sábado, 20 de agosto de 2011

Lectura de las Sagradas Escrituras

Como cada domingo, las campanas del templo convocaban a los fieles con su repicar. La Plaza y las calles que en ella desembocaban bullían con gente, fluyendo como un torrente hasta entrar por las puertas abiertas en el imponente edificio. Sam se sintió agobiado, una vez más, como cada domingo durante los últimos meses, al ver a todas aquellas familias sonrientes. Le costaba creer que realmente la gente se divirtiera, y estaba casi seguro de que el único gozo que sentían era debido al mero hecho de encontrarse con los conocidos, chismorrear un poco y en definitiva, salir de casa y arreglarse. Hasta hace poco él mismo había sentido ilusión de acudir a la cita, encontrarse con sus amigos y corretear por la plaza antes y después del tostón. Pero ahora era algo mayor; no mucho, pero lo suficiente como para empezar a plantearse si acudir a este tipo de cita con la única ilusión de encontrarte con tus amigos y corretear por la plaza tenía algo que ver, remotamente, con aquello que llamaban “fe”. Del mismo  modo, no pensaba que hubiese mucho de “fe” en escuchar durante casi una hora algo que le parecía, sinceramente, un tostón.

Pensando todas estas cosas, Sam entró en el templo precedido de sus padres. Tras tomar asiento, se entretuvo por enésima vez contemplando la decoración del recinto: las esculturas, pinturas y bajorrelieves describiendo esas escenas fantásticas de las que hablaba el sacerdote. Eso sí le fascinaba: algunas de las esculturas eran impresionantes, y le gustaba mucho escuchar cuando por fin entre el larguísimo sermón se colaba la lectura de algunos pasajes realmente emocionantes. Fue una de esas veces, escuchando atento la historia relatada por el sacerdote, cuando empezó a plantearse lo parecido que era a una historia de las que tanto le gustaba leer en sus libros de fantasía. Con el tiempo, empezó a encontrar similitudes entre los libros de héroes antiguos que devoraba con pasión y las Sagradas Escrituras. Por aquel entonces ni siquiera se le había pasado por la cabeza que las historias sagradas pudiesen ser inventadas, por supuesto; pero era una posibilidad que se había enraizado en su cerebro y siempre, siempre volvía a salir a la luz cuando fijaba su mirada en esas esculturas y murales llenos de hechos fantásticos. Y al poco de empezar a plantearse este tipo de dudas, conoció a Fred.

Fred era mayor que él; apenas un par de años, quizá tres. No lo sabía con certeza. Pero había pasado a enseñanza secundaria, y al parecer había tenido más tiempo de madurar el mismo tipo de dudas que Sam había empezado a plantearse. El padre de Fred era amigo del suyo, y desde que ambos tomaran como costumbre invitar a cenar mutuamente a sus familias de cuando en cuando, los dos jóvenes entablaron amistad. Extrañado por no haberlos encontrado nunca los domingos en la plaza, Sam descubrió que aquella familia no sólo no acudía al templo, sino que ni siquiera creían en las escrituras. Al principio no dio crédito, pues todas las familias de su entorno cercano jamás osarían negar la veracidad de su religión. Pero aunque la mayor parte de su cerebro se resistiese, las dudas de Sam escucharon aquello y parecieron crecer drásticamente en su cabeza, haciendo que al chico le pareciese cada vez más plausible la idea de que todo aquello que se les contaba fuese obra no de un ser superior, sino de seres tan humanos como él mismo. Fred parecía convencido de ello, y le hizo a Sam recapacitar acerca de algunos hechos: la cantidad de otras religiones existentes, todas con puntos en común aunque variando los detalles; la profusión de religiones y líderes mesiánicos en épocas de pobreza y necesidad; el poder que otorgaba  a los dirigentes religiosos sobre el manso rebaño… todo parecía tener sentido. Para Sam, era un mundo nuevo el que se abría: su amigo le habló de un sinfín de posibilidades más allá del templo y de su Libro: le habló de libertad de pensamiento, de poder de decisión y de una ética y una moral basadas en el sentido común y la lógica de la realidad explicada mediante el método científico, no en imposiciones arbitrarias ni en libros escritos hacía miles de años.

