¡Esto no es una cueva!

- Bueno, parece que hemos despistado a esos cazas imperiales. Será mejor que bajemos a comprobar los daños que ha sufrido la nave. Anda Chewie, pásame una mascarilla de oxígeno…

- ¡Pero Capitán Solo! ¡Estamos en un asteroide! 

- Jolines con el estirado dorado éste... a ver, ¿qué pasa?

- Pues que con una mascarilla de oxígeno no bastaría, piense en la ausencia de atmósfera y el vacío espacial, su cuerpo sufriría una descompresión terrible, y aun teniendo la suerte de regular su respiración como para evitar que se colapsen sus pulmones, perdería la consciencia en apenas 15 segundos, y en tan sólo un minuto su corazón se pararía y...

- Vale vale... oye, una cosa, tú no tienes corazón, pulmones ni líquidos internos, ¿no?

- Eh… no, bueno, un poco de lubricante.

- ¿Así que aguantarías bastante bien la ausencia de atmósfera?

- Bueno, ciertamente mucho más que un humano, sí, aunque al poco tiempo mis circuitos...

- Perfecto; entonces, apáñatelas para darte prisa. Bajas tú.

- ¿YO?

- Sí, tú, porque bajaría gustoso a desmayarme ahí fuera si eso supusiera dejar de oír tus continuas quejas, pero pensándolo mejor pudiendo encargarte a ti la tarea, matamos dos pájaros de un tiro.

- Bueno, verá señor, un androide de protocolo como yo…

- Chewie, sácalo.

- ¡GRRROAAAAAAR!

- ¡Oh! ¡¡Ten más cuidado, felpudo con patas!!

Campo de asteroides, un sitio ideal para despitar a los cazas imperiales (fuente)

***

- Ah, veo que ya estás de vuelta. Al final no ha sido tan duro, ¿verdad? Bueno, infórmame de la situación de la nave.

- Bueno, le diré que el aspecto interior de la gruta en que nos encontramos dista mucho de lo esperado para un asteroide de estas características. Debido a este hecho inquietante, antes de repasar la nave me he visto impelido a recopilar una serie de datos y muestras…

- Espera, ¿no has revisado la nave? Chewie, sácalo de nuevo.

- ¡GRRRROA…AAAAARROOOAAA!

- ¡No, espere, déjeme terminar! ¡Es importante!

- Está bien, está bien, déjalo en el suelo otra vez. A ver, ¿qué demonios pasa?

- Pues como digo,  he recogido algunas muestras para procesarlas y comprobar dónde nos hallamos. Lo primero que me llamó la atención es que la consistencia del lugar dista mucho de la fría roca exterior del asteroide, rica en metales y con una ausencia absoluta de sustancias en estado líquido. Por contra, el suelo sobre el que se halla la nave es más bien fangoso, con lo que mi primera sorpresa fue hallarme en un medio de consistencia acuosa; me dije que debía tratarse de algún tipo de terreno arcilloso. Pero claro, todo esto no eran más que conjeturas, así que decidí que la única manera de saber con absoluta certeza sobre qué tipo de superficie habíamos aterizado, era realizar un exhaustivo análisis químico de la superficie. Como usted sabrá, es una suerte que por muy diferente que sea la composición, tamaño y forma de mundos tan distintos como puedan ser Tatooine, Yavin o este gigantesco asteroide, la química que forma su superficie se basa en los mismos elementos, aunque combinados de maneras distintas...

- Me abuuuuurrroooo…

- ¡UAAAA-GROAAAAR!

- Vale, vale… qué criaturas más irascibles... en fin, resumiendo: llegados a este punto, sólo me restaba recoger una fracción del suelo y someterla a análisis. Afortunadamente, he sido programado para analizar todo tipo de materiales bajo multitud de parámetros físicos y químicos…

- Anda, pues eres un androide de protocolo lleno de sorpresas… tanto decir lo de los nosecuantos idiomas que hablas…

- Efectivamente, domino más de tres millones de formas distintas de comu…

- Que sí, que sí, pero vamos, que podías presumir más de lo otro, ¿no?

