martes, 17 de febrero de 2015

Mi tesis NO es una mierda

Es algo bastante extendido. Será por el grado de escepticismo y visión crítica intrínsecos a la actividad científica, será porque somos todos unos llorones: pero a muchos de los que nos hemos enfrentado a realizar una tesis doctoral, cuando por fin hemos podido terminar el periodo de investigación, convertirlo en un librito y defenderlo ante un tribunal, se materializa en nuestra cabeza un pensamiento que arrastrábamos desde largo y nos acompañará mucho tiempo: mi tesis es una mierda. Tanto esfuerzo, tanta ilusión, tanta dedicación… ¿para qué? No he curado ninguna enfermedad, no he publicado en una revista de alto impacto, y no me van a dar ni un premio IgNobel. De hecho, ni yo mismo me creo mis resultados; les he dado tantas vueltas, he querido con tanta intensidad que fuesen de otra manera… que incluso dudo de su autenticidad. No digamos ya de su relevancia para el futuro de la comunidad científica. Reconócelo, lector en proceso de doctoración: alguna vez tienes que haberlo sentido (todo esto está estudiado, se llama “síndrome del impostor” y nos habló de ello el siempre infalible Copépodo).


Y si no sabes de qué va esto, igual eres de los pocos suertudos que sí cumplieron algunas de esas expectativas iniciales. A lo mejor eres tan brillante que jamás dudaste de tu éxito y lo puedes enarbolar con orgullo. En tal caso: enhorabuena, te felicito. Puedes considerarte afortunado. Pero entonces este no es tu post, puedes seguir leyendo pero no creo que encuentres nada de interés. Así que deja que tus compañeros menos afortunados, pero muchos de ellos tan brillantes como tú o más, se consuelen con la humilde experiencia de alguien que pensó durante mucho tiempo que  su tesis era una mierda, pero que ahora la mira con gran orgullo y satisfacción.

Sin más dilación, aprovechando que justo hoy se cumplen 6 AÑAZOS desde que defendí a capa y diapositiva mi tesis doctoral, os voy a contar una historia de abuelo cebolleta...


Como tantos jóvenes idealistas, me ilusioné sobremanera al incorporarme a un grupo llamado Laboratorio de Biología Molecular del Cáncer. No se me ocurría un nombre más molón. Por aquel entonces no sabía lo rimbombantes que pueden llegar a ser estos ambientes, y enseguida me percataría que toda relación con el cáncer era una proteína que estudiaba la mitad del grupo (que sí, que estaba y está muy implicada con el desarrollo de no pocos tipos de cáncer). El resto estudiaban unas proteínas implicadas en lo que se conoce como “rutas de transducción de señales”. Estas rutas del bakalao celular son el camino que recorren diversos mensajeros haciendo que instrucciones externas a la célula terminen por indicarle (entre otras muchas posibilidades) que debe dividirse, generando una población celular en aumento. Cuando esto se desbarajusta, pues se produce una proliferación inadecuada, y esto a grandes rasgos es lo que termina convirtiéndose en un cáncer. Pues bueno, me valía. Iba a trabajar en cáncer. Y entonces aquel señor que iba a ser mi director de tesis se sentó ante mí el primer día, y me sugirió un tema de estudio. Me propuso comenzar a estudiar unas proteínas de las que no se sabía nada, más allá de que eran muy parecidas a algunas de las implicadas en estas rutas que acabo de mencionar. Nada más. Son parecidas, pero más pequeñas. Y yo dije que sí, claro. Para curar el cáncer había que empezar por algo.



Entonces comenzó un calvario que a muchos les resultará familiar: palos de ciego, experimentos “al tuntún”… nada, que aquellas proteínas no parecían funcionar para lo que todos pensábamos que funcionarían. Esto, que en aquel momento yo consideraba como “fracasos”, ahora sé que simplemente se deben a que en ciencia no debemos buscar las respuestas, sino hacer las preguntas y estudiar lo que los datos nos dicen. Y aquellos datos no hablaban de cáncer. Pero debo decir que en el proceso de todas esas preguntas y experimentos, me fui dando cuenta de que me lo estaba pasando bastante bien, y comencé a olvidarme del dichoso cáncer. Y si me lo pasaba  bien, era porque sí empecé a experimentar algo que es intrínseco a la ciencia: la faceta más auténticamente “de investigación”. 