Y lo que  más le alucinaba a Sam, de entre todas las contradicciones y puntos flacos de la veracidad de la religión, era el Libro. Toda la vida le habían hecho creer que había sido escrito por personajes históricos directamente en contacto con los hechos que allí se narraban, que pusieron por escrito las hazañas del profeta y de sus compañeros de fatigas. Hablaban de sacrificios, de guerras, de tragedias, de cólera divina… ¿podría todo ello ser fruto de la imaginación de personas normales, de un único hombre tal vez? ¿Sería muy distinto de los libros fantásticos que tanto le gustaban? “Mitología” – le había dicho su amigo, hablando de este tema en concreto – “mitología, así llamamos a los escritos fantásticos de épocas anteriores, pero ¿no eran esas historias para los pueblos antiguos auténtica y pura religión? ¿No narraban las hazañas de lo que ellos consideraban héroes y dioses? ¿Acaso esto es diferente?”. No, no era muy diferente, a decir verdad. Y ciertamente, la dilatada historia de la humanidad había dado oportunidades suficientes para que los hechos se distorsionasen y la realidad pasada se manipulase; después de cada Gran Guerra, los hombres habían rehecho su espíritu echando mano de todo cuanto pudieran. Según Fred, en algún momento de los últimos dos o tres mil años alguien había aprovechado, sabiamente, el momento en que otras religiones habían empezado a decaer para elegir un profeta y una serie de hechos fabulosos que representaban los valores más ejemplares para convertirlos en palabra sagrada, y el tiempo y la ciega devoción de la gente hicieron el resto. La gente había asumido estas escrituras (probablemente resultado de la fusión de escritos independientes posteriormente recopilados, se decía), permitiendo que marcaran sus vidas hasta el punto de dar nombre a sus hijos – sin ir más lejos, su propio nombre honraba a uno de los personajes de sus páginas; razón por la cual, y desde que comenzasen sus dudas, Sam comenzó a preferir que le llamasen por  el diminutivo -. Le producía una sensación incómoda, el pensar que nadie le hubiese siquiera planteado la posibilidad de vivir al margen de lo que se contaba en aquél libro. Al principio le avergonzaban sus dudas; ahora, sin embargo, sentía más bien rabia.

El sonido de la multitud poniéndose en pie la sacó de su ensimismamiento. Se irguió rápidamente, y fijó su vista en la figura anciana que subía al altar, se giraba hacia los fieles y ceremoniosamente abría el libro, aquél libro lleno de aventuras, de héroes, de… ¿fantasía?

- Hoy vamos a comenzar el sermón con la lectura del primer capítulo de las Sagradas Escrituras – entonó el sacerdote, con solemnidad. La gente volvió a tomar asiento, y Sam se repantigó lo más cómodamente que pudo, resignado. Había escuchado y leído aquél principio tantas veces...

El sacerdote se ajustó las lentes, tragó saliva de manera tan sonora como poco agradable, y recitó:

En el principio estaba Eru, el Único, que en Arda es llamado Ilúvatar…”



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13 comentarios:

  1. No se por que... pero ya me imaginaba yo que este post iba a acabar recitando algún pasaje de algún libro que “aun” no se considera sagrado... pero tiempo al tiempo...
    Recuerdo que hace tiempo leí un libro titulado La Llave del Abismo de José Carlos Somoza. Un libro de ficción (o ciencia ficción, a veces no veo la diferencia), bastante entretenido, donde pasar unos cuantos ratos en un mundo futuro muy avanzado muchos milenios después de un apocalipsis nuclear, (destripe parcial a continuación) es un mundo lleno de oscuridad y misticismos terribles... donde la religión que se profesa proviene de unas sagradas escrituras tan antiguas como el mundo... Sí, por alguna razón hubo un libro o parte de el que sobrevivió al holocausto: Los Mitos de Cthulhu... y su dios...el dios de amor-arte... telita con las sagradas escrituras.

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  2. Muy bueno, si señor. Siempre había pensado que la Biblia no era más que uno de los bestsellers fantásticos más longevos de la historia, nunca pasa de moda (por desgracia). Algún día me lo tengo que leer, solo por mera curiosidad lectora, si ha durado tantos años tiene que estar entretenido, y las historietas de castigos divinos a la gente le da mucho morbo.

