica o protocolo de laboratorio con la que extraemos nuestros preciados plásmidos de cultivos bacterianos (E. coli, por supuesto), y... otra vez, el número exacto de eppendorfs salidos del bote, ni 15, ni 17. No sé la de veces en 7 años que se me ha acabado la caja de puntas de pipeta justo con el último pipeteo, ni antes ni después. A todos nos han pasado cosa como ésta, en el laboratorio o en la calle, en casa o tomando cubalibres. Quién no a pensado en alguien, en algún momento, en una persona concreta, y justo 15 o 30 segundos después suena tu móvil y... oh sorpresa es esa persona, esa y solo esa entre los 200 números de la memoria de tu teléfono... Avatar, destino, poderes mentales... pamplinas, eso se llama casualidad... una cosa que a veces pasa por pura probabilidad... casualidad, casualidad que adquiere aura, porque nunca contamos: las veces que nos sale el número erróneo de eppendorfs, la que maldecimos cuando nos quedamos sin puntas en mitad de un ensayo B-galactosidasa, las que pensamos en alguien y no nos llama en el siguiente minuto. Casualidades hay de muchos tipos, por supuesto aquí nos han interesado aquellas que tienen que ver con la ciencia, llamadas también serendipia (cómo me mola la palabra), término que no existe en el diccionario de la RAE, y que hace referencia a aquellos hallazgos o hechos oportunos, acertados y con fortuna, que se han dado por "cagada", accidente, casualidad o azar (quizá el mas conocido es la penicilina, seguido de la dinamita o el teflón). Obviamente, detrás de cada uno de estos hallazgos afortunados y fortuitos, hay una mente, que en vez (o además) de cagarse en "to", analiza el accidente y saca provecho de él...(no confundir con las compañías de seguros). Nada pues de extraño, sobrenatural, o de alineamiento cosmológico de los chacras en estas serendipias científicas que podéis encontrar muy bien descritas y a cascoporro con sólo buscarlas en la red. Empero, el otro día, me encontré por "casualidá" (en el blog Frente al Escritorio), con otro tipo de serendipias, que no sabía que existían, las serendipias literarias. Haciendo eco de lo que en el citado blog, y en otras webs pude leer, puede decirse que estas serendipias no son otra cosa que novelas o cuentos, que escritos sin ánimo visionario o especulativo, relatan unos hechos, que años o siglos más tarde suceden con una asombrosa semejanza en la realidad (a mi me dejaron con los pelos de punta en un primer momento). No penséis en Julio Verne, y en sus diferentes relatos de viajes, que en su tiempo eran dificiles de imaginar. No penséis tampoco en H.G. Wells. Ellos, los padres de la ciencia-ficción, y los otros que los siguieron como Ray Bradbury, fueron visionarios, su perspicacia, conocimiento del mundo y su imaginación los llevó por delante de su tiempo, luego el avance de la ciencia y la tecnología hicieron el resto. Hay muchas páginas en el ciberespacio que hablan de estas serendipias literarias (en adelante SL, la palabra mola decirla paro cansa escribirla), y ríos de tinta han corrido apelando al esoterismo y a la paranormalidad... aun a riesgo de que se me tilde de magufo, o se me expulse de este serio, riguroso y decente blog, hoy me voy a meter en el Berenjenal. Lo fácil sería llevarse llevar por la paranormalidad, si este fuese un blog esotérico etc. Siendo un blog científico, nos podríamos perder en el sinfín de teorías que durante cientos de años (desde los antiguos hasta cualquier físico de cuerdas actual) han intentado explicar la existencia de "las coincidencias". Pero no quiero hacer ni lo uno (no quiero ser magufo), ni lo otro (la física mas allá de la mecánica clásica se me escapa mogollón). Lo que propongo es un análisis de algunas de estas serendipias literarias que he encontrado desde el punto de vista mivicisopro (mi-visión-cientifico-social-probabilística).
Empecemos.
SL: 1726, Jonathan Swift escribe Los viajes de Gulliver y en él asigna dos lunas a Marte, a las que nombra como Fobos y Deimos. En 1877 se descrubren las dos únicas lunas de Marte, a las que obviamente llamaron Fobos y Deimos. Análisis: En 1726 no había óptica que pudiese ver las lunas de Marte, asi que Swift se inventó un numero y resulta que acertó (aunque también es probable que llegase a sus oídos que el anstronomo J. Kepler a principios de siglo había asignado 2 lunas a Marte, por otra parte, con un razonamiento un poco baladí). Y los llamamos lunas por decir algo, Fobos tiene 22 km y Deimos 12 km de diámetro, bien podrían ser considerados asteroides. Visto así tampoco parece una coincidencia paranormal
