martes, 4 de mayo de 2010

Batablanca – Capítulo 6: Copas, revelaciones, y un desafío

ANTERIORMENTE EN BATABLANCA: En busca de información acerca del misterioso sujeto conocido como "Jindetrés", el audaz investigador Batablanca se dirige a la taberna de Sac's. Allí, para su sorpresa, se reencontrará con su viejo colaborador Bam, con el cual recordará viejos tiempos. Finalmente, Bam le ofrece su ayuda para detener al susodicho enzima de restricción, que ha desatado el caos en los últimos días (Capítulo 1:"Tócala otra vez, Bam"). Tras una búsqueda infructuosa, finalmente otro malhechor llamado Bigeldós les dará una pista: Jindetrés ha estado trabajando con Saluno y Pistuno (Capítulo 2: El tercer enzima). Más adelante, mientras perseguían a Pistuno, Batablanca y Bam son pipeteados por sorpresa hacia una trampa: un eppendorf donde tiene lugar una reacción de PCR. Con la ayuda de la polimerasa Taq, consiguen sobrevivir. Una misteriosa nota emplaza a Batablanca a una cita en la noria a 4º, hacia donde decide dirigirse en solitario (Capítulo 3: Una reacción inesperada). Una vez pipeteado hasta el eppendorf suspendido en la noria, Batablanca se encuentra con que Pistuno ha sido aniquilado por el mismísimo Jindetrés, que se le presenta allí mismo. Jindetrés resulta ser un antiguo compañero que traicionó a nuestro héroe y desapareció, siendo dado por muerto y reapareciendo bajo esta nueva identidad. Le pide a Batablanca que deje de intentar atraparle y se una a él en su secreta misión, pero nuestro héroe se niega. Jindetrés, iracundo, se decide a acabar con Batablanca, pero un repentino y vigoroso temblor del eppendorf provoca la huida del malhechor. Antes de poder ponerse a salvo, Batablanca es golpeado súbitamente y se desvanece (Capitulo 4: "Ni tú ni yo somos héroes"). Horas después, despierta en lugar seguro, para descubrir que su salvador había sido nada más y nada menos que Malina. Antigua amante y motivo de discordia entre Batablanca y su anterior compañero, Malina dice seguir sintiendo algo hacia Batablanca, y justifica el haberle abandonado como una forma de protección motivada por la reaparición de Jindetrés y sus amenazas. Incapaz de decidir si puede fiarse de ella, Batablanca se ve arrastrado de nuevo a los brazos de la arrebatadora proteína (Capitulo 5: Protéine fatale).



-    Pensé que no le volvería a ver jefe. De verdad que lo pensé.

Bam estaba realmente afectado. Un enzima de su categoría, habiéndose enfrentado a tantos peligros y situaciones comprometidas, rara vez se mostraba asustado. Pero no cabía duda de que su lealtad era más fuerte que su necesidad de aparentar. Recompensé su sinceridad con una de mis poco prodigadas sonrisas, acompañada además de una palmada en el hombro. Rematé la faena con un comentario desenfadado:

-    Tranquilo pequeño, sabes de sobra que hace falta algo más que unos cuantos golpes de vortex para acabar con mi integridad molecular. 

Mi desenfado surtió efecto, y Bam se relajó. Sonrió. 

-    Sí jefe, lo que usted diga. Pero por lo que se cuenta de ese Jindetrés, y por el aspecto de los que ha dejado tras de sí, no creo que su encuentro, con vortex o sin él, haya sido agradable. Espero que de una vez me cuente cómo consiguió salir airoso. Y si no es mucho pedir, me dirá si ha averiguado algo que explique todo este asunto.

No pude evitar volver a mi habitual semblante serio. Apuré mi bebida y ordené otras dos haciéndole un gesto a Sac, atareado tras la barra. Si por fin había llegado el momento de soltarlo todo, tardaríamos un buen rato. 