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  3. Estimadísimo Dr Litos, por un momento me había asustado al leer el título del post, no podía creer que hablase de sagradas escrituras en este, un santo científico-lúdico blog.
    Si le soy sincero, hubo un tiempo en el que, al igual que Sam, estaba muy metido en el tema religioso, y al igual que a el, me fueron surgiendo dudas hasta lo que aún hoy sin terminar, es mi modo de ver la religión y el mundo. Obviamente, todo este proceso me ha llevado a tener una de las mentes más claramente agnósticas, críticas e incrédulas que se pueden reconocer. A que viene esta confesión?? pues viene a que recomiendo leer la biblia, si señores, un ateo y científico personaje recomienda leer la biblia, pero ojo, como libro de historia de ciencia ficción o novela histórico-inventada.
    Al fin y al cabo, es con mucho el más vendido de todos los best seller de la historia. Y es porque está muy bien escrito y es muy curioso. Por desgracia le pasa como a muchos libros importantes y releídos de la historia....que casi nadie lo ha leído en realidad porque al fin y al cabo todo el mundo sabe de que va, y nadie te va a pillar en su contenido. (no me leáis así, 6 de cada 10 supuestos lectores de el Quijote no lo han leído).

    Bueno, cambiado de tema radicalmente, ya estoy por aquí Dr. Litos, puesto al día y esperando nuevas entradas. Me he convertido en un acérrimo seguidor suyo y de los Srs. Pablunchu y banchsinger. Menos mal que me he puesto al día ahora, porque comienzo mi tesis doctoral ahora y no creo que debiera pasar tanto tiempo leyéndote/os jajaja.
    Buenos monstruos, un abrazo enorme. y muy buena entrada

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  4. Banchsinger amigo, tus recomendaciones literarias siempre son de agradecer; ya me imaginaba yo que esta idea no era muy original, tomo nota de ese título porque suena muy muy bien. Pablunchu, por supuesto que debes echarle un tiento, y no es coña. Enlazando con la contestación a Oskar: compañero, no es en absoluto de extrañar dicha recomendación. De hecho, podrás imaginar que el relato es (casi siempre es así con cualquier relato) bastante autobiográfico, y todos los sentimientos de Sam han pasado por mi cabeza a lo largo de los años de acudir a misa y de leer la Biblia en el colegio. Es ciertamente una lectura apasionante a veces (otras veces, soporífera, ojo). Y si a uno le da pereza coger semejante tocho, pues puede leerse trozos aislados, de los más conocidos, y comprobar cómo es un pedazo de obra mitológica que nada tiene que envidiar a la experiencia de leerse los mitos nórdicos o los mismos Tolkinianos por puro placer. Leerse el Génesis o el
    Apocalipsis, la historia de Sodoma y Gomorra, la pasión de Cristo... son fragmentos que forman parte de la cultura contemporánea general. Además si para algo sirven, es para reafirmar el escepticismo y constatar que se trata de literatura, para una mente abierta es casi imposible tomar como referencia histórica o modelo de vida esas historias.

    Como recomendación más lúdica sin salir de la Biblia, para Pablunchu, recomiendo buscar la historia de Abraham y el sacrificio de su hijo, o la del santo Job: son de esas historias que te hacen decir "vaya telita con el dios bondadoso y todopoderoso, cómo se las gasta el colega".

    Para terminar, un análisis fascinante de uno de los capítulos bíblicos realizado también por un científico, el amigo copépodo: no os lo perdáis.

    Bueno amigo, y muchas gracias por tu entusiasmo, espero que sigas leyéndonos aunque ahora con la vuelta al curro el ritmillo de publicación se resienta un poco. Se agradecen los elaborados comentarios!

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  5. Buf, me estaba gustando este blog, pero con esta entrada no acabo de estar de acuerdo. Sin embargo, creo que este no es el lugar para discutir este tipo de cosas. El análisis realizado por el amigo copépodo me parece ya muy bestia.

    No obstante, me seguiré pasando por aquí, porque lo estrictamente científico está muy bien, y me gusta el investigador Batablanca.

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  6. Hola Leticia, un placer que nos sigas. Lo que pasa con los blogs es que es una afición muy personal, así que por mucho que uno intente ceñirse más o menos a un tipo de publicaciones, el tener un lugar donde dar rienda suelta a las meditaciones internas propicia que uno se suelte un poco de vez en cuando. Al fin y al cabo lo que se plantea aquí no se aleja mucho de la tónica habitual en el blog: potenciar el espíritu crítico, reflexionar acerca de lo que nos rodea y todo lo que damos por sentado, y sobretodo dejar volar la imaginación.