SL: Lester del Rey, un escritor de ciencia-ficción norteamericano, publica en 1956, Misión a la Luna. En ella el Comandante Amstrong aterriza en la superficie lunar a bordo de la nave Apolón. El 21 de Julio de 1969 (no entraremos en si esto es verdad o no) el comande Neil Amstrong descendió de la nave Apolo 11, con su legendaria frase. Análisis: ¿Coincidencia? ¿serendipia? ¿premoniciones futuristas? Qué probabilidad existe de que este señor escribiese 13 años antes el apellido Amstrong en un libro de un viaje a la luna en una nave con un nombre tan similar al real. El autor nunca dio explicación de ello. Los programas Apolo de la NASA empezaron en el 60 y Neil Armstrong fue selecionado como astronauta en el 57, aunque entonces ya era un renombrado piloto de combate en la guerra de Korea 1951, y se codeaba con el legendario Chuck Yaguer, como piloto de pruebas. Así que no es probable que Del Rey pudiese semi-copiar el nombre de nave, aunque, seguro que en las noticias patrióticas de la época, el nombre de Neil Amstrong sonó mas de una vez... muy inspirador me seria a mi... comandante Amstrong... aunque podría ser coincidencia increíble si senyor...
SL: Edgard Allan Poe cuenta en su novela Las aventuras de Arthur Gordon Pym (1838), cómo tras un naufragio de un bergantín en las Maldivas, los cuatro supervivientes a la deriva en un bote, echan a suertes, por iniciativa de uno de ellos (Richard Parker), quién de ellos será comido por los otros cuando no aguanten más sin comida. Es el propio Parker el que pierde. En la versión real, El Mignonette, un yate británico naufraga en 1884 por una tormenta. Sus cuatro tripulantes (el capitán Tom Dudle, Edwin Stephens, Edmund Brooks y un grumete de 17 años llamado Richard Parker) sobrevivieron en un bote durante más de tres semanas, alimentándose de una tortuga y bebiendo su propia orina, al final Parker enfermó. Agotada la tortuga, Stephens, considerando que Parker moriría pronto decidió matarlo para alimentarse con su cadáver. El navío alemán Moctezuma divisó el bote y rescató a los tres sobrevivientes y los restos del cadáver de Parker. Una vez de regreso a Gran Bretaña, la muerte del grumete sin que hubiese mediado sorteo de ley de mar, fue juzgada por un tribunal militar como asesinato, creando jurisprudencia al respecto. Los acusados fueron hallados culpables y condenados a muerte pero se pidió clemencia y la sentencia fue conmutada por una estancia de 6 meses en prisión. Análisis: Alan Poe describió un número de supervivientes, un hecho (canibalismo) y un nombre 500 anos antes de que sucediese, sí pero: el canibalismo estaba recogido y permitido por la Ley del mar, siempre que se echase a suertes, por tanto no era la primera, ni seria la ultima vez que se daba. Que el nombre del hombre que sirvió de cena, sea exactamente igual es una pasmosa coincidencia. Pero Richard Parker, los hay y los había a cientos, incluido el marineo británico, del mismo nombre y apellido, que entre mayo y junio de 1797 (40 años antes de que Poe escribiera su novela), dirigió el mayor motín naval de la Historia de "Royal Navy" británica. A mí me parece más plausible, que Poe eligiese ese nombre en honor al marinero metido a revolucionario, y no por visiones futuristas o influencias paranormales, luego los miles de R. Parker hicieron el resto, a uno le tocó ser plato principal... a menos que un Richard Parker tenga un hijo llamado Peter que se convierta por accidente en un escalador y acróbata con fuerza excepcional... no veré como revelación esta serendipia.