Una parte del trabajo consistía en analizar esas proteínas según la secuencia de aminoácidos que las formaban. Para ello usábamos recursos informáticos, lo que hoy es tan habitual y llamamos “bioinformática” para mí en aquel entonces era algo muy chulo porque me encantaban los ordenadores. Para continuar esta parte del trabajo, me mandaron a hacer una estancia en la University of Manchester, UK: sin duda la mejor experiencia de toda mi tesis doctoral, y una de las mejores en mi vida investigadora. Y mediante aquellos estudios, surgió una pista hacia un camino inesperado. Buscando más y más proteínas que se pareciesen a las pequeñas proteínas "de cáncer, pero no", salieron a la palestra unas secuencias muy, muy similares. Con un detalle un poquito sorprendente… eran de plantas.

Esto sí fue un punto de inflexión: ¿¿plantas?? Ya era el colmo: no sólo no acabé curando el cáncer… ¡acabé estudiando plantas! Un ultraje, vamos. Pues no. Fue chocante, pero a la vez interesante descubrir semejante parecido. Así que seguimos tirando del hilo… y aquello sí fue investigar, amigos. No es que lo otro no lo fuese, no me malinterpretéis: todo los caminos que cerramos y los callejones sin salida que encontramos en el estudio bioquímico y molecular de las proteínas con las que comencé, son datos de gran utilidad, aunque sea para que otros no pierdan su tiempo. A los que empezáis puede pareceros una chorrada, pero creedme, no lo es. La ciencia se construye a base de aportaciones ínfimas, aunque la corriente principal y las exigencias de las carreras investigadoras nos hagan, lamentablemente, pensar lo contrario y nos arrastren en su vorágine de resultados y publicaciones, o extinción. Pero decía que aquello fue investigar, literalmente. Aparecieron más secuencias, de distintas especies de plantas, y entre este maremágnum, ¡algunas de especies de protozoos! La cosa se puso de lo más interesante.

A la izquierda, figura del primer artículo de 2007, que formó el núcleo de la tesis; la proteína de nombre horrible y ridículo es la que bautizamos nosotros, la de nombre sonoro y graciosillo (PTEN) es el supresor tumoral famoso que se estudiaba en el laboratorio por aquel entonces. Los estudios que derivaron de lo presentado en la tesis acabaron recopilando el mogollón de proteínas de muy diversos y peculiares bichos, que aparecen a la derecha, en una imagen publicada en el artículo de 2011 (ver referencias al final del post).

Voy a ir resumiendo, para no aburrir demasiado con detalles. El caso es que comenzamos a trabajar con algunas de estas proteínas de plantas, realizamos experimentos bioquímicos y caracterizamos sus propiedades, siendo los primeros en hacerlo. Esto nos permitió abordar el estudio de una familia de proteínas que nadie había definido antes, las cuales compartían rasgos particulares en común, y tenían parecido con las proteínas de mamífero que habían iniciado todo. Fue así como publiqué mi primer artículo [1], y aunque se alejaba muy mucho de lo que yo esperaba cuando comencé, no podía sentirme más orgulloso. Había descubierto algo, aunque ese algo, siendo sinceros, parecía no importarle a nadie ni cambiar el mundo de la biología, la biomedicina, ni siquiera de las proteínas de plantas. ¿A que mola? Pues a pesar de semejante exitazo (sí, ahora lo considero une exitazo) cuando llegó el momento de recopilar toda esa información y redactarla en forma de tesis doctoral escrita… me sumí en el remolino autodestructivo del “mi tesis es una mierda”. Que si la primera parte de los resultados no tenía nada que ver con la segunda, que si no había casi experimentos porque había mucha bioinformática (como si eso fuese malo); que si esos descubrimientos no tendrían ninguna utilidad… en fin, sandeces. Afortunadamente esto se me pasó bastante rápido, en cuanto me empecé a dar cuenta que realmente sí que había a quien le servía lo que había hecho. Seguimos con el tema, y con los flecos que habían quedado, profundizamos más hasta entender mejor que ese grupo de proteínas alcanzaba a otros grupos de organismos, y que se mantenían algunas de las propiedades que habíamos descubierto. Tras mucho trabajo y esfuerzo, publicamos un segundo artículo [2], el cual pese a ser de los menos esplendorosos en cuanto a índice de impacto (algún día hablaremos de esta lacra del mundo científico), personalmente me dio gran satisfacción, y además he encontrado que a la comunidad científica en general, y a los que estudian proteínas con acitividad fosfatasa en plantas en particular, el trabajo les ha ayudado a enfocar sus investigaciones. Algunos trabajos más han surgido, centrados en algunas de estas pequeñas, citando nuestros resultados y profundizando en la función de estas proteínas y sus parientes. Y además, la parte bioinformática sirvió para nutrir una base de datos de dominios de proteínas, y el grupo de Manchester con el que realizamos el estudio fue tan majo como para incluirme en un nuevo artículo que sacaron hace unos años, donde recopilaban todo el trabajo que se había hecho en torno a dicho proyecto [3].