    A mi no me parece que lo del copépodo sea muy bestia, más bien todo lo contrario, demuestra lo difícil que es estudiar algo desde una perspectiva totalmente objetiva, y lo fácil que es interpretar un mismo texto de distintas maneras; pero como bien dices aquí no vamos a discutir estos menesteres.

    Lo que sí me gustaría es que siguieses leyéndonos, ¡aunque a veces no escribamos sobre temas estrictamente científicos! Que si algo me gusta, es sorprender y ofrecer variedad de contenidos...

    Un saludo!

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  7. Hola,
    Acabo de descubrir este post (porque como soy nuevo). Lo primero que escribes muy bien!!, y lo segundo que has hecho un relato de ciencia-ficción muy bueno. Pero, cuando uno hace ciencia-ficción hace un pacto con el lector, asumiendo que lo que se cuenta está tan alejado de la realidad que no produce confusiones. A imitación de Dan Brown, es una regla que te saltas a la torera en este relato, puesto que no dejas las cosas claras (por mucho que lo que se pretenda sea sorprender), y eso como científico me parece mal, así que comento lo que veo y porque me he leído la Odisea, la Ilíada, el Silmarillion, la Biblia (a trozos), con lo que me quedan la Eneida y el Corán...
    1) Tolkien era católico lo que se manifiesta especialmente en su obra del Silmarillion, y si estuviera vivo él mismo te podría confirmar que las semejanzas con el Génesis no son "azar" sino imitación.
    2) Estás mezclando géneros de literatura distinta: literatura religiosa y literatura clásica e inglesa, metiéndolas en el mismo saco de ciencia-ficción. Esto es acientífico y puede herir sensibilidades de personas religiosas, puesto que estás poniendo al nivel de historias fantásticas, los Libros Sagrados de alguna religión.
    3) Hablo por la religión cristiana (que es la que conozco): como seguramente no ignorarás, existe el llamado método histórico-crítico para estudiar las Sagradas Escrituras. Con él se puede establecer que hay ciertas semejanzas entre el Antiguo Testamento judeocristiano y ciertas leyendas de la época griegas y babilónicas, mientras que el Nuevo Testamento resulta una ruptura con todo lo escrito antes y durante. Esto marca una distinta interpretación: hay pasajes que son alegorías, y otros que tienen base histórica.
    4) El personaje de Jesucristo ha sido establecido como histórico por testimonios escritos de no cristianos (historiadores judíos y romanos), por lo que solo deja paso a pensar que era un loco que se creía hijo de Dios, o bien decía la verdad. Pero en cualquier caso no es ciencia-ficción (digamos que él no te dejó abierta esa opción).
    5) Supongo (o más bien espero) que no consideres que las personas que tienen fe la tienen por qué no se plantean las dudas de Sam (en tu relato). Como puedes investigar hay toda una filosofía lógica detrás de la fe cristiana (hablo de ella porque es la que conozco): no se cree porque sí, se cree "razonadamente".
    6) Como no lo has dejado claro, parece que estás insultando a la gente creyente (lo que no hubiera pasado si explicas las "pautas de lectura" del relato, indicando que son opiniones, o matizando ciertos aspectos de los que te he señalado). Advertir que consultando la estadística podrás ver lo "tonta" que es, ha sido y será la humanidad en cuanto a religión. O bien, puedes admitir científicamente que lo que tú no ves claro, otras personas sí lo ven. No pasa nada, es como al que se le dan mal las mates y decide estudiar Humanidades, o viceversa... Pero todos le tacharíamos de retrógrado si pretendiera imponer como regla general su dificultad con las mates...
    Saludos