SL: 1898, un oficial de la marina mercante metido a escritor, Morgan Robertson, escribe Futility. El relato cuenta la historia de un barco, el Titán, cuyo capitán se llamaba Smith y que después de partir del puerto de Southhampton un mes de abril se hunde en el Atlántico Norte, tras chocar con un iceberg. El 14 de Abril de 1912, el real, el verdadero, El Titanic (con dimensiones y características similares al Titán novelesco), con el capitán Edward J. Smith en el puente, se hunde, donde y como todos ya sabemos. Análisis: Robertson, marinero norteamericano, probablemente conocedor de las posibiliades de la ingenieria naval de su época, o como poco de algún armador que le contó entre copas cual seria el barco mas grande que se podría construir, o incluso el inicio del proyecto RMS Olimpyc (gemelo del Titanic) iniciado oficialmente en 1907 por Thomas Andrews, y construido por los astilleros Harland and Wolff junto con el Titanic en 1909. En aquella época, además, Southhampton era el puerto marítimo mas importante de Europa, que conectaba directamente con el puerto de Nueva York, atravesando el Atlantico Norte, podemos imaginar que iniciar travesías marítimas en tan gélida y tormentosa latitud es más propicio en primavera y verano, aun a riesgo de los icebergs, que abundan en esa época del año. De manera, que la esotérica coincidencia se va hundiendo como el Titanic, y sí, bueno, que los capitanes se llamaran con el mismo apellido no deja de ser curioso, pero hoy y ayer en día el apellido Smith ocupa el puesto numero uno en el el ranquin de apellidos ingleses y norteamericanos ... pura suerte con algunas nociones de ingeniería y navegación...vamos.
SL: Y otra vez el mismísimo Morgan Robertson repite en la lista de las pocas SL que existen. En 1914, escribió también una historia corta titulada ‘Beyong the Spectrum’, en la que describía una guerra del futuro entre EEUU y Japón. Se describe en algunas webs que en éste relato, y cito, "En ella Robertson describía una guerra en el futuro. Una que era peleada con aviones que lanzaban bombas -llamadas en el libro "bombas soles"-. Estas eran tan poderosas que con una explosión brillante de luz cegadora, una sola bomba podía destruir una ciudad entera. Cuando Morgan escribió esto, los aviones apenas eran prototipos que vivían más en la tierra que en el aire y todavía no se consideraban como máquinas de guerra. Las bombas atómicas aún eran inimaginables. La guerra del libro de Robertson comenzaba en el mes de diciembre (mes en que comenzó la Segunda Guerra Mundial para los Estados Unidos ) con un ataque sorpresa de los japoneses a Pearl Harbour." Análisis: En el relato en inglés, que está en el enlace (o en una traducción al castellano de Andrés Rodrigo Escobar Arias), no he encontrado nada de aviones, aeroplanos o máquinas voladoras, además, tampoco he encontrado ninguna fecha como diciembre, o cualquier otra (la II Guerra Mundial empezó un 1 de Septiembre del 39, aunque EEUU empezase tarde), y lo de "bomba sol" es una traducción muy libre, porque el nombre que le da el autor es ‘searchlight’ (reflectores), que filtran luz normal, proyectando la ultravioleta mediante un mecanismo de prismas, su principal ventaja es que ciegan al enemigo sin ser detectadas, poco a poco...¿Esto es una bomba atómica?... vamos, que esto no es serendipia, ni una casualidad, ni nada de nada, esto es solo gente que se empeña en ver morcillas donde sólo hay mierda.
En fin, después del "casi me vuelvo esotérico" inicial, y usando únicamente la información histórica a nuestro alcance, y un poquito la lógica, se puede observar que lo que parecían casualidades increíbles que no podían ser simple fruto del azar (ergo tenían que deberse a algo paranormal, anormal, místico...) pueden no ser otra cosa que una mezcla de perspicacia y un poco de suerte (nada paranormal), o simplemente son bulos (en el caso de Futitlity, las ediciones posteriores al naufragio se rehicieron para asemejarlo más al Titanic).
Ya dijo Albert Einstein: " El secreto de la originalidad está en saber ocultar las fuentes" yo diria también: "El secreto de la paranormalidad (esoterismo, etc) está en saber ocultar las fuentes".

2 comentarios:

  1. Sesudo, sesudo...lo que se dice sesudo no sé si es mi comentario, pero lo que sí es cierto es lo que me ha gustado este tratamiento tan exahustivo de las "casualidades".

    Saludos

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  2. Como creo que ya dijo alguna vez el señor lithos, impresionante capacidad de busca y captura de información, lo que da de si la casualidad, y como empezando hablando de minipreps (como las que me esperan a mi mañana) se puede acabar viendo fotos fálicas.
    Muy entretenido y edificante

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