Contado así ya parece otra cosa, ¿verdad? Pero lo que quisiera transmitir al joven doctorando que lee estas líneas, es: no desesperes. Lo importante de todo lo narrado no son los artículos, las citas, ni los descubrimientos (que no están mal, pero vamos, tampoco son como para jubilarse a lo grande), sino las experiencias, lo aprendido, la formación, las destrezas adquiridas, el gusanillo de estudiar algo que nadie ha estudiado antes, la sensación de dar forma a unos datos desperdigados, contar una historia a partir de observaciones y datos empíricos... esto es impagable. Hay que vivirlo para entenderlo. Y creedme, años después, cuando reviséis vuestra tesis y os echéis las manos a la cabeza por lo cutre, feota y anticuada que parece, por las erratas que encontraréis y por los fallos conceptuales que los nuevos avances pondrán de manifiesto... al final os daréis cuenta de que fue un producto de vuestro esfuerzo, de vuestra ilusión, y que refleja (esperemos) algunos de los mejores años de vuestra carrera. 

Así que, repetid todos conmigo... mi tesis no es una mierda; ¡mi tesis no es una mierda! 
¡MI TESIS NO ES UNA MIERDA!

Referencias:

[1] Romá-Mateo C, Ríos P, Tabernero L, Attwood TK, Pulido R. A novel phosphatase family, structurally related to dual-specificity phosphatases, that displays unique amino acid sequence and substrate specificity. J Mol Biol. 2007 Dec 7;374(4):899-909. Epub 2007 Oct 11. PubMed PMID: 17976645. 

[2] Romá-Mateo C, Sacristán-Reviriego A, Beresford NJ, Caparrós-Martín JA, Culiáñez-Macià FA, Martín H, Molina M, Tabernero L, Pulido R. Phylogenetic and genetic linkage between novel atypical dual-specificity phosphatases from non-metazoan organisms. Mol Genet Genomics. 2011 Apr;285(4):341-54. doi: 10.1007/s00438-011-0611-6. Epub 2011 Mar 16. PubMed PMID: 21409566.

[3] Attwood TK, Coletta A, Muirhead G, Pavlopoulou A, Philippou PB, Popov I, Romá-Mateo C, Theodosiou A, Mitchell AL. The PRINTS database: a fine-grained protein sequence annotation and analysis resource--its status in 2012. Database (Oxford). 2012 Apr 15;2012:bas019. doi: 10.1093/database/bas019. Print 2012. PubMed PMID: 22508994; PubMed Central PMCID: PMC3326521.

P.D.: dedico este post a dos personas distintas por dos motivos distintos: a mi querida abuela, porque hoy cumple años y aún recuerda lo bien que se lo pasó cuando todos interrumpieron el piscolabis de la tesis para cantarle cumpleaños feliz; y a mi amiga y divulgadora Bioamara, porque ella leyó la tesis en la misma exacta fecha del 17 de febrero (solo que unos años antes): ¡feliz cumpletesis!

17 comentarios:

  1. ¿Así que un ultraje lo de acabar en plantas eh? Anda que si acabas de botánico...

    Muy bien por lo de sacar la tesis del armario, que todos decimos de hacerlo y pocos son luego los que tienen el coraje.

    ResponderEliminar
  2. Efectivamente, tú bien sabes amigo que hemos hablado de este post y he amenazado con sacarlo durante mucho tiempo; por fin lo saqué del cajón de los borradores, a ver si se anima la gente un poco que el panorama está muy negro.

    Y lo de las plantas... pues sí, hay mucho racismo plantil en biomedicina; yo nunca las he odiado porque soy muy naturólogo en general y tengo muy buenos amigos botánicos (algunos incluso invertebrados), pero sí es cierto que he aprendido a amarlas más gracias a todos estos estudios.