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  8. Vaya, menudo comentario de texto! Muchas gracias por el interés mostrado, aunque sea para darme caña ;D
    En primer lugar, he de decir que discrepo completamente en que la ciencia-ficción deba estar alejada de la realidad; precisamente cuanto más cercana a ésta, más plausible el relato y más válidas las cuestiones que puede plantear. Hay muchos tipos de ciencia ficción, y se pueden plantear relatos en realidades alternativas, cambiando hechos históricos aunque sea sutilmente y jugando con las consecuencias. Pero de todos modos, no es el caso de este relato o al menos no era mi intención al escribirlo. Precisamente lo que yo he imaginado aquí (tal vez no conseguí transmitirlo, me queda mucho camino para saber escribir de verdad) es un futuro TAN alejado del actual, tan desconectado con su pasado, como para ser capaz de convertir en religión escritos y tradiciones que para nosotros actualmente son literatura o aficiones. Imaginé que habiendo como hay gente que idolatra sus películas y obras favoritas hasta el punto de desarrollar rituales de lo más pintoresco (hay gente que hasta habla Klingon!), qué pasaría si en un futuro desarraigado con la historia se comenzase a confundir mitología y religión. Precisamente el saber que Tolkien era católico y que gran parte de su mitología está inspirada en los panteones nórdicos, le da fuerza a la idea de que sus propios escritos pudiesen confundirse con registros de la realidad. (continúa...)

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    Respuestas
    1. Es obvio que no busco insultar a nadie, jamás lo he buscado ni jamás lo haré. No creo que utilizar las sagradas escrituras de ninguna religión como núcleo de una historia sobre el escepticismo y las creencias, el valor de las tradiciones o cuestionarse cómo será la Humanidad en el futuro, deba considerarse ofensivo. Precisamente de eso va el relato: hay que analizar y cuestionar las cosas, y como bien apuntas hay disciplinas que así lo hacen. Por eso en el futuro que describo se haría imprescindible ese análisis riguroso para que alguien demostrase que esas escrituras no tienen nada de sagrado. Lo malo es que en todo esto hay mucha subjetividad, cuando alguien quiere ver señales divinas, las encontrará allí donde quiera, por eso la ciencia tiene poco que decir en todo esto y generalmente no me gusta mezclar las dos cosas.
      No he establecido en el relato ninguna tesis acerca de la validez o fantasía de la Biblia, aunque sí he jugado con cierta ambigüedad que así lo sugiere, como bien veo que has interpretado. Pero esto sólo persigue lanzar de nuevo la flecha de la curiosidad y la crítica, ¿que hay estudios que demuestran la existencia de Jesús, de todo lo que se cita en la Biblia? Perfecto, pues el que se considere cristiano debe conocerlo y estudiarlo, no creer "porque sí" o porque el de al lado le dice "esto es así". Este es el tipo de actitud que sí critico manifiestamente. Y lamentablemente, lo que dices en el punto (5) es verdad a medias. Precisamente porque hay mucha, muchísima gente que "tiene fe" y no sólo no se plantea dudas, sino que por su manera de interpretar ciegamente ciertas creencias, perjudican mucho la imagen del resto del colectivo. Conozco algunas personas que "creen razonadamente", pero muchísimas más que creen "porque sí".

      Por eso no me suele gustar discutir de religión (simplemente yo no creo y no me meto con los demás), hasta que ciertas actitudes y comportamientos me llegan a perjudicar directamente a mí o mi entorno social, que es lo que sucedió en el momento en que escribí este relato; pero no entraré en detalles porque no hay ninguna necesidad.
      Y finalmente, tu último punto me desconcierta. Por un lado, jamás he creído que hubiera que dar unas "pautas de lectura" para un relato, o al menos para una simple historieta como esta. Le sacas más punta de la que hay. Y si estás insinuando que he pretendido pontificar (mira tú por dónde, nada más lejos) o imponer mi visión, pues me parece totalmente una interpretación errónea. Que haya muchísima gente religiosa no hace la religión una forma de vida más válida (ni menos). Si alguien se ofende o se siente insultado por este escrito, pues que se lo mire un poco; es un ejemplo perfecto de esa actitud nada crítica que denuncio en el texto.
      Ah, y por cierto, los mitos griegos que tan fascinantes nos parecen hoy y llamamos mitología (los héroes de la Odisea, la Ilíada y la Eneida) aunque para nosotros sean un cuentecito, están basados también en hechos y personajes reales; pero también están mezclados con deidades y seres que evidentemente consideramos imaginarios. Pero en esa época esas deidades eran tratadas de manera religiosa. Como se puede observar, realidad, religión y mito se alternan en el tiempo con una misma base, van mutando según evolucionan los pueblos y las culturas, y esto es algo que saben todos los estudiosos del mundo. Es lo que se refleja en mi relato y en ese sentido creo que es bien válido meter en el mismo saco dichas obras y las escrituras de la Biblia, desde un punto de vista histórico y filosófico.
      Bueno, gracias de nuevo por el comentario elaborado y espero que estas discrepancias no te espanten, para una vez que tenemos un par de lectores con puntos de vista diferentes, no quisiera perderos por nada del mundo!