- Verá señor, lamentablemente hoy día está más valorado saber idiomas que entender de ciencia…

- Bueno, dejémoslo. Dime qué has averiguado.

- Bien, pues resulta que las sustancias predominantes han sido compuestos de carbono, con una elevada cantidad de hidrógeno… y una ausencia de metales muy curiosa para un asteroide. Lo más raro, de todos modos, es la abundancia de aminoácidos…

- Vaya, yo no soy ningún experto, pero sé algo de asteroides  y no es raro encontrar aminoácidos en ellos... además, esta cueva está a gran profundidad, y pocas veces se han analizado asteroides de este tamaño. Piensa en la cantidad de sorpresas que ha deparado el estudio de las condritas carbonáceas, y la posibilidad de que en los asteroides de donde provienen haya incluso agua en estado líquido. Así que dado el tamaño de este asteroide y la profundidad a la que nos encontramos, alguna sorpresa tenía que haber, ¿no?

En la imagen, una auténtica condrita carbonácea (fuente). Más información sobre asteroides y su composición aquí.

- Vaya, capitán Solo, habla usted de forma sorprendentemente rigurosa.

- Pues sí, qué pasa, ¿que por ser un contrabandista y jugador no puedo tener formación académica? ¿Acaso me habéis preguntado alguna vez cuál es mi nivel de estudios? Estoy harto de que se me juzgue superficialmente, entre tú, la princesita y el chiquillo del kimono me tenéis frito...

- Lo siento señor, no pretendía ofenderle... en fin, volviendo al asteroide, la sorpresa no son los aminoácidos: también he detectado lípidos. Además, el líquido predominante no sólo es agua, su nivel de acidez es altísimo y de hecho se me han estropeado las suelas de mis doradas extremidades. 

- Esto ya me mosquea más… ¿alguna forma de vida?

- Sí, multitud de especies de bacterias.

- Me estoy temiendo lo peor…

- Y además…

- … ¿y bien?

-… al subir de nuevo a la nave me he tropezado con los restos de un organismo inidentificable, corroído por los ácidos. Es entonces cuando me he fijado en que el final de la cueva se estrecha, y toda la estructura sufre movimientos periódicos por todo el perímetro. Ah, y es posible que las estalactitas y estalagmitas que nos cruzamos al entrar fuesen más bien... 

- Maldita sea, calzones de oro, tanto rodeo para decirme que…

- … que al parecer, esto no es una cueva, señor. Así que mi recomendación es despegar cuanto antes y salir del estómago de este organismo, de un tamaño tan grande como para habernos albergado en él durante toda esta discusión científica, interesantísima y enriquecedora, por otra parte.

- ¡Increíble! ¡No quiero ni imaginar si llegamos a salir al exterior y a disparar alguna de nuestras armas! Larguémonos antes de que este bicho reaccione. ¡Leia, aquí Han! ¡Deja lo que estés haciendo y vuelve a la cabina: nos largamos!

- ¡Qué susto me has dado, estaba terminando la última trenza, ahora tendré que empezar de nuevo! ¿Y a qué viene tanta prisa, acaso nos han seguido los imperiales hasta la cueva?

- Jolines con la princesita y sus moños… y siempre quejándose… ¡que te des prisa te digo! Además… ¡esto no es una cueva! y tú, 3PO, cuando salgamos de esta te voy a dar un cursillo rápido de cómo fijarse en los detalles macroscópicos, como animales en descomposición y dientes del tamaño de un Destructor Imperial antes que recurrir a los análisis químicos pormenorizados.

- Pero señor, todo eso son sólo análisis visuales... la clave está en la química, ¡TODO ES QUÍMICA!

- Ya está bien, no aguanto más. Anda Chewie, apágalo.

- ¡GGGGROAR!

- Oh, todo esto es tan típico de los humanos…

La escena original en la que se basa este post... bueno, la original no, pero casi (fuente)

Otra interpretación de la misma escena se puede encontrar en la asombrosa versión de Padre de Familia (fuente)

Esta entrada participa en la XVII edicion del Carnaval de Química alojada por el amiguete Nahúm en su muy recomendable blog Un geólogo en apuros