    Gracias por pasarte, ahora te toca a ti salir del blogarmario! ;P

    ResponderEliminar
  3. Litos, me identifico mucho con tu historia y creo que la mayoría de los doctorandos pasarán en algún momento por algo así, sobre todo, en la fase de escritura. Quizá en ese momento parezca que nada tiene sentido, cuando hay que ir uniendo los hilos y "creando" una historia, pero es cierto. Es un trabajo fruto de un gran esfuerzo (pocas veces he visto a alguien que no curre durante este período) y mucha ilusión.
    Estoy completamente de acuerdo con tu último párrafo.

    Hay muchas cosas que determinan de manera bastante azarosa el resultado final y creo que lo hemos hablado en alguna ocasión. El grupo, el centro, el jefe, el ambiente de trabajo, el tema, el ritmo de trabajo y en ¡muchas! ocasiones, la SUERTE... es un conjunto de cosas que pueden hacer que sea mejor o peor, aunque esto es muy relativo. Por lo que hemos hablado, creo que tanto tú como yo, tuvimos mucha suerte en este sentido. Ahora mismo tengo casos de compañeras que llevan meses en el paro (están aquí sentadas y currando un horario laboral normal) y están pendientes de la corrección de algún artículo que quieren meter en la tesis. El draft está en la bandeja de entrada del jefe desde hace casi un año y aún no lo han abierto. Tienen otras prioridades [sic].

    Puede que no hayamos descubierto la cura de nada, pero hemos generado conocimiento nuevo a un campo concreto, que seguramente, al que venga detrás le servirá y si me apuras, a la comunidad científica (véase el número de citas).

    Recuerdo aquel día con mucho cariño, después del come-come inicial de verte sola ahí arriba con un tribunal y con toda tu familia (que la pobre no sabe de qué va la historia pero no cabe en sí de orgullo). Tras el come-come de la primera diapo, lo recuerdo con cierta tranquilidad. No sé si por defender un trabajo que me habían hecho creer que era bastante decente, por el "from lost to the river" o por mi autoconvencimiento (lo que siempre nos dicen de “tú controlas tu tema” “vas a defender lo que tú has hecho y eso nadie lo conoce mejor que tú” “imagínatelos a todos desnudos” “piensa en la cerveza y la picaeta de después”). El tiempo me ha dado un poco la razón, y aunque obviamente queda mucho por hacer, echando la vista atrás veo que aunque en algunos momentos, nos asalta el miedo... mi tesis tampoco es una mierda ;-)

    Gracias por haberme dedicado el 50% de este post y sobre todo por lo de “amiga”.
    Y dale un beso muy fuerte a tu abuela. La mía, aunque ya no está, tuvo la satisfacción de ver en primera fila a su única nieta, convertida en doctora.

    Muchas felicidades Litos y ¡feliz cumpletesis!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchísimas gracias a ti por compartir tu experiencia personal con semejante comentario! ¡Hacía años que no veía esto, qué guay! La verdad es que los que hemos tenido suerte (que ojo, no significa que no hayamos sufrido, Y MUCHO) no nos hacemos la idea hasta que vemos lo chungo que lo tienen otros compañeros. El otro día me crucé a un colega que el pobre está ya desesperado... no entiendo a estos jefes que no se dan cuenta de que los doctorandos tienen que DEFENDER LA TESIS. No es tan complicado.

      Eliminar
  4. ¡Qué maravilla Carlos! Voy a enmarcar ahora mismo el último párrafo de este artículo. ¡Es fantástico!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vaya, ¡muchas gracias Justo! La verdad es que a veces soy muy entusiasta con las cosas, pero bueno, creo que la perspectiva de los años, cuando además has tenido bastante suerte, es lo que tiene. Un saludo.

      Eliminar
  5. ¡Mi tesis no es… tal vez… cabe la posibilidad… de que quizá no sea una mierda… ._.

    Ains. Feliz cumpletesis, Litos, y muchas gracias por los ánimos :)

    ResponderEliminar
  6. ¡Preciosa historia Dr. Litos! Gracias por dedicarle vuestro tiempo a los avances para la sociedad. Dura la vida del investigador...yo me rendí en el minuto cero, con la tesina de entonces, allá por los años 80.
    ¡A seguir disfrutando con vuestro trabajo!
    ¡Suerte!

    ResponderEliminar
  7. Pero que ultraje es este... comenté hace el post ayer y no sale mi comentario. ARJJJJJJJ, MARINERO... NO ESTOY PARA PERDER EL TIEMPO. Tengo que invertir horas en pensar que mi tesis es una mierda jajajaja.

