El SUMO y Miss PIASy: buscando el "más dificil todavía"

El post de hoy, dedicado a la reciente doctoración de nuestra compañera MissPiasy, me va a servir para contaros una curiosidad acerca del mundo subcelular. Es algo muy simple, que paradójicamente trata de la complejidad. Oh irónica naturaleza, cuántas sorpresas nos escondes.

En primer lugar, ahí tenéis el dibujo dedicado por mi parte a la recién doctorada. Tal vez os llame la atención la presencia de un luchador de sumo. Tal vez no, dada la absurda naturaleza de las entradas de éste nuestro blog. En cualquier caso, os voy a explicar de dónde narices sale este orondo señor.

Hemos hablado algunas veces de la ubicuitina. Refresquemos la memoria: la ubicuitina es una proteína chiquitita, capaz de formar cadenas consigo misma, que tiene la función de etiquetar otras proteínas para su degradación. Una proteína ubicuitinada, será reconocida por la maquinaria celular correspondiente, que procederá a su eliminación. Este proceso se utiliza tanto para eliminar proteínas defectuosas como para regular la cantidad de proteínas cuya presencia puede  alterar sensiblemente el destino de la célula, como ocurre con los reguladores del ciclo celular. Hemos visto ejemplos de estos procesos en los capítulos nueve y diez de la primera saga de Batablanca, y también en su momento hablamos de este mecanismo cuando el amigo Banchsinger se hizo doctor: conmemoremos ese gran momento trayendo de nuevo la imagen que ilustra el proceso de ubicuitinación desde una perspectiva españolizada y jocosa:

La elaborada analogía consiste en que los tomaticos serían moléculas de ubicuitina engarzadas sobre una proteína (la jamonina, inventada para la ocasión), etiquetándola para degradación (lonchamiento, en este caso).

Bien, os estaréis preguntando de dónde sale el dichoso sumo. ¿Tal vez un sumito de naranja para acompañar el bocata de jamón? No amigos, pero tranquilos la respuesta anda cerca.

Como veis, apenas un rabito distingue al SUMO de la ubicitina. Podéis hacer todos los chistes que queráis con esta frase, os la presto para cualquier seminario donde la podáis colar (imagen sacada de aquí)

Las siglas SUMO vienen a querer decir Small Ubiquitin-like Modifier (pequeño modificador tipo ubicuitina). Lo cual ya nos dice bastante: esta proteína es muy parecida a la ubicuitina, comparte sus características de formación de cadenas y unión a aminoácidos concretos de otras proteínas, y también provoca destinos similares. Ojo, similares, no iguales. Nos encontramos ante un caso de especificidad de señales muy refinado: la ubicuitina y el SUMO pueden competir por etiquetar las mismas proteínas, o incluso aparecer combinados, modulando aún más la información. Porque había algo que me había guardado, y debo contar ahora. La ubicuitinación no es tan sencilla como os la he contado en un primer momento. Si bien cuando se descubrió, se pensó que sí lo era (oh vaya, hemos descubierto la forma en que la célula se deshace de unas proteínas concretas y no de otras; fin de la historia), los últimos estudios han demostrado el nivel de diversidad en las cadenas que es capaz de formar la ubicuitina. Dependiendo de este tipo de cadenas, los destinos de las desdichadas proteínas etiquetadas pueden ir desde a ser degradadas por el proteasoma, a ser eliminadas por vía lisosomal, o sencillamente actuar como etiquetas señalizadoras que modulen otros procesos celulares en los que están implicados otros reguladores. Añadimos ahora la presencia de SUMO y como podemos imaginar la complejidad se ve elevada. El interior celular es un lugar complejo, lleno de matices y en el que nada está dejado al azar. Y cuanto más aprendemos al respecto, más complejidad vamos desvelando. 

¿Pensábais que mi dibujo era rebuscado? Mirad lo que me he encontrado buscando en google alguna imagen chula de la proteína de marras. Qué bemoles que tuvieron los tipos de esta prestigiosa revista para elegir semejante ilustración de portada. 

Igualmente complejo fue el tema de tesis de nuestra compañera: ubicuitinación, sumoilación y fosforilación alternaban en una exposición donde también se habló de ratones transgénicos, de la leptina y la insulina y de la enfermedad de Lafora. Un cóctel explosivo, que sin duda estuvo a punto de explotar en el momento culminante de la defensa y que paso a transcribir a continuación:

MIEMBRO DEL TRIBUNAL: Dice usted, que el fenotipo de estos ratones es problemático... ¿podría especificar un poco más?

Miss PIASy recapacita unos segundos, con cara de profunda concentración, para a continuación responder con firmeza, determinación  y seriedad supinas:

MISS PIASy: Bueno, pues... digamos que los embriones de ratones transgénicos de este tipo apenas llegan a vivir diez días... y eso, pues bueno, es bastante problemático.

(risas y aplausos entre el público asistente, y fin de las preguntas por parte del miembro del tribunal)

Puede que no sucediese exactamente así, pero podéis haceros una idea. Como se puede observar, el momento de defensa de la tesis no sólo sirve para lucirse y para aprender, sino que también puede ser muy divertido. Recordadme otro día que os cuente otra tesis protagonizada por una proteína llamada PII en la que además se nombró a otra llamada PutA. Al lado de esto, lo del SUMO queda como una tontada.