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    2. Claro que no!!
      Me ha gustado mucho tu explicación y comentario. Y no suelo dejar de seguir a la gente "solo porque discrepe", ¡menudo aburrimiento de vida! ;)
      El cuento me parece que está muy bien escrito. Entiendo que pudieras estar en una situación X cuando lo escribiste, pero, en general, estoy "harta" de que la gente dé por hecho que para ser buen científico sea preciso renunciar a la fe, así que espero que comprendas mi visión Y al redactar el comentario. ;)
      No quería decir que para escribir ciencia-ficción haya que elegir un tema alejado de la realidad, pero sí pienso que en lo posible se han de evitar ambigüedades... Tampoco soy quién para dar consejos literarios, pero a mí me hubier abastado un Mercurio, 3015 o Saturno 15008 después de Ilúvatar, jajaja.
      Bueno, para terminar me parece que hay que establecer una división-diferencia entre mito y religión. Quiero decir que la mitología griega es apasionante y todo lo que quieras, pero cuando los griegos se pusieron a pensar en serio (hablo de Platón y Aristóteles, pero también de Tales y pre-socráticos y pre-científicos) hablaron de un Ser o de un Absoluto, sin identificarlo para nada con Zeus (cuando obviamente hubiera sido lo más sencillo, ¿no?)
      Un saludo

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    3. Por cierto, he seguido pensando... A lo que me refería con "pautas de lectura" es que, por ejemplo, nadie se pondría a buscar a Batablanca con el microscopio..., me explico? En cambio, y por seguir con Dan Brown a quien ya cité, el CERN tuvo que emitir una publicación porque a raíz de "El código Da Vinci" la gente pensaba que había allí un plan secreto conspiratorio contra El Vaticano... Se puede escribir de cosas cercanas a la realidad, pero hay que tener cuidado... Supongo, que gracias a su novela, hay gente que sigue pensando en "monjes albinos del Opus" cuando monje y Opus son dos palabras mutuamente excluyentes. Y, aunque no les haya venido mal como "publicidad" sé que en una de las casas del Opus Dei en Nueva York han tenido que habilitar una sala con proyección de un documental por la cantidad de gente que aparece por allí guiados "por el rascacielos del Opus" que aparece en el susodicho libro... En fin, mi conclusión es que con la ciencia-ficción hay que tener cuidado...

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    4. Vuelvo a discrepar completamente. Esas anécdotas que cuentas no son culpa de Dan Brown (por muy mal escritor que sea), sino de la ignorancia de la gente que las lee. Como mucho, te diría que la coletilla esa de "parcialmente basado en hechos reales", o lo que pone al final de las películas (esta e suna obra de ficción, cualquier parecido con la realidad tal y cual) podría ser más necesaria en algunos casos en los que se menciona personajes reales ocn nombres y apellidos, o temas especialmente espinosos.

      Y repito, esto de ciencia ficción tiene poco, al igual que las mentadas novelas de Dan Brown. ¿Dónde está la ciencia ahí?

      Mi conclusión es que las obras de estos géneros pueden ser todo lo arriesgadas que quieran, si no no plantearían ni ideas revolucionarias ni agitarían conciencias. Es lamentable que den lugar a malas interpretaciones o a credulidades absurdas, pero es la lacra de pertenecer a una especie bastante estúpida en términos generales.

      Por cierto, que hay mucha gente de nacionalidad española que recorre La Mancha preguntando por los sitios donde pasó Don Quijote, convencidos de que fue un personaje hsitórico... no te digo más!

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    5. Ok. Pues aclaradas todas las cuestiones, tendré que reconocer lisa y llanamente que lo que me ha molestado de este cuento es que pareces referirte en concreto a la religión católica (que es la mía), porque los ritos musulmanes o judíos son de otra índole, así que me ha parecido un ataque directo, aunque intentes suavizarlo con eso de hacernos pensar... En mi caso, ya pienso mucho sin necesidad de esto, pero claro, respeto la libertad de expresión, claro que sí. ;)

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Como dijo Ortega y Gasset, "Ciencia es aquello sobre lo cual cabe siempre discusión"...

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