    Bueno, te decía ayer que gracias por compartir esta optimista visión del doctorado. La verdad es que cuesta ver el campo con perspectiva cuando estás mancajando sin parar... pero el tiempo te da la perspectiva que necesitas. Sin embargo, creo que te lo he comentado alguna vez, opino que tu has tenido mucha suerte. Con un buen tema, un buen centro, un buen jefe.. y suerte en general. Esas pequeñas proteínas que tantas alegrías te han dado mucho las querrían para si mismos. Y con esto no digo que me queje... porque después de todo yo también estoy teniendo mucha suerte (sobretodo con el tema). Pero conozco no pocos ejemplos de tesis que acaban a trancas y barrancas, tras 8 años de infructuosa tesis con 1 o 2 artículos no del todo buenos. Y ahora mismo tengo dos muy cerca que llevan 6 y CERO productos publicables para poder leer. En este caso por una mezcla de mala suerte y de poca visión jefil... por decir algo.

    En cualquier caso, estoy de acuerdo con esta visión positiva y optimista del periodo doctoral. Espero terminar pronto y unirme al club de los abuelos cebolleta. jajaaja.

    ResponderEliminar
  8. Yo, que leí la tesis dos meses antes que el Dr Litos, también sufrí el síndrome del impostor. Esto se ve agravado además si te vas de estancia a UK (aunque yo, además de irme a Londres, compensé yendo también a Italia y allí vi que había laboratorios peores que en España). Este es un problema que se va curando con el tiempo. Si da subidón ver tu primer artículo publicado, da un subidón mayor cuando ves que a alguien le ha servido de algo (te citan) y aún más cuando ves que alguien confirma tus resultados (in agreement with fulanito et al.).

    Saludos,
    Moisés.

    ResponderEliminar
  9. Yo también sufrí el síndrome del impostor cosa mala, y como dice falsable, si te vas a UK te acabas de hundir en la miseria. Pero después resultó que uno de los papers que salieron de mi tesis tuvo muchísimas citas y me pasé unos meses por las nubes. Subidón nivel extremo cuando lo citó un premio Nobel de química... epic fail al ver que el pavo no mencionaba lo bueno, (hubo un "in agreement with ipc", sí, pero para confirmar que o hacías el experimento bien como su grupo, o como lo hicieras mal obtendrías mis resultados). Hoy sé que no fui ninguna impostora, que me lo curré y que mi trabajo ha sido útil... y qué cojones, el caso es que un premio Nobel hable de ti, aunque sea mal :D

    ResponderEliminar
  10. Pues yo me conformo, como algún otro comentarista ha dicho ya, con generar conocimiento. Disfruto en el laboratorio. Bueno, ejem, en el despacho, que da al laboratorio. Me gusta investigar, experimentar el placer de investigar. En realidad, sufro del síndrome del post-impostor. Es igual que el del impostor pero después de doctorado: mis papers apenas se citan y eso me frustra porque me lo tomo muy en serio. Un saludo y enhorabuena por el post.

    ResponderEliminar
  11. Pues a mí el doctorado me sirvió principalmente para terminar dos cosas. Una el conocerme a mí mismo. Y la otra terminar de entender que, como decía Gibran, para llegar al alba hay que recorrer el camino de la noche. Todo lo demás, buenos recuerdos y mejores personas.

    ResponderEliminar
  12. Me suena demasiado lo que has contado porque lo estoy viviendo. En mi caso estoy en plena tesis, iniciando el segundo de los teóricos 3 años que son actualmente.

    Inicié la tesis sin muchas aspiraciones (no lo tenía nada claro si hacerla) y con un tema casi de rebote, donde no tenía posibilidad de contrato o de beca. La idea inicialmente era hacer algo "sencillito" para que llegado el caso, pudiera tener algo, publicar algo aunque fuera en un Q3 y largarme. En mi caso desde luego no estoy en un mundo tan apasionante como el tuyo, sino que estoy con algo "básico" como es la contaminación de suelos.

    La idea inicial fue hacer unos muestreos en una mina de plomo, unos suelos urbanos y un campo de tiro y claro...analizar plomo. Menudo descubrimiento !! Vamos, que la tesis iba a ser una mierda y seguro que me iban a dar el nobel

    El tema es que la mina de plomo sirvió para hacer la tesina y de ahí se sacó una publicación http://link.springer.com/article/10.1007/s11368-013-0826-8 que sería el inicio de la tesis. Vale. Hasta ahí todo más o menos "normal".