-    De acuerdo viejo amigo, creo que te mereces algo más que vagas evasivas. Te lo diré todo, y espero que una vez estés al tanto, me ayudes a decidir cómo resolver este lío. La cosa se remonta a mucho tiempo atrás, antes de mi retiro del servicio activo. ¿Recuerdas aquellos  días?
-    Vaya preguntas hace, jefe. Cómo iba a olvidar… en la agencia todos le teníamos como un héroe. Las misiones en las que colaborábamos siempre acababan siendo un éxito. Pero nada equiparable a los asuntos de máxima prioridad de los que se encargaban usted y aquél compañero suyo, esa proteína tan osada… ¿cuál era su nombre? Algo así como Chouno o Esfiuno …
-    Exbauno. Se llamaba Exbauno. Y me alegra ver que lo recuerdas, porque de él trata precisamente esta historia. De él y de nadie más. – Con la mirada fija en la pared de enfrente, di un largo trago. Al pronunciar aquel nombre olvidado, fue como si se abriera una compuerta. Empecé a largar la historia, y no paré hasta terminar - Fueron buenos tiempos, es cierto. Tiempos de misiones peligrosas, emocionantes, y de investigaciones dilatadas llenas de intriga. Sí, formábamos un buen equipo. Teníamos agallas, conocíamos nuestro trabajo y no temíamos a nada. Parecía que nunca íbamos a fallar. Pero nada dura eternamente, y menos en el entorno celular.
“No sé cómo, pero poco a poco, de manera imperceptible, Exbauno y yo empezamos a diferir en nuestros métodos. No sé qué fue, de todo lo que habíamos vivido, pero algo nos afectó de distinta manera, pues mientras yo cada vez me volvía más cauto y receloso, Exbauno se iba desenfrenando. Sus métodos se volvían más violentos; su sutileza disminuía a la vez que aumentaba la mía, mi prudencia se imponía ante mi instinto mientras él se dejaba llevar. Aparentemente, esta combinación de virtudes opuestas nos benefició en un principio, pues aunque una brecha se iba abriendo entre nuestra amistad y nuestras personalidades, los casos resueltos con éxito se sucedían uno tras otro. Pero pronto la situación se tornó insostenible. En la agencia nadie era consciente de cómo nuestra amistad se deterioraba, y los jefazos, cómodamente acostumbrados a obtener resultados rápidos y satisfactorios, no hicieron nada por enterarse de qué métodos los proporcionaban. Cada vez nos daban más recursos; las misiones en el interior celular empezaron a proliferar, hasta ser las únicas que nos encomendaban. Nos hicimos un hueco en la sala de cultivos. Cada transfección acababa con un experimento exitoso. Pero el precio que pagamos fue demasiado alto... no sé si fue la soberbia, las mieles del éxito, no sé qué desencadenó el final de todo, pero coincidió con la aparición… de ella”.
Durante unos segundos no supe cómo continuar. El reciente encuentro con Malina todavía me tenía fuera de juego. Pero tenía que ser sincero con Bam: era el único que podía ayudarme en este momento. Y para entender la situación actual, necesitaba conocer el principio. Así que continué hablando.


“Desde el primer momento que la vi supe que tenía que ser mía. Suena a tópico, lo sé, pero es tan real como los átomos que me forman. Desde ese día no pude pensar en otra cosa. Descuidé las misiones. Dejé enfriar aún más mi relación con Exbauno. Sólo existía para ella, y ella me correspondió. Pero nunca fue una relación mutua, Bam. Tiempo después lo supe. Puede que ella sintiese algo parecido a lo que yo sentía, puede que tal vez esperase que funcionara…pero la cuestión es que no lo hizo. Al mismo tiempo que me daba cuenta de que algo iba mal, la situación con Exbauno llegó a un abrupto final. Nunca sabré del todo qué fue primero, si una cosa causó la otra, o si fue simple casualidad. La verdad es que no quiero saberlo. Pero un día, en medio de una misión, Exbauno estalló. Nunca lo había visto así. Comenzó a echarme en cara cosas imposibles, acusaciones sin sentido. Me dijo que no podía más, que nuestro trabajo no era posible si yo no estaba entregado, que teníamos una misión más importante que nuestras propias vidas, y que yo no era consciente de ello. Cuando quise darme cuenta, estaba echando toda la culpa sobre ella, la llamó arpía manipuladora y dijo que yo era un débil por dejarme engatusar de esa manera. Aquello fue demasiado: me lancé contra él y nos enzarzamos en una brutal pelea. No sé qué me dolió más, si los golpes y magulladuras, sus palabras, o el atisbo de que todo aquello fuera verdad y no producto de delirios o envidias. Los golpes llamaron la atención de las quinasas, que se lanzaron sobre nosotros. Vi cómo Exbauno se zafaba y conseguía apartarse, y alargué, desesperado, un brazo hacia él. Todavía recuerdo su mirada. Se dio media vuelta, y desapareció, dejándome a merced de las fosforilaciones indiscriminadas. Fui capaz de mostrar mis credenciales en el último momento, pero la misión ya había fracasado; cuando las quinasas me llevaron al interior del núcleo, informaron que Exbauno había sido interceptado en su huida y etiquetado para degradación al mostrar resistencia. Ahora entiendo que todo fue una farsa, pero en aquél momento, incluso sentí remordimientos… qué estúpido”.
Golpeé la mesa con mi copa vacía. – ¡Sac, otra ronda! - grité. Bam me miraba consternado. Pobre muchacho, creía que lo sabía todo sobre mí. Probablemente, nunca me había visto tan serio. Se atrevió a hablar.

-    Santo Genoma, no tenía ni idea. Lo único que trascendió de toda esa historia es que su labor estaba siendo muy aclamada, y que se habían convertido en el mejor equipo de recombinantes en el interior celular. Nadie supo nunca qué fue lo  que provocó que dejaran de trabajar juntos…
-    No te tortures muchacho, nadie podía llegar a saber nada de ésto… más aún dado lo secreto de las misiones que se nos encomendaban. La cuestión es que en un abrir y cerrar de ojos perdí a un buen amigo y compañero, a la proteína que amaba y mi trabajo… después de eso sólo pude trabajar por mi cuenta, pequeños encargos aquí y allí. Pensé que nunca volvería a ver a ninguno de ellos y mira por dónde, han reaparecido justo a la vez.
-    Un momento jefe, ¿quiere decir que ella ha reaparecido? ¿Acaso tiene algo que ver con el enfrentamiento con Exbauno... quiero decir, con Jindetrés? – preguntó Bam, visiblemente sobresaltado. Me recosté en el asiento y señalé hacia la puerta de la taberna con un gesto de la cabeza.
-    Pues mira, viejo amigo, ¿porqué no se lo preguntas tú mismo? 

Bam se dio la vuelta como un felino. Y allí estaba ella, de pie en el umbral, tan espectacular como siempre. La tenue luz de la taberna dotaba a sus radicales de unos tonos melancólicos, sugerentes… avanzó sutilmente hacia nosotros, provocando con cada agitación de sus lazos que todos los parroquianos levantasen la vista de sus copas, embobados. Desde luego, sabía hacer una entrada. En realidad sabía hacer muchas cosas demasiado bien…Extendió el brazo y acarició suavemente la mejilla de Bam, que se sonrojó al instante. 

-    Hola, Bam. Me alegro de verte – dijo con su embriagadora voz – Creo que Batablanca te habrá puesto al día…
-    De eso nada, muñeca. Tan sólo he dado algunas pinceladas – le espeté, con mi mejor sonrisa.– Ahora te toca a ti contarnos algo más, referente a dónde se encuentra Jindetrés, qué está planeando realmente, y cómo vamos a detenerlo. 

La siguiente frase que pronunció no sonaba embriagadora. Esta vez el tono era frío, gélido más bien:

-    Sé cómo encontrar a Jindetrés; puedo imaginar lo que está planeando, pero…

Tras una pausa que pareció durar una eternidad, concluyó la frase.

-    Pero no creo que podáis detenerle.

Continuará...

6 comentarios:

  1. Mmmmm...yo sigo sin fiarme de esa Malina, por muy bien puestos que tenga los...aminoácidos.

    Además, yo sí estoy segura de que Batablanca conseguirá detener a Jindetrés, ¡faltaría más!

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  2. Pues va ser que al final este Batablanca es una nenaza...parecía mas duro que una Taq, y resulta que se desnaturaliza solo con mirarlo...
    Si Bogart levantase la cabeza!!!...

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  3. Bueno, parece que hay dos incondicionales seguidores de Batablanca, al menos... gracias chicos! ;)

    Consuela, pronto sabrás cuál es el papel de Malina en el desenlace de esta aventura, ya verás.

    Banchsinger, un respeto hombre! Batablanca no ha dicho su última palabra; creo que Bogart, Cotten, Ford y todos aquellos actores que encarnaron esos personajes en los que se inspira nuestro héroe estarían bien orgullosos.

    Por cierto, cuando todo acabe, me gustaría proponer un juego en el que los lectores citéis todas las referencias y homenajes a clásicos del cine (género negro y en general) que hayáis detectado, ¿qué os parece la idea?

    Sigan atentos a sus pantallas...

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  4. Genial, de verdad... volveré. En mi blogroll YA!

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  5. Bienvenido, Eduardo! Me alegra mucho que hayas encontrado interesante la historieta y el blog en general, me pasaré a menudo por el Café del Artista porque veo que tenemos bastantes intereses en común... ¡un saludo y gracias por tu comentario!

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  6. Por todos los ATPs, la cosa se pone interesante! El origen de todo...
    Seguiremos leyendo, ya queda poco para el aniversario

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Como dijo Ortega y Gasset, "Ciencia es aquello sobre lo cual cabe siempre discusión"...

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