    Se siguió con unos suelos urbanos, en los que evidentemente había metales pesados...(menudo descubrimiento teniendo en cuenta que son de una ciudad industrial) con lo que vale, intentar sacar una publicación si hay suerte y seguir rápido porque estaba sin beca; aunque me habían podido hacer un contrato temporal. Pero por casualidades de la vida, un jefe del laboratorio donde hacemos los análisis nos comenta la posibilidad de hacer un análisis diferente y analizar los isótopos de Plomo. Yo no sabía absolutamente NADA de los isótopos.

    De golpe me encuentro haciendo análisis de los isótopos y me encuentro con unos datos que no sé ni cómo tratarlos, ni lo que indican...absolutamente NADA. Pero investigando poco a poco, veo que con eso se puede hacer algo, comienzo a leer y ver trabajos donde los utilicen y veo que se puede desarrollar un modelo que se aplicó en una ciudad de China para estudiar la contribución del plomo en esos suelos. Vaya, parece interesante.

    Sabiendo los ratios y aplicando el modelo, podemos determinar qué % es Pb natural, industrial, emisiones del carbón, gasolinas hasta su prohibición, pinturas, etc... Y no sólo eso, aplicamos otra técnica a mayores y vimos a qué se asociaba en el suelo, cómo era esta asociación, etc.. y al final salió una publicación (el primer trabajo con isótopos de Plomo en España para suelos urbanos) http://link.springer.com/article/10.1007/s11356-014-4027-9 y en una revista que para el año ya debería de ser Q1. Jugada perfecta.

    Fíjate, la tesis ya no era una mierda, trabajo con una técnica con la que no hay muchos grupos trabajando y esto de los isótopos me abre muchísimas puertas porque dan un juego terrible.

    Ahora me encuentro realizando lo que sería la segunda parte de la tesis, que son campos de tiro civiles y militares. Aquí tengo plomo para parar un tren, pero me estoy encontrando de rebote que a lo mejor puedo trabajar con contaminación por hidrocarburos y por explosivos, que puedo ver cómo es la captación del Pb por las plantas (si captan Pb natural o antrópico y en qué proporciones), ver migración del Pb en diferentes horizontes del suelo y hasta trabajar con nanopartículas para ver si aplicando nanopartículas podemos inmovilizar y "extraer" el Pb con un lavado del suelo.

    Aún no sé cómo se desarrollará la tesis porque ahora me han aparecido problemas familiares con los que no contaba y la idea de hacer 2 estancias con diferentes grupos de investigación la he tenido que poner en standby, pero aquello que parecía una puta mierda, comienza a tomar forma y cada día me gusta más lo que estoy haciendo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Fantástica historia personal, es un gran ejemplo de cómo las puertas se abren donde uno mismo se lo espera, pero además demuestra que las aplicaciones surgen espontáneamente cuando uno estudia cualquier cosa, cualquier tema, desde cualquier perspectiva. Lo importante es promover el conocimiento y el estudio, la curiosidad y las necesidades harán el resto. ¡Gracias por compartirlo!

      Eliminar
  13. Buff me suena tanto lo que has contado en el post... sobre todo entre que la estas acabando y antes de la defensa.... el dií de la defensa estas tan contento por haber acabado con la agonía de la tesis y con unas ganas de encontrar postdoc y marcharte para siempre que ya no piensas mas que sea una mierda. ahora ya hace casi dos años que la presenté y cada vez que recuerdo esa tesis color rosa que está allá en Barcelona pienso lo buena que es y me planteo en perspectiva cómo pude un dia pensar: mierda de tesis.

    ResponderEliminar
  14. Gracias a todos los comentaristas por compartir vuestras "mierdas" de tesis y experiencias personales, la verdad siempre me sorprende cómo contar historietas personales que uno piensa son un poco marcianas, provoca que mucha gente "salga del armario" y al final descubres que a todo el mundo le ha pasado lo mismo. Cómo mola.

    Un saludo generalizado, hacía tiempo que un post no despertaba comentarios con "cuerpo", para los blogueros de la vieja escuela como yo, esto es una gozada.

    ResponderEliminar

Como dijo Ortega y Gasset, "Ciencia es aquello sobre lo cual cabe siempre discusión"...

¡Comentad, por el bien de la ciencia!